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¿Se puede comer lo que cae al suelo?

Lo ideal es no comer lo que cae al suelo, pero si se hace es necesario plantearse tres preguntas: qué tipo de alimento cae, sobre qué superficie y cuánto tiempo ha estado en contacto

Una madalena en el suelo
01/02/2025
3 min
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¿Qué ocurre cuando cae comida al suelo? ¿Es fiable la regla de los cinco segundos? Es decir, la que afirma que si el alimento ha estado cinco o menos segundos en contacto con la superficie, lo soplamos y podemos ingerirlo sin problema. ¿No supone ninguna amenaza para la salud de los consumidores?

Carolina Ripollés Ávila, lectora Serra Hunter del Departamento de Ciencia Animal y de los Alimentos de la UAB y coordinadora, junto con Oriol Comas, del proyecto de divulgación científica Aliméntate con ciencia, explica que las recomendaciones varían dependiendo del tipo de producto y de la superficie donde cae: "Es una cuestión de seguridad alimentaria. En el suelo hay microorganismos que por contacto llegarían al producto, un fenómeno que se llama contaminación cruzada. Es posible que no sea adecuado comérselo, pero difícilmente nos causarán una enfermedad grave". Lo ideal es no comer lo que cae al suelo, pero si se quisiera hacer su recomendación es que nos planteamos tres preguntas: qué tipo de alimento cae, en qué tierra y cuánto tiempo ha estado en contacto.

¿La superficie donde cae es importante?

De entrada, lo que debería ponerse en duda es la superficie donde cae el producto porque en el suelo siempre hay microorganismos. "Los microorganismos pueden ser beneficiosos y aportarnos algún tipo de protección inmunitaria; malos, los llamados patógenos que generan una enfermedad, o los demás, que no implican nada respecto a nuestra salud", explica Ripollés. Si el suelo es el de casa, donde existe un nivel higiénico adecuado, podríamos recoger el alimento y comerlo dependiendo del tipo que sea. En cambio, si cae a la calle -donde pasan muchas personas, desconocemos qué ha caído antes y desde cuándo no se ha limpiado-, ese suelo puede suponer un riesgo sobre todo dependiendo de la persona que tenga que ingerir el alimento. A un niño pequeño no podríamos ofrecerle de nuevo porque "normalmente tienen un sistema inmunitario más débil que el de un adulto", recuerda.

¿El tipo de alimento es otra variable?

Los alimentos pueden ser más o menos húmedos. Cuando contienen una cantidad elevada de agua, como un trocito de jamón dulce o de pera, atraen con mayor facilidad a los microorganismos, arrastran la suciedad y suponen un mayor riesgo, independientemente del tipo de persona que lo ingiera. En cambio, si es un producto seco –un crostonet de pan–, costará que se impregne lo que hay en el suelo. Basta con quitarle el vello o el polvo que se haya podido adherir.

¿Cuánto tiempo?

El tiempo que están en contacto el alimento y la superficie también es necesario tenerlo presente. Si pasan cinco segundos hay más posibilidades de que lo que haya en el suelo a nivel microbiano pase al pedazo de pera, por ejemplo. "Lo que debemos entender es que en un espacio higiénico y controlado no debería haber ningún problema si recuperas lo que acaba de caer al suelo y lo das a tu criatura. Seguro que cuando no la vemos tocará el suelo o se meterá en la boca un objeto que ha estado en el suelo", reflexiona Ripollés. Hay diferentes tipos de microorganismos que nos protegen y generan mayor abundancia de bacterias en la microbiota intestinal, lo que nos ayuda a generar defensas y combatir enfermedades. La exposición de los niños a determinados microorganismos les permite desarrollar su sistema inmune. Por eso, aparte del beneficio social, es recomendable que jueguen en los parques y estén en contacto con otros niños y niñas para tener un buen sistema inmunitario.

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