Un padre y una hija que bailan juntos: "Nosotros teníamos fe y ellos tienen miedo"
La compañía catalana Kernel Dance Theatre estrena en el Teatro Sagarra 'Una bellissima giornata' dentro del festival Dansa Metropolitana


BarcelonaUn padre y una hija se presentan en el escenario para interpretar Una bellísima giornata, una aproximación en clave de danza-teatro a la clásica cuestión de la herencia, la impronta familiar, el cuidado de los hijos hasta que crecen y de los padres hasta que mueren. La singularidad, aquí, es que los intérpretes son de verdad padre e hija: Piero y Alma Steiner entrelazan realidad y ficción en un espectáculo que contiene nostalgia, tristeza y es un canto a la alegría de vivir.
La compañía catalana Kernel Dance Theatre estrena el espectáculo en el Teatro Sagarra de Santa Coloma de Gramanet este fin de semana, los días 28 y 30 de marzo. El domingo también se clausurará el festival Danza Metropolitana en el parque de la Ciutadella, a partir de las doce, con la fiesta de Brodas Bros y Nación Funk All Stars.
"Partimos de nuestra relación real, porque es difícil no filtrarlo desde tu experiencia, pero queremos que resuene a todo el mundo: al fin y al cabo, todo el mundo es hijo", explica Alma Steiner, bailarina criada entre bambalinas que admite que "el teatro es un poco como estar en casa". Sin embargo, padre e hija nunca habían trabajado juntos. La chica se obligó a llamarlo "Piero" y no "papa" mientras estaban en escena "para trabajar más fríamente", porque ella no es sólo la intérprete, sino también cocreadora deUna bellísima giornata, junto con los demás creadores de la compañía, Junyi Sun y Marina Miguel. "La magia de su relación padre-hija no es común, tiene muchas capas y ya se veía que era muy escenificable", dice Sun.
"Da vértigo, exponer nuestros sentimientos, hablar del legado, ¿dejaremos algo?", se plantea Piero. "El poso es de verdad, porque está toda nuestra historia, con sus contradicciones, miedos, alegrías y todos los espejos que rebotan por todas partes. Todas las familias tenemos un pasado, un bagaje, sea una carga o una joya". El espectáculo explica con humor y emoción la evolución de la relación paterno-filial, desde los juegos infantiles hasta la rebeldía adolescente, y termina más allá del final inevitable que es la muerte.
Un cambio generacional
Piero Steiner tiene una trayectoria de más de treinta años en el mundo del teatro de calle, el clown y el teatro físico, que son casi los mismos años que tiene Alma. Ella lleva ya más de diez cofundando la compañía Kernel, con la que han creado diez espectáculos en los que abordan temáticas sociales con una fusión de danza, teatro y artes marciales (Lóng, Y con Bruce Lee). "Quizás estaba escrito que sería intérprete, pero a veces pienso que he elegido mucho este camino. Es verdad que no he tenido que pelear para explicar que esto es un trabajo, y me he sentido acompañado y sostenido", dice la joven.
El salto generacional ha sido muy evidente para el padre: "Uno de los retos ha sido adaptarme a otra manera de funcionar, tanto por cómo crean los artistas como por cómo funcionan los teatros", dice Steiner. "Ahora somos pluriocupados, tenemos que hacerlo todo los artistas. Junyi es como un pulpo, hace producción, escenografía, sonido, creación, dirección, calentamiento... Es tan precaria este trabajo que, o bien lo haces todo, o bien no consigues sacar adelante el espectáculo. Su generación ha tenido la suerte de que en algún momento ha llegado y tenía el vestuario planchado. "Nuestro momento era políticamente dulce, porque había muerto Franco. Tomábamos un riesgo cuando actuábamos en la calle, en la plaza del Pi, pero nosotros teníamos fe y ellos ahora tienen miedo. Es muy diferente", admite el padre. Una bellísima giornata ha requerido un par de años de trabajo, entre la concepción y las pequeñas coproducciones que les han permitido ensayar y pasar por sitios como el SAT! La falta de espacios de ensayo, exhibición y gira para espectáculos de lenguajes híbridos los mantiene como compañía emergente de forma perenne.
Nada más entrar en escena, los espectadores reciben una rosa, un objeto lleno de simbolismo: es el color de la melena de la hija, de la sangre, de la celebración ritual, de la fiesta. "Cuando me pregunto «cuando ya no estés, qué voy a hacer» hay un llanto real, la emoción es alta, y me cuesta salir a saludar", dice la hija. "Quien ha vivido cómo es despegarse de la vida sale tocado, pero también es un canto a aprovechar la vida", dice el padre. "La obra celebra el círculo de la vida, la muerte y el amor", sentencia Junyi Sun.