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La rehabilitación del Instituto Francés de Barcelona: ¿hasta dónde se puede intervenir?

Las obras previstas en el edificio de Josep Antoni Coderch dividen a los arquitectos barceloneses

El Instituto Francés en una imagen reciente
26/03/2025
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BarcelonaIntervenir en un edificio de autor suele ser una cuestión muy delicada. Uno de estos casos más recientes es el del Instituto Francés de Barcelona, ​​una de las obras más emblemáticas de Josep Antoni Coderch (1913-1984). El propietario, el ministerio francés de Exteriores, tiene en marcha un proyecto de rehabilitación y reforma cuyo alcance divide al sector de la arquitectura barcelonesa. Hay consenso en que hay que realizar obras de mantenimiento para poner el edificio al día y mejorar su eficiencia energética, pero la voluntad del ministerio de trasladar el consulado francés a Barcelona e instalar una cafetería está levantando polvareda, aunque las autoridades francesas y los responsables del mismo instituto están llevando con discreción el proyecto, obra del estudio Freaks Architecture, que ganó el concurso correspondiente en 2023.

Según las bases del concurso a las que ha tenido acceso el ARA, que tiene por objetivo la creación de la Casa de Francia, la normativa que se seguiría sería la francesa, porque el Instituto Francés es un edificio considerado diplomático, que podría ser "adaptada" a las normativas locales. Por lo que respecta al consulado, las bases establecen que el acceso debe estar separado del flujo de estudiantes y de los artistas residentes. Los espacios de residencias para los artistas se ubicarían en la primera planta, y deben tener acceso directo desde fuera o por una de las zonas comunes. En la sexta planta estaría las oficinas del Instituto Francés, y en la séptima los servicios del consulado, mientras que el despacho del cónsul y los de sus colaboradores estarían en la octava, donde Coderch diseñó una vivienda que debía ocupar el director del Instituto.

Además, las bases del concurso incluyen la rehabilitación del auditorio y de las dos plantas subterráneas de aparcamientos. Por último, también está prevista "la restauración completa" de todas las fachadas, "teniendo en cuenta que el edificio es obra del arquitecto Coderch", tal y como consta en las bases del concurso.

Las cambios controvertidos

Lo más controvertido de querer instalar el consulado en el edificio es, según ha podido saber el ARA de fuentes conocedoras del proyecto, la construcción de una escalera de evacuación que sería visible desde el exterior, necesaria para crear un recorrido propio para los usuarios del consulado, pero que transformaría la característica imagen monolítica del edificio. "Es una cuestión de sentido común: si para instalar el consulado es necesario modificar el volumen del edificio, ¿es éste el mejor lugar donde ponerlo?", advierte Josep Maria Boronat, presidente de la Agrupación de Arquitectos para la Defensa y la Intervención en el Patrimonio Arquitectónico (AADIPA) del Colegio de Arquitectos. En cambio, los responsables del Arquin-FAD han tomado el edificio como tema de la 37 edición de los Premios Habitàcola para que estudiantes de arquitectura y diseño planteen nuevas "posibilidades de reutilización y resignificación de elementos" del edificio. "Todo el patrimonio es modificable. Un edificio no puede congelarse", dice el arquitecto Marc Aureli Santos. "Cuando se hace una intervención en un edificio, se trata de entender sus valores e interpretarlos. Los del Instituto Francés tienen mucho que ver con la fachada, y se pueden mantener cambiando las carpinterías de las ventanas y con la construcción de una escalera, si se hace con cuidado y respeto hacia la arquitectura original", añade Santos. Por otro lado, la imagen del edificio también cambiará si se cambian, sin cuidado, las carpinterías por otras más gruesas, o si se pusieran protecciones solares en los ventanales.

Fuentes del consulado francés, que actualmente está ubicado en un piso de la ronda Universidad de Barcelona, ​​se limitan a afirmar que el proyecto está en una fase "muy preliminar" y que están estudiando con las autoridades locales de qué forma puede tomar forma. Asimismo, recuerdan su aprecio por el edificio. "En ningún caso el propósito es alterar la imagen del edificio. Josep Antoni Coderch es un maestro al que admiramos mucho y al que tenemos mucho cariño. Por eso, estamos reflexionando sobre cómo llevar a cabo de la mejor manera posible este posible proyecto", dicen las mismas fuentes. El ARA ha intentado ponerse en contacto con la dirección del Instituto Francés, la embajada francesa en España y el estudio Freaks Architecture, y no ha obtenido respuesta.

En cuanto a la respuesta del Ayuntamiento de Barcelona, ​​fuentes municipales afirman que son "conscientes" del valor del interés arquitectónico del edificio. Por ahora el Ayuntamiento está en proceso de crear una nueva comisión de arquitectura que evaluaría la calidad del proyecto. Asimismo, podría ser que todo ello tuviera delante un cierto recorrido administrativo: para modificar la volumetría del edificio, una licencia de obras no sería suficiente y debería aplicarse un plan especial.

Fachada posterior del Insituto Francés

Un edificio en curso de catalogación

Otro aspecto de este caso es que el Instituto Francés, como otros muchos edificios, no está catalogado, lo que habría servido para marcar hasta dónde pueden llegar las intervenciones. En el estudio de análisis del patrimonio arquitectónico XIX y XX que el departamento de Cultura encargó en 2017, el grado de protección propuesto es de bien cultural de interés local (BCIL), inferior a otras obras de Coderch, como distintos bloques de viviendas en Barcelona y Torres Trade.

Consultadas por el ARA, fuentes del departamento de Cultura afirman que están valorando y estudiando cuáles de las obras de Coderch son susceptibles de ser protegidas como bien cultural de interés nacional (BCIN) para priorizar su catalogación en función de la fragilidad, el estado de conservación, o ambos factores. Pero, por ahora, el Instituto Francés "no estaba situado como uno de esos posibles". Aún así, las mismas fuentes advierten que "ante unas actuaciones que pudieran dañar los valores patrimoniales del elemento habría que valorar si es conveniente llevar a cabo una posible incoación como BCIN, o bien si sería más adecuado proteger el elemento como BCIL para que el Ayuntamiento de Barcelona, ​​dentro de sus competencias, valorara su futura actuación".

Sin embargo, según Josep Maria Boronat, la posibilidad de poder construir la escalera no dependería de si el edificio se protege como bien cultural de interés local o nacional, sino de cómo se aplica esta protección. "Que no esté catalogado no quiere decir que no tenga valor", dice Boronat, quien en el último cursillo patrimonial de la AADIPA, dedicado a Coderch, reclamó que su legado estuviera protegido "íntegramente", es decir, tanto las fachadas como los interiores.

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