'Mujeres de radio': ¡no se la pierdan!
Cristina Clemente alcanza el virtuoso equilibrio entre la comedia y el drama con tres actrices en estado de gracia

Mujeres de radio Autoría: Cristina Clemente
- Dirección: Sergi Belbel
- Intérpretes: Àngels Gonyalons, Sara Espígul, Sara Diego
- Villarroel. Hasta el 11 de mayo
Como un puñetazo con guante de terciopelo. Como una caricia con guante de hierro. No es fácil hacer reír, entretener y conmover hablando del cáncer de mama. No era fácil, pero Cristina Clemente logra el reto en un virtuoso equilibrio entre la comedia y el drama, gracias también a la excelente dirección de Sergi Belbel y tres actrices en estado de gracia.
"Es exactamente así". Me lo decía una chica víctima de el huracán emocional que sacude la enfermedad. Está todo. Desde el choque inicial hasta las preguntas sin respuesta. Desde el conflicto con uno mismo hasta el conflicto con los demás. Desde el primer diagnóstico hasta la mastectomía y la reconstrucción del pecho. Desde la soledad hasta la solidaridad. Desde el llanto hasta la risa.
Mujeres de radio es el fruto de una búsqueda a partir de una conversación, la de la autora con una madre en la puerta de un colegio. Pero también es fruto de una serie de conversaciones con mujeres que habían pasado por el trance o que todavía lo están viviendo. De ahí salieron tres perfiles de tres mujeres que no tenían nada en común ya las que el cáncer conectó y unió. Rosa (Àngels Gonyalons), de 55 años y directora de un programa de radio de máxima audiencia. Simpática, creída y vital. Àgata (Sara Espígul), de 40 años, enfermera. Casera y madre entregada. Carol (Sara Diego), que no ha cumplido los treinta, tan sincera y directa para admitir que es un absoluto desastre.
Hablan de ellas y de la enfermedad. Hablan en su nombre y en el de maridos y parientes con los que dialogan. Todo un ejercicio de comedia que se hela cuando cae la sentencia o se vislumbra el futuro. Y las actrices lo cuentan con absoluta credibilidad. Pero déjen destacar la personalidad escénica de Sara Diego con un personaje tan vulnerable y tan humano que se hace querer. Acertado espacio escénico con una piedra central que evoca poéticamente el mal. Y bien para la dirección de Sergi Belbel que recupera su mejor forma. No se la pierdan.