Entrevista

Paola Roig i Andrea Ros: "Si está bien o no dormir con tu hijo sólo lo sabes tú"

Psicóloga perinatal y divulgadora perinatal y actriz

5 min
Paola Roig y Andrea Ros fotografiadas en Barcelona.

BarcelonaTras seguirse mutuamente en Instagram, donde compartían contenido similar sobre la maternidad, quedaron un día para tomar un café. Corría el año 2019. Desde entonces son amigas y colaboradoras y juntas han parido el podcast La vida secreta de las madres, que llena teatros cuando va de gira, demostrando que se puede hacer contenido de éxito hablando de maternidades: "Nosotros ya lo sabíamos, que funcionaría, era el resto de gente que lo dudaba. Hay que hablar de ello aunque nos hagan creer que no, que es de nicho, pero es mentira", reivindican.

¿Existía la necesidad de poner estos temas sobre la mesa?

Paola Roig y Andrea Ros: Las divulgadoras de crianza estaban muy centradas en los niños. Faltaba narrar la experiencia materna. Porque, si no, ¿quién lo explica? Estamos todas preguntándonos todo el rato si esto que nos ocurre es normal, y si nos lo preguntamos es porque no lo hemos visto.

Hacéis activismo y pedagogía, a través de las redes, de temas como la violencia obstétrica o la lactancia, pero las redes también pueden generar mucha culpa.

PR: Sí, porque las madres lo tomamos todo desde la culpa. He llegado a la conclusión de que da igual lo que diga, porque siempre habrá alguien que se sentirá culpable. Pero no debemos dejar de decir cosas, sino empezar a trabajar la culpa materna, todas, porque a mí también me pasa y lo que debo hacer es revisar si estoy bien donde estoy.

AR: También nos hemos pasado de frenada con la divulgación. Tenemos mucha información que se ha convertido en dogma. La gente lee libros y los subraya como si la experiencia materna pudiera revisarse.

PR.: Y nos hemos olvidado que no hay una manera correcta de ser madre. ¿Cómo podemos ser iguales dos madres? Y ahora Andrea y yo estamos divulgando no desde el "todas igual" sino desde el "tú ¿qué necesitas"?

Tengo la sensación de que ustedes también han hecho una evolución desde la rigidez del primer posparto.

AR: Sí, pero que el discurso evolucione me parece lo más saludable. No se puede seguir divulgando lo que ponen los libros sin pasarlo por la experiencia. Nosotros estamos en contacto diario con las madres y esto nos equilibra mucho la teoría. Y también nos ha permitido dejar atrás la rigidez y entender que en la flexibilidad somos todas más felices. No sólo acepto esta evolución sino que la celebro y, además, lo admitimos: "Dije esto y ahora me desdigo".

¿Cómo ahora qué?

PR.: Por ejemplo, yo compartí un post que decía: "Puede que la lactancia no sea lo mejor para todas las madres, pero es lo mejor para todos los bebés". Y ahora me estremece, porque ahora tengo muy claro que si una lactancia materna no es lo mejor para una madre en ningún caso puede ser lo mejor para el bebé. Pero he tenido que aprender.

¿De dónde viene esta exigencia materna que nos hemos puesto?

PR: Viene de siempre, pero ahora se ha incrementado.

AR: Ahora tenemos tanta información en las redes que se vuelve todo académico y vivimos con la exigencia de tener que hacerlo de una manera determinada. No ha habido una generación más obsesionada con hacerlo bien. ¿Y qué significa hacerlo bien? Nadie lo sabe, en realidad.

¿Ha habido una profesionalización de la crianza?

AR.: Creo que también nos hemos pasado de frenada en este sentido. Te vendo un curso para enseñar a educar sin gritar. Mira, es que no se puede vivir sin gritar. Gritas cuando te haces daño, cuando te asustas, cuando algo te hace ilusión... Y eso no significa decirle a tu hijo "Te daré una hostia", que esto es negligente, pero nuestros hijos necesitan contención y a veces se realiza con la voz.

PR: Y necesitan saber que mamá tiene un límite y que lo acaban de tocar, y se les puede decir con firmeza. Y la academia para ser madre es serlo, y con cada hijo eres una madre diferente porque aprendes y creces, afortunadamente!

¿Y cómo casa todo esto con la crianza respetuosa?

PR. Crianza respetuosa significa que los niños son personas y que debemos tratarlos bien y que lo que les pasa es importante. Pero de ahí a decir que la crianza respetuosa es colecho, es teta, es Montessori... ¿Quién lo ha dicho? ¿Por qué es más respetuoso dar el pecho que dar un biberón?

AR.: Creo que es más interesante empezar a hablar de lo que el bebé espera, no de lo que es mejor o peor, porque aquí ya entra un juicio de valor, y también hablar de crianza consciente y no de crianza respetuosa.

¿Por qué ha generado, sin embargo, tanta animadversión, este tipo de crianza?

PR.: Porque lo que se vuelve dogma crea animadversión, porque estás diciendo que ésta es la única manera, y entonces significa que las demás están mal. Pero a su vez es muy tranquilizador para las madres, cuando acabamos de parir, que alguien nos diga que si seguimos estos 10 ítems nuestro hijo será feliz, aunque es mentira. Y desde el susto que supone ser madre por primera vez vamos a buscar a quien nos dé la solución. Yo recibo consultas como "¿A qué edad se debe hacer esto o aquello?", o "¿A qué edad debo sacarlo de la habitación?"

AR.: Es que no es la edad, es cuando necesitas hacerlo. La teoría ha entrado en la intimidad de las mujeres y, en cambio, nunca ha entrado en la intimidad de los hombres. Los hombres nunca se han planteado, sobre la base de un libro que han leído, cómo deben vivir su intimidad en casa. Y las mujeres sí que lo hacemos. Si está bien o no dormir con tu hijo, sólo lo sabes tú.

PR.: Y ahora que pensamos que todo es traumático para nuestros hijos volvemos por un momento a nuestra infancia. Que me dejaran con los abuelos o levantarme un sábado por la mañana y ponerme el Club Super3 me parecía el mejor plan del mundo. Y ahora esto es impensable. Pero vayamos al fondo: mis padres estaban más descansados. Y yo a la una de la tarde ya estoy de mal humor porque me he levantado a las siete y he estado jugando, haciendo propuestas y creando una mesa de experimentación, y ya no puedo más.

Otro tema del que habláis a menudo es la relación de pareja. Habéis hecho mucha divulgación de la carga mental y habéis abierto los ojos a muchas mujeres.

AR: La crianza es un momento en el que caen las caretas y, a veces, te llevas sorpresas.

¿Tiene solución esta carga mental?

AR.: Tiene que haber un cambio social, porque hasta que no entendamos que la crianza es colectiva, la pareja son los flecos. Empezando por el hecho de que tenemos permisos que no acogen lo que necesitan las madres.

¿Alargar los permisos de ellos ha servido de algo?

AR.: No, es que nadie estaba pidiendo que alargaran sus permisos. Cuando el permiso de maternidad sostenga unos mínimos entonces hablamos de alargar a los suyos, claro que sí, porque yo quiero compartir mi posparto con él, pero primero va el bebé y el Estado no está protegiendo sus necesidades.

PR.: Estoy de acuerdo. Pero puesto que se ha hecho creo que ha tenido un beneficio, y es que los hombres que lo han utilizado han conectado con lo que implica criar a un bebé.

AR.: Yo siempre digo que ser cuidado es un derecho, pero cuidar también lo es. Quiero reivindicar el derecho a cuidar a la gente que quiero porque no podemos vivir sólo para trabajar, la vida es otra cosa. Los cuidados deben estar en el centro, pero eso no significa externalizarlos, que es lo que han entendido con la guardería gratuita. Hemos rechazado los cuidados como algo femenino impuesto, pero más que rechazarlos debemos redefinirlos, porque sin los cuidados no vive nadie. Existe una herida colectiva porque los cuidados han sido una prisión para las mujeres, y como generación nos toca redefinirlos y que sean reconocidos y remunerados.

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