El explorador gerundense que encontró el mayor coral del mundo: "Creíamos que era un barco hundido"
Enric Sala dirige un proyecto de National Geographic para encontrar reservas marinas de los océanos y concienciar a los gobiernos a protegerlas


GeronaEl biólogo gerundense Enric Sala es el explorador residente de la prestigiosa organización norteamericana National Geographic Society. Con sus expediciones ha viajado por los mares y océanos de todo el mundo y, bajo el agua, en lugares remotos, a cientos de kilómetros de la civilización ya miles de metros de profundidad, ha visto postales marinas difíciles de imaginar y describir. del océano Pacífico, una de sus expediciones descubrió, de forma totalmente fortuita, el coral más grande del mundo. Mide 34 metros de anchura, 32 de alargada y 5,5 de altura. que dos pistas de baloncesto juntas o que una ballena azul, el animal más grande del mundo.
Se trata de un ejemplar del coral duro. Pavona clavo, que seguramente ha crecido de forma interrumpida durante más de 300 años, sin que los propios habitantes de la isla llegaran a descubrirlo. "Nuestro camarógrafo Manu San Félix estaba buscando lugares para hacer inmersión, vio una mancha, creía que podría ser un barco hundido y, cuando vio que se trataba de un coral y tuvimos sus medidas, corroboramos que era el mayor documentado hasta ahora", explica al ARA Enric Sala.
Como explorador residente de National Geographic, dentro de esta sociedad de divulgación científica Sala fundó en 2008 la iniciativa Pristine Seas, que organiza expediciones por todo el mundo con el objetivo de identificar las reservas marinas a proteger y secueles planes de conservación de los gobiernos. "Desde que empezamos hemos ayudado a crear 29 reservas marinas, que representan un área total de casi siete millones de kilómetros cuadrados", explica el explorador.
Para concienciar e implicar a los órganos gubernamentales, Sala y su equipo elaboran documentales sobre el terreno que muestran la belleza del área descubierta, además de estudios científicos y económicos que apoyan la necesidad de proteger estos espacios. Aparte de los documentales propios de National Geographic, Enric Sala también participó, en 2016, en el documental Antes del diluvio, protagonizado por Leonardo DiCaprio, que pretende concienciar sobre los peligros del cambio climático.
"Es como viajar mil años atrás"
Los documentales del equipo de Pristine Seas son realmente impresionantes, pero, por mucho que las imágenes impacten, resulta imposible que lleguen a captar por completo la experiencia de ver en vivo todos estos paisajes submarinos, en los puntos más apartados del planeta, a muchas horas de navegación, donde nunca nadie nadie.
"Tenemos la suerte de llegar a lugares deshabitados, donde no se pesca, no hay humanos y la naturaleza está en su máximo esplendor. Es como viajar mil años atrás en una máquina del tiempo", corrobora Sala. Y continúa: "La sensación es difícil de explicar, es casi espiritual, porque te das cuenta de que eres parte de algo mucho mayor que tú; que, en el mundo de las redes sociales, vivimos en una sociedad de narcisismo y ignorancia frente a todo lo que nos rodea".
El espíritu intrépido de Sala y todo su equipo les ha bajado a miles de metros de profundidad y nadar entre cientos de tiburones, pero nunca han tenido ningún susto ni situación de riesgo. "Hemos hecho más de 12.000 inmersiones y nunca hemos tenido problema, los tiburones tienen mala reputación, pero lo máximo que nos ha pasado son pinchazos con erizos o picaduras de medusa", concluye.
Sólo el 0,01% del mar de Cataluña está protegido
Las travesías marinas de Enric Sala están lejos del Mediterráneo, porque, en este mar europeo, sobreexplotado por el turismo y la pesca, prácticamente no quedan parajes vírgenes por descubrir: "En la Costa Brava, por ejemplo, sólo están protegidas las islas Medes y una zona pequeña del cabo de Creus, esto representa el 0,01% del mar catalán, es la superficie del barrio de Poblenou de Barcelona", lamenta Sala.
Para el explorador, la prohibición de la pesca y las actividades contaminantes en áreas marinas concretas genera muchos beneficios ecológicos y también económicos: "El mar de nuestro país se ha dejado en manos de la industria de la pesca extractiva, hay un mito que dice que no podemos proteger el mar porque debemos pescar más, pero es falso, no hay futuro de la pesca sin áreas protegidas que ayuden a repoblar", argumenta. Y concluye: "Que los pescadores estén en estado crítico no es por las restricciones, sino por la sobrepesca".