BCNegra

Todos somos espías ya todos nos espían

La BCNegra pone la lupa en el espionaje que tenemos más cerca

9 min

BarcelonaNo todos los espías son como el conocido James Bond ni vienen del frío. Hay mucho menos glamurosos y mucho más cercanos, como hemos podido leer recientemente en las noticias en el caso de un vecino que espiaba al político y activista Jordi Sànchez mientras era presidente de la Assemblea Nacional Catalana. Se espían políticos, nos espíamos unos a otros y ofrecemos gratuitamente nuestra intimidad a las grandes corporaciones a través de las pequeñas pantallas. "Hemos regalado nuestra privacidad para que los algoritmos nos digan qué hacer un domingo por la noche cuando estamos tristes, qué comprar, a quién odiar oa quién votar. La tecnología nos ha mutado y nos hemos convertido todos en espías y espiados, por eso lema de este año de la BCNegra, Espías como nosotros, no puede ser más oportuno", argumenta el director del festival, Carlos Zanón.

La novela negra vive un momento espléndido. Lo contaba recientemente Andreu Martín, uno de los invitados de la 19ª edición del festival de novela negra que tendrá lugar del 5 al 11 de febrero. "Vengo de un tiempo remoto en el que era absolutamente anormal ambientar una novela negra en este país. En los años 80 y 90 estábamos muy acomplejados, pero ahora vivimos un momento fantástico", aseguraba durante la presentación de su nuevo libro, Lo que sólo les ocurre a los demás (Clandestina Crims.cat / Alrevés). En el festival participarán 153 escritores y escritoras provenientes de todo el mundo y de todas las edades.

Las participantes más jóvenes

Entre los más jóvenes, destaca la cubana Elaine Vilar (La Habana, 1989), que en su última novela, El cielo de la selva (Lava), describe un mundo distópico donde las madres están obligadas a criar a los hijos como futuro alimento y no tienen la opción de no parir. La norcatalana Lucie Rico (Perpiñán, 1988), que en GPS, publicada en catalán por ADN con traducción de Valeria Gaillard, no sólo incorpora las redes sociales, sino que también convierte al GPS en el perturbador escenario del crimen. Otro autor destacado es Chris Offutt (Kentucky, 1958), que viene por primera vez a Barcelona. Offutt, que antes de dedicarse a escribir trabajó en más de cincuenta trabajos, es guionista de series como Treme, True Blood y Weeds, y autor de otra colección de relatos (Lejos del bosque), de tres obras autobiográficas y de cinco novelas.

El festival pondrá la lupa en la obra de Seicho Matsumoto y en personajes como Lònia Guiu, creado por M. Antònia Oliver. Por los escenarios del festival pasarán también Jo Nesbø, Eduardo Mendoza, Juan Tallón, Carlos Porta, Sandrone Dazieri, Rosa Ribas, Alicia Giménez Bartlett, Marc Pastor, Andrés Martín, Alan Parks, Rosa Montero, Toni Hill, Jérôme Leroy y Bernard Minier.

"Queremos reflexionar sobre cómo nos hemos convertido todos juntos en espiados y en espías", apunta Zanón. El festival quiere hacerlo a través de medio centenar de actividades que tendrán lugar en escenarios como la sala La Paloma, la Biblioteca Jaume Fuster y el Mooby Bosque (Cines Bosque). El escritor y director reconoce que la literatura catalana y castellana no tiene una tradición como la inglesa en el género del espionaje. "Si abrimos el zoom, pueden entrar novelas que hablan de muchas de las vertientes del espionaje, como la vigilancia de los grandes poderes, las redes...", detalla Zanón. Habrá una mesa redonda sobre el caso Pegasus con el consejero de Empresas y Trabajo, Roger Torrent, que hace un par de años publicó Pegasus. El estado que nos espía (Ahora Libros).

Zanón destaca también el true crime con autores como Carles Porta que se aproxima precisamente a los asesinos que no se ven: "A veces es un vecino de lo más gris, de quien nunca te esperarías que fuera capaz de cometer un acto tan terrible, alguien que observa pero que pasa de lo más desapercibido. Lo que crea paranoia es que el espía se haga pasar por uno de los tuyos. La paranoia de no saber si el enemigo lo tienes en casa trastoca la ficción", asegura Zanón. "Hay casos que tenemos demasiado cerca y quizás serían inverosímiles para trasladarlos a la ficción, como la actividad del excomisario José Manuel Villarejo", añade.

Los invitados a la BCNegra

Jo Nesbo

Yo Nesbø

Jo Nesbø es el ganador de la 19ª edición del Premio Pepe Carvalho. El autor noruego, nacido en Oslo en 1960, publica este año La casa de la noche (Proa/Random House), uno thriller de terror donde un chico de 14 años afirma que el receptor de una cabina telefónica que se encuentra en medio del bosque ha chupado a su amigo. Pero el jurado ha valorado sobre todo a su personaje más adictivo: el policía (o expolicía, depende) Harry Hole.

Las tramas del autor noruego funcionan como un reloj ya Hole le pasa de todo. En cada nueva entrega está más parcheado. "En un libro de Nesbø tenemos una, dos, tres líneas argumentales, una esmerada documentación que nos remite más a un espíritu curioso que a un funcionario de la escritura, la dosis necesaria de intriga, acción y psicología de los personajes, así como una mirada a su sociedad que no escatima la crítica a las heridas todavía abiertas de un pasado que no todo el mundo quiere aceptar", asegura el jurado que ha escogido al escritor noruego como flamante ganador del Pepe Carvalho.

Eduardo Mendoza

Eduardo Mendoza

Mendoza, que se estrenó como novelista del género con El misterio de la cripta embrujada(1978), es un gran aficionado en la intriga. "Siempre leo novela policiaca alternándola con otras novelas. Antes los protagonistas eran detectives, ahora son un grupo, una comisaría, una agencia... Me molesta que se tomen tan en serio lo que hacen, cuando son auténticas tonterías . Pensé que haría lo mismo, pero sin disimular, mostrar que todo es un disparate", dice el escritor. Ésta fue la génesis de Tres enigmas para la Organización (Seix Barral), donde una organización gubernamental secreta, bastante torpe, debe resolver una serie de crímenes.

"No tiene nada que ver con la realidad, es una novela autocontenida. En ningún momento he querido retratar a la Barcelona actual", asegura Mendoza. El autor lo plantea como un juego e va intercalando la investigación con la vida privada de los nueve agentes. Hace dos años, Mendoza dijo que dejaba de escribir, pero admite que ha cambiado de opinión porque le gusta demasiado. Esta vez se ha soltado: "Es un humor desbocado, porque me he sentido libre. Mientras escribía me sentía como un escritor retirado que puede hacer lo que le da la gana". No prevé más aventuras de la organización que protagoniza el libro: "Nunca he hecho muchos planes, pero preferiría que no continuara porque me da miedo la repetición".

Lucie Rico

Lucie Rico

A algunos autores les cuesta ir introduciendo las nuevas tecnologías o las redes en la ficción, pero Lucie Rico entra de lleno. Rico nació en Perpiñán en 1988 y pasó un tiempo en el barrio de Gràcia de Barcelona, ​​cuando tenía 18 años, intentando escribir una novela que nunca tuvo éxito. Ahora vive en París y GPS, publicada en catalán y castellano por ADN, es su segunda novela. La protagonista, Ariane, es una joven periodista en paro que tiene pánico en salir de casa. A lo largo de la novela está obsesivamente pendiente de una luz roja que parpadea y que le indica dónde está Sandrine, su mejor amiga. Rico empezó a escribir GPS después de perder una amistad. En la novela hay latentes otras muchas angustias presentes en la sociedad actual. "Existe el pánico en paro, el aislamiento, y el hecho de que actualmente todos estamos pendientes del móvil y percibimos el mundo a través de la pequeña pantalla. Incluso hemos modificado nuestro lenguaje", explica. De hecho, la novela comienza cuando Sandrine decide "compartir la ubicación" con Ariane para invitarla a una fiesta. Al día siguiente desaparece. "Tengo un sentido de la orientación nefasto y siempre me oriento con Google Maps, entonces vivo a través de mi pantalla y es como si estuviera fuera del mundo real. El mundo que nos muestra Google Maps son imágenes captadas meses antes y me parecía una buena metáfora", dice Rico, que es una gran lectora de novela negra. "Para mí, una buena novela te hace replantear cosas, te permite mirar todo desde otro punto de vista, y la novela negra me permite eso y jugar con el lector".

Maria Antonia Oliver

Maria Antònia Oliver

Lònia Guiu, la detective creada por la escritora Maria Antònia Oliver (Manacor, 1946 - Sencelles, 2022), es el personaje invitado a la BCNegra. Los lazos de la escritora mallorquina, fallecida hace dos años, con el mundo de la investigación tienen un trasfondo autobiográfico. Cuando la autora era todavía adolescente, entró a trabajar en una agencia de detectives, en la que se encargaba simplemente de pasar informes a máquina. Años más tarde, concretamente en 1982, el colectivo Ofelia Dracs, del que Oliver formaba parte, planteó hacer de forma conjunta un cuento policial y así nació Lònia Guiu, la protagonista de¿Dónde estás, Mónica?, de la recopilación Negra y consentida (1983). Guiu tendría una vida más larga: Estudio en lila (1985), Antípodas (1988) y El sol que da el pato (1994), que La Magrana acaba de volver a reeditar. "Cuando empecé en La Magrana me puse en contacto con Maria Antonia y me dijo que le hacía mucha ilusión poder volver a reeditar toda la obra de Guiu porque era un personaje para quien tenía mucho cariño. Desafortunadamente, murió justo cuando Estudio en lila llegó a las librerías, en febrero del 2022. Los libreros lo agradecieron mucho, me decían que circulaban muchas copias en PDF. De hecho, cuando reeditamos la obra nos costó mucho encontrar un ejemplar. Lo único que localizamos era en Nueva Zelanda", dice Joan Riambau, director literario de La Magrana, Rosa dels Vents y La Campana.

"Maria Antònia fue una auténtica pionera. No había detectives mujeres cuando ella empezó a escribir", añade. De hecho, la propia escritora, en unas jornadas literarias que se realizaron en 1995, explicaba: "Yo buscaba mujeres que escribieran novelas policiacas y hasta que no voy descubrir Patricia Highsmith y Margaret Miller no estuve tranquila. Y, además, descubrí a Amanda Cross, Barbara Wilson, Antonia Fraser, Marcia Muller y, sobre todo, Sara Paretsky y Sue Grafton. Son mujeres que hacen novelas policiacas, con muchas de las pautas del género, pero trastocándolas y dándoles un trazo feminista. No son novelas panfleto, pero la sociedad está criticada duramente desde un punto de vista diferente". La escritora rompió todos los tópicos de los personajes masculinos con una mujer detective bastante impulsiva, que cruza los límites, colecciona pintalabios, se mete en peleas y tiene mucha más ironía que muchos de los detectives masculinos.

Alicia Giménez Bartlett

Alicia Giménez Bartlett

La escritora de Almansa tiene ya una larga relación con Petra Delicado. La mujer fugitiva (Destino) es su decimotercer libro con la obstinada y geniüda inspectora de policía. "Petra siempre la tengo en la cabeza. Tiene tantos seguidores que siempre me piden que vuelva. No piden el escritor, sino Petra", dice Bartlett con la ironía que también ha insuflado a su personaje. La inspectora, con los años, también se ha ido haciendo mayor. "Ha ido envejeciendo y hay cosas que pasan en su entorno que no entiende y eso la enoja", explica la autora, que ambienta la novela en el mundo de las furgonetas gastronómicas ambulantes. "Hay jóvenes licenciados que no encuentran ni trabajo ni estabilidad y montan este tipo de negocios. Es una muestra de la precariedad actual, pero también me atraía este mundo. Viven en la sociedad, porque pagan impuestos y tienen familias, pero en la vez están fuera. Son algo más libres", explica. Bartlett fue pionera también a la hora de introducir a la mujer en el género policial. "Las mujeres siempre debemos estar luchando. Cuando empezamos tenemos que encontrar nuestro sitio y cuando nos hacemos mayores somos señoras a las que no hacen ni caso". La autora está en plena forma: "La escritura me protege. Me pongo a escribir y me concentro en lo que estoy haciendo y puedo huir de una realidad que a veces puede ser muy dura".

Seicho Matsumoto

Seicho Matsumoto

El festival de novela negra recuerda este año al escritor japonés Seicho Matsumoto (1909-1992), considerado el padre de la novela negra japonesa y autor de obras como El castillo de arena y Lo expreso de Tokio, ambas publicadas por Libros del Asteroide. "Matsumoto revolucionó el género en el sentido de que hasta entonces no había habido grandes autores de novela negra en Japón y fue él quien lo popularizó en los años 60. Contribuyó a su fama el hecho de que sus novelas no sólo son de crímenes y misterios, sino que también incluyen un fuerte componente de crítica social y exponen las desigualdades del país, la indefensión de los pobres y la hipocresía de los ricos", explica la traductora del autor, Marina Bornas. Sus protagonistas son policías que no siguen el canon de superhéroes, fuertes, atormentados e impulsivos. "Todos son personas normales y corrientes que viven sin lujos. El inspector Imanishi, por ejemplo, vive en una casa pequeña y vieja porque no puede acceder a una vivienda mejor. Así el autor conseguía que los lectores de la época se sintieran identificados con los protagonistas, como si fueran ellos mismos quienes investigaban el caso que leían", añade Bornas. Matsumoto era periodista y no empezó a publicar hasta los 42 años. Sin embargo, fue un autor muy prolífico que ganó premios y llegó a publicar unas mil obras, entre novelas y ensayos de historia antigua y contemporánea.

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