"Se me llevan a la UCI y quizás me tienen que sacar a la niña e intubarme"

Las embarazadas con covid de la tercera oleada llegan más graves y más de la mitad ingresan en cuidados intensivos

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Lara Bonilla
5 min
Lídia y el José Maria acaban de ser padres en el Valle de Hebrón, donde ella ingresó positiva por covid -19 a la recta final del embarazo

Barcelona“Venga, hoy a casa pero sin esfuerzos, que todavía te cansas”. Buenas noticias. Lídia Peralta, de 33 años, recibe el alta en el Hospital de la Vall d'Hebron después de pasar la que ha sido, dice, una de las peores experiencias de su vida. En menos de diez días ha estado ingresada en la UCI con covid-19 y ha parido a su cuarta hija. Los síntomas empezaron cuando estaba embarazada de casi 39 semanas. Pérdida de gusto y olfato, fiebre, dolores musculares y, finalmente, ahogo. Del Hospital Santa Caterina la trasladaron al de la Vall d'Hebron, centro de referencia de embarazadas con covid. La neumonía bilateral había avanzado rápidamente y al llegar le dijeron que tendría que ingresar en la UCI y quizás le tendrían que hacer una cesárea porque no sabían como reaccionaría con el oxígeno y si habría que intubarla. “Cuando lo oí me asusté, ellos están acostumbrados pero para mí la palabra UCI es ponerte en el peor escenario”, explica Lídia.

Y le mandó un mensaje a su marido, que le esperaba en casa, con los otros tres hijos: “Se me llevan a la UCI y dicen que quizás me tienen que sacar la niña e intubarme ”. Aquel mensaje fue el punto de inflexión. “Entonces te das cuenta que es grave”, dice José Maria Camps. Finalmente no fue necesario y después de tres días en la UCI se recuperó bien y subió a planta, donde se puso de parto. Pocas horas después nacía Valentina, un bebé sano de 4 kilos. Aquel día también se reencontró con su marido. “Lo viví mal, por la impotencia de estar en casa y no con ella y saber que ella estaba sola. Esta es la parte más inhumana del covid”, dice él.

El equipo médico de la Vall d'Hebron atendiendo al Lídia, que ha sido madre y previamente ingresó en la UCI infectada con covid-19

El Hospital de la Vall d'Hebrón es el centro de referencia en Catalunya para las gestantes que tengan covi -19 y tengan que requerir ingreso hospitalario. Por esta unidad, donde son atendidas por un equipo específico de obstetras y especialistas en enfermedades infecciosas, ya han pasado alrededor de 250 mujeres. Si bien durante la primera oleada es cuando atendieron más mujeres, ahora han observado que las gestantes que llegan durante la tercera oleada lo hacen más graves. En las últimas dos semanas más de la mitad de las pacientes han tenido que ingresar en la unidad de cuidados intensivos. La mayoría estaban en el tercer trimestre de gestación. “Nos sorprende a todos. Ahora mujer que llega, mujer que va a la UCI. Esto no era habitual ni en la primera oleada. Las pacientes estaban graves para ir a planta, pero no para ingresar en la UCI”, explica Anna Suy, directora de la sección de obstetricia de la Vall d'Hebron. No se sabe si la variante británica podría ser la causa.

De hecho, desde el inicio de la pandemia la información en lo referente al impacto del covid sobre las mujeres embarazadas ha sido contradictoria y ha llegado con cuentagotas. “Al principio los estudios que habían hecho los chinos decían que no pasaba nada y después se vio que sí. Como en cualquier otra patología neumologica, las embarazadas están más graves”, lo que se atribuye a los cambios fisiológicos que se producen durante la gestación. También toleran peor las bajadas de oxígeno en sangre, puesto que se tiene que garantizar la llegada de oxígeno al feto. Y tienen más riesgo de requerir ventilación mecánica y sufrir efectos adversos relacionados con la enfermedad. “Se contagian igual que el resto de la población, pero cuando lo hacen están más graves, ingresan más y acaban más en la UCI” que las no embarazadas, añade esta obstetra, si bien en números absolutos son pocas pacientes.

Las placentas se infectan

También hay cada vez más evidencias de la transmisión de la madre al feto. A pesar de que es poco frecuente, se ha observado que el feto puede infectarse. Ya hay varios estudios, entre los cuales uno de la Vall d'Hebron, que demuestran que las placentas se infectan. “Se ha encontrado presencia del virus en la placenta”, dice Suy. Sin embargo, se necesitan más estudios para determinar las consecuencias, entre las que hay más riesgo de trombosis en el tejido placentario. Una hipótesis, todavía no demostrada, es que pueda comportar retrasos de crecimiento en el feto, muertes intraútero o todo tipos de patologías placentarias. “Si las placentas son sanas, los niños están sanos. Si están alteradas, de alguna manera esto afectará a las criaturas, en más o menos medida. ¿Qué sería lo más grave? Que murieran dentro del útero. ¿Y qué sería lo menos grave? Que no pasara nada”.

La vacunación de las embarazadas también es controvertida. Como no hay bastante estudios en el embarazo –no se incluyen gestantes en los ensayos–, no se recomienda, si bien no hay indicios de problemas de seguridad. “No está claro, se tiene que esperar a que haya más estudios”, apunta Suy. En el caso de embarazadas que formen parte de un grupo en el cual se recomienda la vacunación, como por ejemplo sanitarias, se puede plantear la vacunación de acuerdo con la valoración beneficio/riesgo.

Lídia se prepara para irse. Todavía tendrá que estar, sin embargo, unos días confinada en casa. “¿Y después podré ver a mis padres?", pregunta. “Llevo ocho meses sin verlos y quieren conocer a la niña”. Hacerla hablar es un forma sencilla de comprobar si Lídia se ha recuperado bien. “Cuando las pacientes no hablan de manera continuada es que no están bien, el habla es muy sensible. Y también las hacemos andar porque a veces sentadas las constantes están bien pero cuando se mueven todo se altera”, explica la infectóloga Núria Fernández. Ella y la ginecóloga Itziar Garcia pasan visita a las pacientes. Hoy hay una en cuidados intensivos, otra en semicríticos y tres en planta. Las menos graves solo van al hospital a hacerse los controles rutinarios. Como Sahida, de 31 años y embarazada de su tercer hijo, que hoy tiene la ecografía de las 20 semanas. Mare e hijo evolucionan bien. En la habitación del lado, un cartel con la palabra "covid " escrita a mano indica que detrás de la puerta hay una paciente positiva. Es una chica de 26 años embarazada de cuatro meses del que será su quinto hijo. Está en observación, a la espera de ver como evoluciona la enfermedad y si requerirá ingreso en la UCI. "Yo me encuentro bien", dice ella.

Una médico hace una ecografía a una paciente embarazada y positiva de covid-19 en el hospital de Vall d'Hebron

Casi un año después, la centralización de embarazadas con covid-19 en la Vall d'Hebron ha permitido tener más conocimiento de la enfermedad en este grupo de población. Anna Suy recuerda la incertidumbre de los primeros meses. “Las pacientes nos preguntaban qué le pasaría al bebé y no lo sabíamos. Las mujeres tenían miedo pero nosotros también”. Le afectó especialmente el caso de Pilar, una embarazada covid muy grave, de 51 años, que dejó dicho antes de inducirle el coma que hicieran todo lo posible para salvar a su bebé. “Cada día te ibas a casa preguntándote si habías tomado una buena decisión o no. Si teníamos que provocar el parto o no. En aquel momento no teníamos claro en qué momento la patología respiratoria podía hacer que ella ya no se recuperara. Como médico, prevalece la vida de la madre, pero ella quería que hiciéramos lo posible para que naciera el niño. Y no lo podías hablar con nadie, su madre había muerto y su padre estaba enfermo con covid", explica. "Me acuerdaré toda la vida”.

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