Un fármaco frena la metástasis del cáncer de mama, también del más agresivo

La Vall d'Hebron demuestra que el Omomyc puede reducir la medida de un tumor ya formado

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Una mamografía, en una imagen de archivo.

BarcelonaInvestigadores del Vall d'Hebron Instituto de Oncología (VHIO) han demostrado que el Omomyc, un fármaco en desarrollo que se administra por vía intravenosa una vez a la semana, puede frenar la metástasis de varios tipos de tumores, entre los cuales el cáncer de mama más agresivo, el triple negativo. Este subtipo se denomina así porque las pacientes no tienen ninguno de los tres receptores contra los que hay tratamientos específicos –el estrógeno, la progesterona y la proteína HER2– y, por lo tanto, no pueden beneficiarse de ninguna terapia personalizada. Además, es un cáncer que progresa muy deprisa y que tiene un peor pronóstico, así como un alto riesgo de hacer metástasis. El Omomyc ya había demostrado su potencial para bloquear la acción de la proteína Myc, que está involucrada en la formación de todos los tipos de cáncer, pero ahora también se ha comprobado que puede prevenir o incluso reducir la aparición de metástasis.

Los últimos veinte años, la codirectora de Investigación Traslacional y Preclínica y jefa del Grupo de Modelización de Terapias Antitumorales del VHIO, Laura Soucek, ha defendido que la inhibición de la Myc puede ser una terapia muy eficaz para varios tipos de tumores. "Esta proteína controla funciones celulares fundamentales como la división, porque los tumores necesitan proliferar células todo el rato, y la captación de nutrientes, puesto que los tumores tienen una demanda de energía muy elevada. Si eliminamos el Myc, las matamos de hambre", dice Soucek. Además, este bloqueo hace que las células metastásicas, que son invisibles para el sistema inmunitario, se vuelvan reconocibles y, por lo tanto, combatibles.

El Omomyc, creado por el spin-off del VHIO Peptomyc y de la cual Soucek es cofundadora y directora ejecutiva, sabe donde ir exactamente para actuar como un fármaco antitumoral, y abre la puerta a terapias más personalizadas para aquellas enfermedades oncológicas que, de momento, no disponen de ningún tratamiento. "Hasta ahora la mini proteína se había demostrado eficaz para parar los tumores primarios, pero su papel en las metástasis, mucho más complejas y con peor pronóstico, no estaba claro", explica Soucek. De hecho, había estudios que se contradecían, por ejemplo, al sugerir que bloquear la proteína o bien podía potenciar nuevas metástasis o bien las frenaba. "Teníamos esta duda y nos concentramos en analizar el impacto del fármaco en el cáncer de mama y sobre todo en el triple negativo, que no tiene tratamientos al alcance", afirma la investigadora. 

La biotecnológica nacida en el VHIO ha comprobado en modelos experimentales con modelos animales y ratones humanizados –con células humanas de cáncer de triple negativo implantadas– que inhibir el Myc permite prevenir la metástasis si se administra en fases tempranas del tumor primario pero, también, que pueden intervenir en los tumores ya formados. "Podíamos reducir su crecimiento e, incluso, el número de células y su medida", detalla Soucek. En este sentido, los resultados dan esperanza de que podría extenderse a todos los tumores metastásicos que, desgraciadamente, no tienen alternativas terapéuticas, como algunos subtipos de cáncer común (algún tipo del de pulmón o colorrectal) y otros de menos habituales (páncreas).

Objetivo: un ensayo con 54 pacientes

Las células tumorales tienen que mutar muchísimo para poder viajar hasta otro órgano secundario y propiciar un cáncer de segunda generación, lo que se conoce como metástasis. Para que esto pase, la célula maligna tiene que perder el contacto con los tejidos de origen, adquirir movilidad para trasladarse a través de los vasos sanguíneos o los ganglios linfáticos y crear un nicho en otro órgano en el cual proliferar y crecer. "A menudo los oncólogos nos centramos en las características del tumor primario para evaluar fármacos y después este no funciona en el tumor metastásico porque han cambiado muchísimo", apunta Soucek. "Como la proteína Myc tiene un papel común en todas las células tumorales, independientemente de su origen, esperamos que tenga eficacia con cualquiera de los dos tipos", añade. 

Estos resultados excepcionales se están probando en un ensayo clínico en Barcelona y Madrid con 16 enfermos de tumores sólidos sin alternativas terapéuticas. Las conclusiones se acaban de publicar en la Cancer Research Communications, una revista de la Asociación Americana de Investigación del Cáncer (AACR). El ensayo está en fase 1 y se está probando la seguridad del fármaco. Es decir, se está buscando la dosis adecuada sin toxicidad para los pacientes. 

La idea del spin-off es que pronto puedan entrar en fase 2 con 54 pacientes más para probar la eficacia y, en este caso, sí que se elegirán indicaciones específicas, como por ejemplo que los pacientes tengan cáncer de mama triple negativo. "Pero la fase del ensayo clínico es la más cara y necesitamos unos 25 millones de euros para acabar la fase 2; por eso tenemos abierta una rueda de inversión tanto pública como privada", explica Soucek.

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