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El viaje a la Rusia soviética que deslumbró a Josep Pla

El autor de 'El cuaderno gris' pasó seis semanas en 1925 enviado por el diario 'La Publicitat' y de la experiencia salió uno de sus primeros libros

Políticos e intelectuales. Aclaraciones para Josep Pla
20/02/2025
6 min
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Barcelona"En 1925, cuando fui a Rusia, sabía de ese país aproximadamente lo que sabe todo el mundo: prácticamente nada", aseguraba, con su pícara habitual, Josep Pla (Palafrugell, 1897 - Llofriu, 1981). Lo escribía en el texto que encabeza la edición ampliada y revisada de uno de sus primeros libros, Rusia. Noticias de la URSS (Ediciones Diana, 1925), en El Norte, el quinto volumen de la obra completa de Destino. En El Norte, que va precedido por dos libros de viajes fundamentales para entender el Josep Pla jove, Cartas de lejos y Cartas de más lejos, esa recopilación de crónicas para el diario La Publicidad se ha transformado en Viaje a Rusia en 1925 e incorpora un largo preámbulo escrito desde el Mas Pla, en Llofriu, a principios de 1967, en el que el autor confronta aquella "agachada de juventud" con su visión madura: "Este libro es un esquema queridamente simple de una construcción: las paredes y los cuadrados de una pared y las hechas son las dudas de si les cayen".

El exordio de Pla sirve no únicamente para poner ese lejano volumen en contexto, sino también, en cierto modo, para disculpar su visión política del momento. A los 28 años, y durante una estancia de seis semanas, Pla no esconde el deslumbramiento por aquella Rusia que está desplegando la Nueva Política Económica impulsada por Lenin (1870-1924) y que se encuentra en plena pugna entre Stalin y Trotsky por suceder al primer dirigente de la Unión Soviética. Mientras se adentra en tren en el país de los soviets desde Riga y en dirección a Moscú, Pla desmonta el prejuicio occidental sobre la pobreza mayoritaria de los rusos. La mayoría tiene "un aspecto uniforme, decente, sin pretensiones, simple, limpio", escribe. Poco después de llegar a la capital, Pla consigna "la abundancia extraordinaria de librerías". Y añade: "Algunas son grandiosas, de las más grandes que se pueden ver en Europa. En la mayoría hay una sección extranjera: se encuentran novelas francesas algo anacrónicas y cantidades fantásticas de libros alemanes". Más adelante, en otra crónica, Pla destaca que en todos los pueblos soviéticos, por pequeños que sean, existe una biblioteca y una cooperativa, y en muchos se construye una escuela. "La cuestión de hacer llegar libros a todos los pueblos de payés ha sido una de las mayores preocupaciones del gobierno ruso", afirma.

Una imagen de Moscú en 1925.

Retrato de un país "único"

Durante su estancia en la URSS, el enviado especial de La Publicidad se propone detallar su funcionamiento a partir de visitas a fábricas, de la descripción de la particular mecánica de las elecciones –quienes no estén de acuerdo con la lista propuesta por la asamblea deben exponer “sus opiniones” y exteriorizar “su disconformidad en una forma clara: levantando el brazo, por ejemplo” o de explicar el reparto de los reparto de los repartos de la narración de los recuerdos de la narración. "Procuran que la vida que hace el preso en el reclusorio tenga más ventajas y comodidades que la vida anterior", expone Pla, poco antes de admirarse de la posibilidad de que "los presos tengan de vez en cuando unos días de libertad y puedan ir a casa a ver a la mujer y los amigos". Además, si el prisionero no vuelve cuando toca, "no se hace nada por volver a detenerle". "Si [...] ha huido, es que la cárcel no le hacía ningún bien ni le daba ninguna ventaja", explica el director de Sokolniki a Pla ya Eugeni Xammar (Vendrell, 1888 - L'Ametlla del Vallès, 1973), periodista con quien Pla comparte parte del viaje, junto con el político y traductor 9

"Rusia es un país único: no hay huelgas, ni desórdenes, ni sabotajes –leemos en el capítulo La política de los obreros–. Al no haber clases, no hay lucha de clases. Como no se hace subsidiariamente una política nacional de clases, los obreros rusos están interesados ​​en las cosas de su país". La disciplina se muestra aún más entusiasta: “El pueblo hace la revolución para trabajar menos, para mandar, para ir a la repartidora, impulsado por una fuerza disgregada, centrífuga y afrodisíaca. cuál". Pla también destaca que en el régimen soviético "la mujer está puesta, absolutamente, en el mismo plano que el hombre". Així descriu les seves impressions: "Les circumstàncies econòmiques de Rússia contribueixen a afeblir els lligams que nosaltres en diem familiars. La dona treballa. La dona sent que és igual que l'home, que té les mateixes funcions de l'home. La dona està assabentada de la seva importància pública i sap que és defensada per les lleis. No és pas estrany que vulgui fer una vida independent i, per tant, no és pas estrany que els fogons s'apaguin".

Un palacio reconvertido en cooperativa en Leningrado (actual San Petersburgo).

Historia de un libro problemático

Rusia. Noticia de la URSS apareció en 1925 en Edicions Diana. Fue el cuarto título del proyecto editorial de Ignasi Armengou (Manresa, 1895 - Buenos Aires, 1954), que ese mismo año había inaugurado Josep Pla con Cosas vistas, su debut en forma de libro después de haber publicado cientos de artículos. El primer editor de Pla pudo ser Joan Estelrich (Felanitx, 1896 - París, 1958), entonces director de Editorial Catalana y hombre de confianza de Francesc Cambó, tal y como explica Xavier Pla a Un corazón furtivo (Destino, 2024): en 1923, cuando ya había sido corresponsal en París y había sido enviado especial a Italia, Madrid y Alemania, Josep Pla escribe a Estelrich para anunciarle que está trabajando en un volumen "que será una recopilación de cosas publicadas". "Lo editaré por mi cuenta y se lo daré por si la Editorial [Catalana] lo quiere editar aparte, como hace con las conferencias de Junoy –continuaba Pla–. Para su serie oficial del año que viene, daré a la Editorial un libro que se titulará El descubrimiento del Mediterráneo".

Ninguno de los dos proyectos prosperó. Tampoco la novela inacabada Berlín-Oeste, de la que sólo se conservan "dos de sus supuestos prólogos", según revela Xavier Pla, quien también explica cómo Ignasi Armengou, un "editor sin experiencia y vagamente subversivo", acaba convirtiéndose en el primer garante de Pla, que más adelante se ganaría la confianza de Josep Maria Cruzet (Barcelona, ​​1903 - 1962) que le publicó una cincuentena de libros en Selecta, y Josep Vergés (Palafrugell, 1910 - Barcelona, ​​2001), que desde Destino le publicó, a partir de 1966, los 45 volúmenes de la obra completa.

En la primavera de 1925, Pla inauguró la colección Biblioteca de Escritores Independientes con Cosas vistas, y el libro no tardó en convertirse en un éxito. "No hay más remedio que hacer una segunda tirada –escribe el editor en Pla–. Lo llamaremos segunda edición. Esto hará un cierto efecto sobre el público. En el paso que vayamos, dentro de una semana habremos vendido cerca de 2.000 ejemplares. Ningún libro catalán había llegado". Meses después, Rusia. Noticias de la URSS también tuvo muy buena acogida. El problema fue que Pla nunca llegó a ver ni un céntimo de derechos de autor por parte de Edicions Diana. El administrador y distribuidor de la editorial era Miquel Ferrer i Sanxis (Castelldefels, 1899 - Barcelona, ​​1990), "sindicalista revolucionario, fundador de Estat Català y miembro de la Sociedad de Estudios Militares", según recuerda Xavier Pla en Un corazón furtivo. Ferrer y Sanxis, que también era gerente de la Librería Italiana, se hizo derrumbado con los ingresos generados por Diana, y en 1926 fue acusado de haber formado parte del complot del Garraf, que intentó acabar con la vida del rey Alfonso XIII. Pasó cuatro años en prisión, durante los cuales Diana, tutelada por el fundador de la Librería Catalònia, Antoni López Llausàs (Barcelona, ​​1888 - Buenos Aires, 1979), publicó aún otros dos libros de Josep Pla, Linterna mágica y Relaciones, antes de desaparecer.

El periodista y escritor ya había cogido impulso para diversificar su producción en varias editoriales. Antes de la guerra, Pla ya había dado a conocer, entre otros títulos, Vida de Manolo (1928), Cartas meridionales (1929), El sistema de Francesc Pujols: manual de hiparxiología (1931) y Madrid, el advenimiento de la República (1933). La última edición del libro sobre el viaje a Rusia la hizo Labutxaca en 2020, e incluye, además delHomenot que Pla dedicó a Andreu Nin a finales de la década de los 50, un interesante prólogo de la traductora del ruso Marta Rebón, que recuerda que Pla regresó a Moscú en 1969 para "ver el cuerpo embalsamado del dios Leniny visitar "el instituto donde se estudiaba el cerebro". Aquel periplo queda recogido en Un crucero en el Norte de Europa (incluido en El viaje termina, volumen 39 delObra completa de Destino). Cuando Pla ve por última vez el cadáver del revolucionario, el entusiasmo juvenil ha sido sustituido por el escepticismo adulto: "Es la mayor concentración religioso-supersticioso-patriótico-imperialista que mis ojos hayan visto –escribe–. Espectáculo inenarrable: serio, silencioso, ordenado,".

El mausoleo en el que se pueden visitar los cuerpos embalsamados de Lenin y Stalin.
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