Un restaurante atrevido para personas de mente abierta
Kamikaze, con Eric Buendia y Aritz Ribalta en la cocina, y Camila Delani en la sala, transporta el continente asiático al Eixample de Barcelona


BarcelonaHoy estamos ante un restaurante valiente. Es el resultado de la suma de los caracteres que se balancean en el tándem que conforman Enric Buendía y Aritz Ribalta. Y de la calidez y personalidad de Camila Delani en la sala. Si tuviéramos que elegir una palabra para describir el restaurante Kamikaze (Rosselló, 197) sería sorprendente. Como lo es su imbatible seta Pekín, que no debería perderse ningún amante del pato a la pequinesa tradicional. Por cierto, la salsa hoisin que ponen es casera. Ojalá la comercializaran.
Los dos cocineros del Kamikaze se conocieron en el Disfrutar. Allí forjaron una amistad, pero también absorbieron una forma de trabajar. El restaurante, que es pequeñito, tiene dos salas. En la del fondo hay unos paneles blancos en los que, con unas humildes páginas de libreta, van colgando el diseño de los nuevos platos que van pensando. Algo similar puede verse en la sala de debajo del mejor restaurante del mundo, ubicado en la calle Villarroel. ¿Conclusión? La excelencia y la creatividad pueden nacer en una libreta de espiral y un bolígrafo Bic. Pero no todo acaba en Disfrutar, ya que existen otras influencias de grandes casas. Buendía también ha pasado por el Mugaritz y por el Via Veneto. Y Ribalta, por el siempre solvente Ébano de Bellaterra.
Una cocina pequeña para hacer un gran menú
En Kamikaze hacen dos menús, y se nota que estos chicos apuntan alto. Es increíble lo que consiguen con una cocina pequeñita. Seguramente son un ejemplo de ambición bien entendida: mucho trabajo y hacer la propuesta que a uno le gusta. Extraordinario el mar y monte cítrico con camagrocs, ponzu y gamba cristal. Muy exitoso el famoso y controvertido plato japonés llamado natto en su versión "a la catalana". O bien el bombón de rebozuelo, que comerías unos cuantos más. O bien los prepostres de manzana y cebolla. Ingredientes de temporada y reconocibles, mezclados con técnicas e inspiración asiática. Especialmente, la japonesa. De ahí el nombre, y de ahí el arreglo floral digno de quien domina el ikebana.
El maridaje puede ser con vinos, pero Camila Delani, si la deja, le hará uno entero con sakes que romperán los esquemas. De hecho, éste es un restaurante para personas que acuden con la mente abierta. Que valoran a los jóvenes decididos que quieren sobresalir y se han formado para alcanzar sus objetivos. Hay guiños originales, como el plato titulado "Qué hace un erizo en mi mochi", que recuerda los nombres originales puestos con el sentido del humor de Massimo Bottura.
En el restaurante Kamikaze encontrará dos menús: el Clásico, de once platos a 70 euros, y el Kamikaze, de 22 platos a 90 euros. En unas semanas cambiarán la carta completamente, ya que cambiaremos de temporada. Para el nuevo menú han creado un plato inspirado en el agua que me generó muchísima curiosidad. ¿Qué habrán empezado? Probablemente no sea un restaurante para todos. Son juguetones y técnicos, pero no se pasan de conceptuales. No olvidan que el horizonte es que todo lo que se sirve sea delicioso. Éste es un lugar altamente recomendable para aquellos comensales que se dejan llevar y confían en quien les atiende, en este caso, tres kamikazes que saben lo que se hacen.