"En dos años nos podemos encontrar con un delta en todavía peores condiciones"

Los defensores de la Ricarda insisten en la urgencia de reparar la degradación ambiental acumulada

Un avión sobrevuela los alrededores del aeropuerto del Prat.
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BarcelonaHay lagunas, playas, humedales, miradores y más de 360 especies diferentes de pájaros que lo utilizan como parada obligatoria en sus rutas migratorias. El delta del Llobregat no se habrá movido de lugar en caso de que dentro de unos años Aena, el gobierno español y la Generalitat vuelvan a sentarse en la misma mesa para retomar las negociaciones sobre la ampliación del aeropuerto de El Prat. Entidades por la emergencia climática, asociaciones de vecinos y ecólogos destacados celebraron el 8 de septiembre el anuncio con el que la ministra de Transportes y exalcaldesa de Gavà, Raquel Sánchez, certificaba la parada del controvertido proyecto. Aún así, son conscientes de que este movimiento no será el último en una negociación que ya es sobre todo política.

José García es el vicepresidente de la Liga para la Defensa del Patrimonio Natural (más conocida como Depana dentro del activismo ecologista catalán) y responde al teléfono con la voz gastada después de la manifestación contra la ampliación del 19 de septiembre. “Ahora reculan, pero en cualquier momento pueden volver”, admite. Su mejor argumento, sin embargo, es que dentro de dos, tres o cinco años, la situación en el delta del Llobregat y el contexto de emergencia climática solo habrán empeorado. “Por mucho que Aena haga predicciones, no saben cuál será la evolución de la aviación pospandemia”, insiste.

Siete años antes de que Aena empezara a llamar puertas para la gran campaña de ampliación del aeropuerto, en Depana mandaban una carta con destino Bruselas. Era el primer paso (en forma de queja formal) para poner en alerta a la Comisión Europea sobre una serie de incumplimientos que observaban desde hacía años. El documento, de 37 páginas y dirigido al entonces director general de política regional, repasaba cómo se habían pasado por alto las compensaciones ambientales que había que aplicar tras la construcción de la tercera pista y la nueva terminal T1.

La entidad denunciaba que algunas poblaciones de pájaros habían disminuido y se habían degradado las zonas húmedas de las marismas de la Ricarda y las Filipines. “Hay que remarcar que esta disminución de los hábitats y de los espacios más importantes para la conservación de estas especies en el delta se produce desde hace años y que las administraciones son conscientes de ello sin que lo hayan evitado”, denunciaba la queja.

A este aviso le siguieron más informes e inventarios enviados a la Comisión Europea sobre el volumen de patos, cigüeñas o avetorillos comunes que habían dejado de habitar los diferentes espacios del delta. El resultado de la queja es más que conocido: Bruselas abrió un expediente sancionador por el deterioro de este ecosistema que todavía no se ha resuelto. “Espero que la presión haga efecto, porque nos podemos encontrar con un delta en condiciones todavía peores en dos años”, lamenta García. La intención de Depana es que la queja siga abierta y que, si se continúan alargando los incumplimientos por parte del gobierno español y la Generalitat, acabe llegando hasta el Tribunal de Justicia de la Unión Europea en Luxemburgo.

Difícil equilibrio ecológico

Además de la incierta evolución en los próximos años de la fauna y la flora que habitan en la Ricarda, el profesor emérito de la UB y experto en conservación de la biodiversidad Narcís Prat también mira hacia el subsuelo. El ecólogo recuerda el frágil equilibrio de este ecosistema en cuanto a la calidad del agua: “Se tiene que reparar el equilibrio entre el agua dulce y la salada que entra en los humedales a través de actuaciones necesarias que están pendientes”. A este riesgo se le suma una amenaza que ya hemos visto causar estragos en el mar Menor, en Murcia. La anoxia es la falta de oxígeno que se puede producir en una laguna cuando entra en un estado avanzado de degradación, y que provoca la muerte de peces y otras especies. “En la Ricarda esto pasa cada día en verano en menos medida. Si no cambias la hidrología, no puedes crear las condiciones para que viva nada”, concluye.

Prat insiste que la ampliación del aeropuerto es “especulación urbanística pura” y lamenta que el proyecto solo ha entrado en una “fase típica de hibernación” antes de que alguien la vuelva a rescatar del cajón. “Cuando esto pase el contexto será el mismo o peor teniendo en cuenta el cambio climático, el incremento del nivel del mar y los efectos de las compensaciones que no se han cumplido”, critica. Además, recuerda un proyecto que tampoco llegó a completarse nunca, el de crear un corredor biológico que conectara el delta del Llobregat con el Garraf. Esta posibilidad, critica, también se ha visto amenazada por el macroplan que prevé construir 4.800 viviendas nuevas en el Pla de Ponent de Gavà.

El 'crescendo' de la presión climática

En caso de que la ampliación de El Prat se reactive también topará con un escenario más exigente en materia ambiental. La Organización Mundial de la Salud (OMS) endureció hace unas semanas los indicadores de calidad de aire para fijar unos umbrales todavía más estrictos respecto a cuatro sustancias nocivas para la salud y relacionadas con los combustibles fósiles. La última vez que se actualizaron estos estándares fue hace más de 15 años, pero el organismo decidió poner más presión a los gobiernos para luchar contra la polución, un fenómeno que cada año causa muertes prematuras. Ante estas contradicciones, el argumento de Aena siempre ha sido defender la introducción progresiva de los motores de hidrógeno o los agrocombustibles en un sector contaminante como es la aviación. Aún así, no todos los expertos ven como positiva esta transición. “Técnicamente no es viable”, insistía la investigadora de la ICTA y portavoz de la plataforma Zeroport Sara Mingorria en una entrevista en Radio Primavera Sound. La experta también recordaba que estas fuentes de energía no tienen un impacto cero en la naturaleza y defendía apostar por otras modalidades de transporte como el tren.

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