Así es la JN.1, la variante del covid que predomina en Cataluña
La OMS vigila la mutación por su gran capacidad de expansión, pero descarta por ahora que cause enfermedades más graves
BarcelonaLas variantes del coronavirus no han dejado de proliferar desde la irrupción del patógeno a finales del 2019. El patrón es sencillo: la que más capacidad de transmitirse tiene acaba imponiéndose al resto. Actualmente, la cepa que ha logrado convertirse en dominante es la JN.1, que se detectó por primera vez en Estados Unidos en septiembre. Desde el 19 de diciembre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) vigila esta cepa como variable de interés, pero –por lo menos de momento– lo hace más por su rápida capacidad de expansión que por la gravedad de las complicaciones que potencialmente puede causar. En Cataluña, la JN.1 representa ya el 79% de las muestras secuenciadas.
La subvariante JN.1 es una descendiente de la variante ómicron, que es la cepa más resistente desde que comenzó la pandemia, a pesar de haber sufrido varias mutaciones. La JN.1 se escindió de la subvariante BA.2.86, y su gran capacidad de propagación está en una mutación que afecta a la proteína S (spike) del coronavirus. Esta proteína ejerce de mecanismo clave para que el virus pueda adherirse a las células humanas e infectarlas y es también la encargada de señalizar a los anticuerpos dónde está el patógeno para atacarlo.
Aunque todavía es pronto para saber a ciencia cierta si esta variante puede ser más o menos leve que las anteriores –y teniendo en cuenta que ninguna de las variantes de ómicron ha causado un alud de hospitalizaciones–, todo indica que causa los síntomas típicos que pueden confundirse con la gripe o resfriados. Estos son la tos, la congestión nasal, el dolor de cabeza, los dolores musculares y las alteraciones en el sentido del olfato. También se han reportado casos de fiebre y escalofríos, dificultades para respirar y dolor de garganta.
La OMS no considera la JN.1 una mayor amenaza para la salud pública que variantes predecesoras. En la mayoría de los casos, la enfermedad puede seguir manifestándose de forma asintomática. Los contagios graves suelen evolucionar en personas mayores o con enfermedades de base, por lo que la OMS recomienda la vacunación como método de prevención frente a esta y otras variantes.