Informe PISA

"No sabemos qué hacen nuestros maestros cuando entran en el aula y cierran la puerta"

El ARA convoca a cuatro expertos a un instituto público para debatir cómo abordar los malos resultados del informe PISA

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BarcelonaMalestar docente, aprendizaje, políticas de largo recorrido, segregación, financiación... Son palabras escritas en una pizarra de un aula del Institut Miquel Tarradell de Barcelona. Son las diez de la mañana y cuatro personas que conocen con profundidad la realidad de las aulas catalanas se han sentado en las sillas que, hasta el día anterior, ocupaban adolescentes. El motivo del encuentro es poder tener una conversación serena sobre una noticia que ha alarmado a la sociedad catalana: el descenso de nivel de los alumnos de secundaria en los últimos informes PISA.

Los protagonistas de esta conversación organizada por el diario ARA son el maestro, filósofo y pedagogo Gregorio Luri; la exconsejera de Enseñanza y secretaria general de la Fundación Escuela Cristiana de Cataluña (FECC), Meritxell Ruiz; el presidente de CATESCO y director del Institute of Science and Technology Barcelona, ​​Eduard Vallory; y el docente de secundaria y técnico del CRP de Sant Martí, Rubén Pineda, que forma parte de la plataforma Clam Educatiu.

"Debemos dejar de relacionar vulnerabilidad e inmigración con malos resultados. Hay centros con casi la totalidad del alumnado vulnerable que tienen buenos resultados", afirma Ruiz ante el primer aspecto que se trata en el debate moderado por la subdirectora del ARA, Carla Turró: el aumento de la complejidad y la vulnerabilidad en las aulas catalanas. Una realidad que Luri insiste en no convertir en excusa. "La pobreza sin lugar a dudas condiciona mucho, pero no determina. Nos debe preocupar el nivel educativo que alcanzan los alumnos más pobres y buscar la equidad sin que esto suponga que se iguale a todos los niños a la baja", detalla.

Para tratar de evitar lo que Luri teme, Vallory hace una advertencia clara: "Uno de cada cuatro niños en Cataluña está en situación de pobreza y no hemos preparado a los docentes para introducir el elemento de la escuela inclusiva". Quien conoce ampliamente esta problemática es Pineda, que ha trabajado como docente de secundaria desde hace años en varios institutos y lamenta que muchas veces se ha encontrado adolescentes vulnerables que, pese a tener muchas capacidades, no acaban de salir adelante. "Les cuesta creerse su valía o no tienen el apoyo necesario. Teniendo un entorno diferente seguirían estudiando, pero hoy no hemos conseguido que lo hagan", reconoce, dejando claro que es un problema que debe interpelar a todo el mundo como a sociedad y no únicamente los docentes.

¿Es sólo cuestión de poner dinero?

Una idea que se repite a la hora de abordar las carencias del sistema es la falta de manos y recursos. "Es evidente que hace falta más inversión, pero no puede quedar aquí, debemos vigilar no correr el riesgo de invertir mal el dinero", avisa Pineda, que critica que Cataluña es una de las comunidades que invierte menos porcentaje del PIB en educación. Es en ese "donde poner el dinero" donde la diversidad de opciones se ensancha. Luri pone como ejemplo a seguir lo que ha hecho Castilla y León (la comunidad con mejores resultados en los últimos informes PISA): han detectado que un punto de inflexión importante está en 3º y 4º de primaria y han invertido porque en estos cursos se ofrezcan actividades de refuerzo voluntarias. "El número de horas de clase de nuestro sistema carece de efectividad", advierte el filósofo.

Aún en cuanto a la forma de priorizar la inversión, los cuatro expertos coinciden en una idea que verbaliza a Ruiz: "A los centros de alta complejidad no puede ir el último docente de la lista". La exconsejera pone como ejemplo lo que ocurre en los centros "de iniciativa social" (concertados), donde cada escuela tiene autonomía para escoger a sus docentes e insiste en que al sistema público también debería aplicarse para conseguir que, donde más cuesta, "vayan los mejores y que, si es necesario, se les pague más". Una priorización que, pese a ser compartida, genera una de las primeras discordancias de la conversación hablando del decreto de plantillas que permite que los centros públicos hagan entrevistas para elegir a algunos de sus docentes. Para Luri es evidente que el decreto ya es útil, pero en cambio Vallory insiste en que el porcentaje de profesores que puede escoger una escuela es todavía muy bajo y eso hace difícil crear equipos y proyectos educativos estables.

Un sistema funcionarial

"Hay profesores que no deberían estar en un aula. He visto auténticas barbaridades... y todos los docentes habrán visto", asegura el profesor de secundaria Rubèn Pineda. Una afirmación contundente que abre un melón difícil de tratar en el mundo docente y que Luri define con una sola frase: "En realidad, no sabemos qué hacen nuestros maestros cuando entran en el aula y cierran la puerta tras ella". Las carencias en cuanto a la selección y evaluación de docentes que existe en un sistema educativo basado en el funcionariado es un problema que genera consenso entre los cuatro expertos. Para abordarlo, Luri y Ruiz proponen aplicar las auditorías pedagógicas que se utilizan en muchos centros concertados de forma interna para saber dónde mejorar. De hecho, la exconsejera insiste en que esta práctica "también la permite el sistema público", pero no se utiliza. "No tiene ningún sentido que los maestros nos pasemos el día evaluando y nadie nos evalúe a nosotros", critica.

Pese a ser un tema espinoso entre los docentes, Pineda, que hasta septiembre ha trabajado de profesor de secundaria, es muy contundente: "Se evalúa muy poco y cuando se hace no hay consecuencias". Y detalla: "No es cuestión de sanciones, sino de medidas". El docente insiste en que hacer más evaluaciones sería muy positivo y que es un aspecto que hay que replantear, a pesar de ser complicado porque existe una "creencia cultural de pensar que nadie debe entrar en el aula" para observar cómo da clase un profesor . Y continúa: "Tiene que haber incentivos para los bonos docentes y algún tipo de ayuda para quienes no llegan a los estándares que requerimos como sistema educativo".

Más allá de la evaluación en activo, los malos resultados educativos también generan dudas respecto a la efectividad de la formación inicial que se da a los futuros docentes. "Tenemos un problema porque con las herramientas de hace veinte años no podemos dar respuesta a las necesidades actuales de los alumnos y ya estamos viendo que no lo logramos", avisa Ruiz. Luri explica que la falta de herramientas impacta directamente en la equidad, porque "la capacidad de detectar dificultades de aprendizaje es una condición sine qua non" para lograr ese objetivo. Una situación general que Vallory resume así: "Nuestro sistema no está haciendo ni la formación ni la selección ni el desarrollo profesional necesarios para que los maestros puedan atender las necesidades actuales de los alumnos".

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Resultados PISA: debate sobre los retos de la educación

¿Competencias contra conocimiento?

Según Pineda, uno de los resultados de este "mal sistema" de selección y evaluación de los docentes es que "todavía estamos lejos de conseguir transmitir aprendizajes competenciales". Una afirmación que plantea las dudas en cuanto a la llegada de las nuevas metodologías a las aulas. El profesor de secundaria asegura que "los resultados PISA han sido tan bajos" porque precisamente evalúan aspectos competenciales, unas capacidades que no se están transmitiendo a los alumnos "por una mala aplicación del currículo". Es en este punto donde la visión de Luri y Vallory se distancia más: así como el primero es partidario de potenciar con mayor claridad el aprendizaje memorístico, el segundo apuesta por el aprendizaje más competencial.

"Tenemos un problema y es que se está generando mucha confusión sobre qué significa trabajar por competencias", advierte Vallory, quien insiste en explicar que este tipo de aprendizaje es "la manera de articular los conocimientos que adquieres en vivencias de forma que puedas ponerlos en práctica en situaciones reales". Aunque los cuatro expertos coinciden en que reducir el debate a una lucha entre conocimiento y competencia sería absurdo, Luri insiste en que "sólo sabemos lo que podemos memorizar". "La memoria es el residuo que deja una experiencia y las competencias pueden ser un objetivo, pero también debe haber un gozo de la teoría y del hecho de conocer por conocer”, plantea. Vallory no tarda en responderle preguntando: "¿Cuántos adultos que hemos estudiado con el modelo memorístico nos hemos emocionado con la comprobación de las zonas gravitacionales que predijo Einstein? ¿Cuántos adultos que hemos leído poesía en la escuela compramos libros de poemas?" Y añade: "El conocimiento es magnífico, pero no entra en la cabeza de una persona simplemente para que alguien se lo diga".

PISA impide medidas a largo plazo?

Una de las críticas que más se han repetido contra el departamento de Educació es no haber tomado ninguna "gran medida" tras los malos resultados del informe PISA. Una decisión que, según Vallory y Luri, no tiene por qué ser del todo mala. "Cuando se hace una prueba así cada tres años provoca que sólo se apliquen políticas a corto plazo, que acaben siendo desastrosas", apunta el presidente de CATESCO. En el mismo sentido, el filósofo asegura que uno de los problemas que tenemos es que "cada vez que llega un nuevo conseller tiene una voluntad de fundador, pero nadie de continuador", y todo ello sólo genera inestabilidad e incapacidad para consolidar proyectos. Ante esto, Ruiz, que ha sido exconsejera, es directa: "Pido confianza y apoyo en los docentes. La solución sólo puede pasar por ellos".

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