La peste negra que asoló Europa vino de Kirguistán
Nuevas investigaciones sitúan al paciente cero de la gran plaga medieval en el país de la Ruta de la Seda de Asia central
BarcelonaLos análisis de ADN de siete individuos muertos en el siglo XIV y enterrados en los cementerios históricos de Kara-Djigach y Burana, situados en el valle de Chuy, el actual Kirguistán, podrían ser la prueba definitiva del origen de la peste negra, la enfermedad infecciosa que entre 1346 y 1353 provocó la muerte de al menos 20 millones de personas en Europa y cerca del 60% en los diferentes territorios de Asia central y el continente europeo por donde se extendió. Los datos, que se publican hoy en la revista Nature, han sido obtenidos por los investigadores Johannes Krause y Philip Slavin, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig. En el estudio también han participado científicos de las universidades de Tubinga, en Alemania, y Stirling en Gran Bretaña.
De acuerdo con los resultados del estudio, el paciente cero de la primera gran pandemia conocida habría habitado en la región del lago Issyk-Kul. Sería aquí donde habría recibido la picadura de una pulga infectada por la bacteria Yersinia pestis. Con toda probabilidad, esta pulga viajaba a caballo de una rata como las que se alimentan de comida y desechos en vertederos, barcos y asentamientos humanos con condiciones de higiene precarias como lo eran las del siglo XIV. Los datos confirman el origen asiático y, por primera vez, localizan el origen del brote en un área geográfica concreta después de décadas de estudios que lo ubicaban en una región indeterminada entre el este de Asia y el oeste de Eurasia.
La pista definitiva del hallazgo de los investigadores alemanes la dieron los registros arqueológicos de los antiguos cementerios de Kara-Djigach y Burana, emplazados en el estratégico valle de Chuy, zona de paso de la Ruta de la Seda y de importante producción agrícola. En el análisis comprobaron que entre los años 1338 y 1339 se había producido un número inusualmente alto de entierros. Varias lápidas todavía conservadas indicaban “pestilencia” como causa de la muerte. La indicación era común para quien moría de bubones, ampollas enormes que aparecían bajo las axilas, en la ingle o en el cuello, llenas de sangre y pus que, en realidad, son la inflamación de ganglios linfáticos. El término se extendería posteriormente para identificar a los afectados por la infección.
La posterior excavación de los yacimientos y el análisis de ADN antiguo de siete individuos que estaban enterrados permitieron encontrar rastros de la bacteria de la peste negra en tres de las muestras. Los autores sugieren que los genomas de Y. pestis corresponden a un único tronco que sería el antepasado común más reciente de una “diversificación” asociada habitualmente a los orígenes de la pandemia. La comparación con los troncos actuales de Y. pestis en la región indican que el tronco antiguo tenía un origen local.
Sobre la base de datos y artefactos históricos, incluidas inscripciones de lápidas y monedas, los autores proponen que la región tenía varias comunidades que dependían del comercio con regiones de Eurasia. Sugieren que esto podría haber contribuido a la propagación de la enfermedad durante el siglo XIV. De hecho, con este estudio quedaría establecido que de esta región de Kirguistán la pandemia habría llegado al norte de China y, a través de la actual Siria, se habría extendido por Anatolia hasta llegar a Grecia, Egipto y los Balcanes. Está documentada su llegada a Sicilia en 1347 y un año más tarde en Suiza y prácticamente en todo Italia. De Suiza pasaría a Francia y la península Ibérica y en 1349 en Gran Bretaña. A partir de 1353 los diferentes focos se fueron extinguiendo. Buena parte de las localizaciones documentadas coinciden con la Ruta de la Seda. Se calcula que murieron al menos 20 millones de personas en Europa y una cantidad indeterminada en países asiáticos. Las creencias y supersticiones religiosas de la época culparon a los judíos del origen de la peste, que fueron perseguidos por este motivo, o la atribuyeron a un castigo divino, origen de varias cruzadas como “compensación”.