Salud

El examen de empatía para futuros médicos finalmente no será un requisito para entrar en la carrera

El Govern para la PAP y hará una prueba voluntaria y anónima a los alumnos de primer curso en septiembre

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Una estudiante haciendo la selectividad, este 2021

BarcelonaLas facultades de Medicina no usarán los exámenes de competencias personales y emocionales como cribajes para entrar en la carrera. A pesar de que en un primer momento los departamentos de Universidades y Salud plantearon una especie de prueba de aptitud personal (PAP) específica para estudiantes de segundo de bachillerato que eligieran medicina como primera opción (similar a la que tienen que pasar los futuros maestros) para identificar y discriminar de forma temprana a aquellos alumnos que no tienen habilidades como la empatía o el trabajo en equipo, finalmente la idea no ha acabado de cuajar en el seno de la administración. Según ha podido saber el ARA, el examen para futuros médicos se hará este septiembre, como estaba previsto, pero como prueba piloto: será anónima, voluntaria y no se hará antes de la selectividad. Por lo tanto, el resultado no vetará (ni condicionará) la matrícula de ningún alumno en la carrera ni quedará registrado en el expediente académico.

La medida nunca se había planteado como una prueba para sustituir o invalidar el resultado de las pruebas de acceso a la universidad (PAU), pero sí como un complemento que ayudará a hacer una mejor selección de los aspirantes a médicos. El hecho de que haya quedado diluida a una prueba voluntaria y anónima rebaja las expectativas que había puestas en esta medida. Cada año unos 4.000 jóvenes aspiran a ocupar una de las pocas plazas de medicina que se ofrecen, alrededor de 1.200. Solo una cuarta parte consigue entrar en el grado y la selección se hace por nota, de forma que acostumbran a entrar estudiantes con un expediente académico muy bueno, a menudo brillante. El sector sanitario hace años que asegura que estos alumnos no siempre tienen el perfil más adecuado para ser médicos y que habría que incluir evaluaciones adicionales para saber si tienen aptitudes de cara al paciente (buena comunicación, empatía y responsabilidad en la toma de decisiones difíciles), los compañeros (liderazgo y trabajo en equipo) y la profesión (rendición de cuentas, compromiso y responsabilidad social). Todo ello, dicen, permitiría desplegar un modelo asistencial más cercano y humanizado.

Como la selectividad no se puede modificar porque es competencia estatal y, por lo tanto, no se puede incluir una prueba de aptitud para que haga media con el expediente académico y el resultado de las PAU, a diferencia de otros países europeos que sí que las combinan, inicialmente la administración y las universidades acordaron hacer un examen previo con el que se pudiera hacer el triaje de los alumnos antes de entrar en la facultad. Pero con el cambio de color de la conselleria (que pasó de las manos de ERC a las de Junts), el Govern decidió "de golpe" aplazar las PAP binarias, es decir, las que tenían que decir si alguien era o no apto para estudiar medicina. En cambio, el ejecutivo las transforma ahora en una prueba con una finalidad de diagnosis de las habilidades no científicas de los estudiantes, según fuentes conocedoras de las negociaciones.

Cambios en el plan de estudios

Una de las principales dificultades de esta medida es el grado de discriminación de las pruebas. Algunos de los actores que han participado en la definición de la PAP creen que solo excluiría a los casos más extremos y que la mayoría de estudiantes puntuarían en mitad de la escala, lo cual la haría poco útil. Otros piensan que los alumnos habitualmente tienen poco más de 18 años y los resultados no pueden ser definitivos, sino que solo pueden proporcionar una información adicional sobre cómo reaccionan ante situaciones reales.

Y seguramente la más problemática es que a diferencia de las pruebas de magisterio, que valoran si los jóvenes tienen conocimientos técnicos e intelectuales como ortografía o matemáticas, con unas PAP de medicina no hay una nota óptima y objectivable y se asume el riesgo de que se pueda echar atrás la formación de alguien que, con un plan de estudios que potencie las habilidades sociales, pueda ser un buen médico. "Valoramos positivamente que la PAP se haga una vez el estudiante ha accedido al grado y no como requisito previo, puesto que permite a las universidades realizar una acción tutorial adaptada a las necesidades de los estudiantes", defienden fuentes del departamento de Universidades e Investigación.

Los decanos de las universidades catalanas están alineados con la necesidad de garantizar que el médico del futuro acabe la carrera con las habilidades y competencias personales que requiere el sistema sanitario. “Ahora mismo el formato de acceso al grado solo considera las capacidades intelectuales, los conocimientos en una serie de materias y el expediente del bachillerato. Es muy teórico y solo garantiza que la persona saca buenas notas, pero entre eso y saber ejercer una profesión sanitaria hay un abismo”, aseguran fuentes conocedoras del proceso de negociación. La prueba que se pasará en septiembre ya está diseñada y se refleja en las de otros países, pero no servirá para discriminar quién entra y quién no a corto plazo, sino que será experimental y solo orientará sobre las aptitudes de los alumnos que ya han accedido a la universidad y que voluntariamente quieran participar.

Según el departamento de Universidades, el examen se hará de manera coordinada en todas las universidades y se ofrecerá de forma totalmente voluntaria. Ningún alumno estará obligado a hacerlo, pero la información que genere permitirá a las facultades hacer un diagnóstico de cuál es "la materia prima" de los estudiantes de medicina y, si se tercia, modificar el plan de estudio para potenciar aquellos valores y prácticas que hay que encarrilar. Por ejemplo, la causa más frecuente del error médico es la falta de comunicación, y esta se puede trabajar en las aulas antes de que lleguen y trabajen en un centro asistencial.

La posibilidad de hacer una PAP a los futuros facultativos se cuece desde el año 2018, pero cogió impulso en el Foro de Diálogo Profesional, organizado en 2019 por el departamento de Salud, y a propuesta del Grupo de Trabajo para la Mejora de los Estudios de Medicina, creado en el marco del Consejo Interuniversitario de Catalunya (CIC), que tiene como objetivo mejorar la formación inicial de los médicos. El Govern aseguró que sacaría adelante la iniciativa si tenía garantizado el consenso de todas las universidades públicas y a principios del 2020 la conselleria de Universidades anunció que los nuevos exámenes estarían terminados para el curso 2022-2023.

En un primer momento el Govern decidió que antes de hacer la selectividad los alumnos hicieran dos pruebas diferentes, una de razonamiento crítico basada en escenarios del ámbito social y las humanidades, y otra para evaluar las habilidades interpersonales y los valores profesionales a partir de situaciones específicas que recreen el ámbito de trabajo. Se trata de un modelo que reproduce parcialmente el sistema anglosajón, donde hace años que se usa como herramienta de selección de residentes y personal. Incluso en las universidades están muy consolidadas las entrevistas personales con cuestionarios y preguntas estructuradas para conocer al alumno antes de que entre en la carrera.

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