El pulpo, aliado inesperado contra el cangrejo azul

Este cefalópodo es capaz de comer crustáceos en grandes cantidades y frenar su expansión

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BarcelonaAñadir el cangrejo azul a los arroces, caldos de pescado y otras recetas culinarias ha servido para hacer frente a una plaga que amenaza a los ecosistemas en el Delta de l'Ebre. La lucha contra el crustáceo que hace años que llevan a cabo los pescadores podría ganar un nuevo aliado que también encuentra en este crustáceo una delicatessen: el pulpo. Las pruebas que han hecho investigadores del Institut de Recerca i Tecnologia Agroaliamentàries (IRTA) han constatado que los pulpos son depredadores naturales del cangrejo azul, que son capaces de ingerir en grandes cantidades si hace falta: "Un solo pulpo se puede llegar a comer hasta un 33% de su peso en carne de cangrejo en un solo día", explica la coordinadora del proyecto, Patrícia Prado.

Que al pulpo le gusta incluir el cangrejo azul (Callinectes sapidus) en su dieta es una cosa que ya se había observado en la costa atlántica americana, la zona originaria del crustáceo que se ha expandido por el Ebro hace unos años. Los vídeos que ha grabado el IRTA, de momento en un vivero, muestran que el pulpo tiene bastante habilidad para parar las pinzas del cangrejo, cosa que prueba que es "una de sus presas preferidas", según Prado, que añade que un pulpo que pese al menos un kilo puede zamparse cangrejos de todas las medidas (grandes y pequeños) que se encuentran en el medio.

A la vista de su potencial para ayudar a combatir la expansión del cangrejo azul, los investigadores del IRTA se plantean otros experimentos y análisis que permitan constatar el grado de voracidad que pueden tener en el medio natural los pulpos en una zona altamente poblada de cangrejos azules. "La observación se hace difícil en el medio, pero tenemos maneras de analizar si un pulpo se ha estado alimentando o no de cangrejo", explica la investigadora al ARA.

Desde la aparición del cangrejo azul en el Delta de l'Ebre el 2017, la especie ha sido una auténtica pesadilla para la biodiversidad de la zona. La colonización ha sido muy rápida, puesto que la tasa de reproducción de esta especie es muy alta: "En cada puesta llega a poner entre 700.000 y 2 millones de huevos", subraya Prado. El descubrimiento de su valor culinario fue un freno inesperado (pero bienvenido) que ha hecho que en determinadas zonas la proliferación de cangrejos parezca ir claramente a la baja: en mayo de este año, los 2.650 kilos de cangrejo pescados son muy inferiores a los 13.800 kilos de solo hace un año.

Un ejemplar de cangrejo azul en el Delta de l'Ebre

Ahora bien, la investigadora pide prudencia y esperar a ver los datos de finales de este año (ahora empieza la época de crecimiento para la especie) para poder hablar con más seguridad de retroceso. "Lo que tenemos claro es que en algunas zonas de bahías y río arriba el cangrejo ha consumido muchos recursos y ahora no se está alimentando tan bien, pero esto no pasa a mar abierto, donde encuentra mucho alimento", apunta Prado. Algunos estudios ya han demostrado que la presencia masiva de cangrejo azul pasa factura a los ecosistemas, puesto que se alimenta de moluscos, crustáceos, pescados y algas autóctonas. Especies como el pejerrey, el fartet o el cangrejo verde del Mediterráneo han sufrido bajadas importantes, según constatan varios estudios.

Además de las pruebas del IRTA, también la Universitat Politècnica de València y el Oceanogràfic de València están haciendo sus propios experimentos para encontrar otros depredadores naturales que se sumen a la cacería del cangrejo azul como podrían ser, entre otros, la anguila y la tortuga boba.

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