Salud

Ensayan en ratones una vacuna contra el virus que se asocia a la esclerosis y el cáncer de garganta

Investigadores australianos proponen una primera fórmula prometedora contra el Epstein-Barr

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Una vacuna, en una imagen de archivo.

BarcelonaTodavía no existe una vacuna efectiva contra el Epstein-Barr, un patógeno de la familia del herpes, aunque se sabe que el 95% de la población mundial se infectará al menos una vez en la vida y que el virus no se borrará nunca del organismo. La posibilidad de conseguir una fórmula que proteja de estos contagios es una prioridad, dado que no sólo causa la mononucleosis, conocida como la enfermedad del beso porque se transmite por la saliva, sino que cada vez hay más evidencia que haber contraído el virus se asocia a un mayor riesgo de sufrir enfermedades graves como la esclerosis múltiple o cánceres de garganta, nariz o linfoma de Hodgkin. Investigadores del Berghofer Medical Research Institute, en Australia, han diseñado y ensayado en ratones una vacuna candidata que, por primera vez, se mostraría prometedora. De momento, en ratones.

Según han publicado este martes los investigadores en un artículo en la revista Nature Communications, esta vacuna sería la primera que activaría más de un mecanismo inmunitario para defenderse del virus. Hasta ahora, todas las fórmulas experimentales que se han probado sólo producían anticuerpos, pero la vacuna que proponen el inmunólogo Rajiv Khanna y sus colegas se dirige a los ganglios linfáticos y produce también células T, un tipo de glóbulos blancos clave en el sistema inmunitario porque ayudan a combatir infecciones. El artículo subraya que en una treintena de roedores modificados genéticamente para imitar algunas características humanas las defensas estimuladas son potentes y específicas para el virus de Epstein-Barr y los animales las mantenían pasados siete meses de la vacunación.

Sobre el papel, esta vacuna serviría para prevenir la infección primaria y para inducir inmunidad para controlar la propagación de tumores que se asocian entre los que ya están contagiados, los cuales pueden proliferar décadas después. Sin embargo, los propios investigadores admiten que es necesario profundizar más y estudiar más intensamente para determinar qué rendimiento puede tener y si es posible transferirla a los humanos. Entre otras cuestiones, deben comprobar si la inmunidad inducida se mantiene estable a largo plazo.

Aún no está claro el papel que tiene la infección por el virus de Epstein-Barr en el desarrollo de la esclerosis múltiple –una patología neurológica que afecta a 50.000 personas en España–, el linfoma de Hodgkin y algunos cánceres de garganta y nariz, pero sí se considera un factor de riesgo. En enero del año pasado, un estudio publicado en la revista Science de la Escuela de Salud Pública de Harvard examinó datos de 10 millones de personas en servicio activo de las fuerzas armadas de EE.UU. durante veinte años para evaluar si las infecciones por Epstein-Barr precedieron a la esclerosis múltiple. De todos los investigados, 801 la desarrollaron, y aunque ésta no es la única causa de la enfermedad, los investigadores sí constataron que la infección por Epstein-Barr aumenta 30 veces el riesgo de padecerla.

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