Reportaje

Barcelona 1971: unas obras muy actuales

Publicamos fotos de la ciudad a principios de los años 70, en plena construcción de la ronda del Mig y el paso subterráneo de la Plaça Espanya

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La plaza de España en plenas obras el 1971 para la construcción del paso inferior que tenía que proporcionar continuidad y descongestión a la Gran Vía de las Cortes Catalanas –entonces Avenida José Antonio Primo de Rivera–. El alcalde Porcioles, grande impulsor de las obras públicas de principios de los 70 en Barcelona, las visitó a mediados de octubre del 1970 y expresó este deseo a los ingenieros y trabajadores: “Espero que el día de mi santo del año que viene –Sant Josep– podamos inaugurar la nueva plaza España”. “Nada del que se ha dado a la publicidad últimamente, de fuentes municipales, después de nuestras declaraciones a la prensa, ha calmado el desasosiego que impera a los hogares de nuestros vecinos de las calles de Badal, Brasil y adyacentes [...]. Tened en cuenta que todos los vecinos ya tienen las correspondientes notificaciones de ocupación urgente, de expropiación o de precio justo, que hay de todo. Y después de esto, unas prometidas vagas y supeditadas a quienes sabe cuántas dificultades técnicas. Sería deplorable que a nuestros días pudieran quedar las cosas así, desatendiendo los que formamos parte de una gran comunidad, admirada desde dentro y desde fuera”.

Barcelona, ciudad de obras. 2022: la plaza de las Glòries cabeza abajo con el túnel acabado de inaugurar, la inacabable línea 9 del metro, la Diagonal, el tranvía, la Via Laietana, las superislas, la calle Pi i Margall... ¿Cómo era la Barcelona de hace 50 años en cuanto a obras públicas? Un hallazgo reciente en una tienda de coleccionismo responde a esta pregunta y permite acceder a una documentación visual muy valiosa para comprender y ponderar la modernización de la ciudad a través de unas obras públicas que serían decisivas. Las fotos retratan algunas arterias de la Barcelona del tardofranquismo levantadas para la remodelación y puesta al día de las comunicaciones de una ciudad que arrastraba grandes déficits de comunicación interna. El paso subterráneo de la Plaça Espanya y el nuevo Cinturó de Ronda –también conocido como ronda del Mig– a su paso por la Plaça Cerdà y la Gran Via de Carles III. Las fotos que hoy publica el ARA se hicieron durante los primeros meses de 1971.

El Cinturó de Ronda fue proyectado a principios del siglo XX, concretamente en 1907, pero su desarrollo se eternizó y no fue hasta 1969 que el Ayuntamiento comandado por Josep Maria de Porcioles se puso manos a la obra y sacó adelante una infraestructura destinada a aligerar de tráfico las cargadas vías principales de Barcelona. Una operación descongestión que, metafóricamente, también podía aplicarse en todo un país que empezaba a preocuparse por ser un poco moderno.

“Nada de lo que se ha dado en la publicidad últimamente, de fuentes municipales, tras nuestras declaraciones en la prensa, ha calmado el desasosiego que impera en los hogares de nuestros vecinos de las calles de Badal, Brasil y adyacentes [... ]. Tenga en cuenta que todos los vecinos ya tienen las correspondientes notificaciones de urgente ocupación, de expropiación o de justiprecio, que hay de todo. Y después de eso, unas promesas vagas y supeditadas a quién sabe cuántas dificultades técnicas. Sería deplorable que en nuestros días pudieran quedar las cosas así, desatendiendo a los que formamos parte de una gran comunidad, admirada desde dentro y desde fuera”
“Nada de lo que se ha dado en la publicidad últimamente, de fuentes municipales, tras nuestras declaraciones en la prensa, ha calmado el desasosiego que impera en los hogares de nuestros vecinos de las calles de Badal, Brasil y adyacentes [... ]. Tenga en cuenta que todos los vecinos ya tienen las correspondientes notificaciones de urgente ocupación, de expropiación o de justiprecio, que hay de todo. Y después de eso, unas promesas vagas y supeditadas a quién sabe cuántas dificultades técnicas. Sería deplorable que en nuestros días pudieran quedar las cosas así, desatendiendo a los que formamos parte de una gran comunidad, admirada desde dentro y desde fuera”

Resulta muy revelador consultar la prensa de la época. Así habla La Vanguardia del 28 de diciembre de 1969: “Barcelona, que había quedado notablemente atrasada en cuanto a infraestructura de rutas viarias de acuerdo con las exigencias del automovilismo, reclama todavía más atenciones ahora para aliviar los problemas del tráfico por el interior de la ciudad, donde el grado de congestión ha llegado a cuotas máximas. Durante estos últimos diez años hemos visto como el viejo anhelo de los Cinturones de Ronda apenas ha pasado de su planteamiento como obra de urgencia. Mientras tanto, las necesidades han crecido y ahora soportamos una insuficiencia de vías rápidas y de descongestión que reclaman atención de singular urgencia. Por el Primer Cinturón, que arranca en la plaza de Ildefons Cerdà y atraviesa la ciudad por varias zonas de Sants, Pedralbes, Lesseps, Guinardó y la Sagrera, donde se acaba, llegaron algunas señales de obra acabada, pero, como el conjunto todavía no tiene utilización, la eficacia es prácticamente nula en estos momentos. Quedamos en la esperanza de una celeridad en los trabajos porque, según se ha prometido, en dos o tres años esté acabado el Primer Cinturón de Ronda desde la plaza Cerdà hasta la altura del Hospital de Sant Pau”.

La Gran Via de Carles III en 1971, levantada por la construcción del Cinturón de Ronda. Así describe la prensa de 1971 las obras que modernizaron la ciudad: “Está en marcha la construcción de un gran colector, de más de 7,5 kilómetros, que desde la plaza Héroes de Espinosa de los Monteros –hoy plaza Prat de la Riba– seguirá la línea del Cinturón de Ronda, y el del Litoral, hasta el mar”.

Hablo con Ramon Arandes, ingeniero de caminos que entró a trabajar en el Ayuntamiento de Barcelona en 1972. Me explica que las obras que reflejan las fotografías fueron muy importantes para una ciudad que tenía un problema: entre el mar y la montaña que la delimitan, los accesos estaban muy polarizados. “Había que abrir una salida nueva de toda la ciudad, una alternativa a la Diagonal, la Gran Via y la Meridiana, los tres ejes que soportaban todos los accesos”, dice. Arandes destaca que fue el alcalde Porcioles quien se empeñó en llevar a cabo finalmente las obras. Con alguna anécdota torpe incluida: la plaza Cerdà quedó en principio más baja que los colectores que iban a parar, con la frecuente inundación consiguiente.

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