Ola de calor

Consejos para protegerse del calor

Os damos las mejores ideas para mantener el calor a raya

Jordi Bes
5 min
Estiguem frescos!

La oleada de calor de este año está batiendo temperaturas récord, dejando detrás suyo una estela de noches de mal dormir y días con mucho bochorno. Más allá de los ventiladores y los aires acondicionados, hay algunos trucos con los que podemos conseguir que estos días sean más soportables (y no nos llegue una factura de la electricidad desbocada). Haremos bastante aplicando el sentido común o haciendo pequeños cambios de disposición en el hogar y adaptando la alimentación.

La responsable de información de la dirección general de Protección Civil, Xesca Baró, dice que en casa “es importante controlar la temperatura”, de forma que durante el día se tienen que cerrar persianas y ventanas sobre todo allí donde da el sol y por la noche hay que abrirlas para que salga el calor. También recomienda estar en las habitaciones más frescas y, en caso de no tener aire acondicionado o ventiladores, pasar un par de horas al día en espacios donde sí que haya, como un centro comercial. También nos podemos duchar más a menudo, y recuerda que hay que ayudar a los colectivos más vulnerables, como por ejemplo la gente mayor.

No tener aire acondicionado no tiene por qué implicar pasar un verano tórrido, siempre que aplicamos pequeñas medidas que parecen olvidadas. “Tiene mucho que ver con lo que se ha hecho durante siglos y con lo que hacían los abuelos de aprovechar de manera estratégica la situación, la orientación y las piezas de la vivienda de manera diferente en invierno o en verano”, subraya la profesora de proyectos arquitectónicos de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) y corresponsable del grupo de investigación Habitar, Magda Mària. Actuar así también ayuda a hacer del mundo un lugar más sostenible y respetuoso con el medio, puesto que “el gasto energético que se hace en verano en las casas con el aire acondicionado es superior al que se hace en invierno con la calefacción”, dice. Igual que Baró, pone mucho énfasis en remarcar que “una de las primeras medidas es impedir la entrada de la radiación solar directa a casa”. Esto implica sobre todo ventilar bien por la noche (tener plantas en las aperturas ayuda a refrescar todavía más el ambiente) y bajar persianas en horas de sol o poner toldos (horizontales en caso de orientación sur; verticales en caso de orientación este u oeste). En una casa también se puede plantear colocar en la fachada plantas trepadoras de hoja perenne. Otra buena opción es tener ventiladores, de techo o de pie, puesto que el aire en movimiento disminuye la sensación de calor. Podemos intensificar el efecto si colocamos un bol de agua helada (con cubitos y sal) delante.

También es efectivo cambiar algunos muebles de lugar, sobre todo si están cerca de la ventana, son de tejidos pesados (como un sofá de terciopelo o de tapicería no natural) y da el sol, puesto que acumulan la radiación solar y la esparcen. También los podemos tapar con tejidos de lino o algodón 100% de colores claros, mientras que para dormir son muy frescas las sábanas de hilo. Además, conviene retirar las alfombras (la moda importada del parquet o la moqueta no ayuda a mantener la frescura, a diferencia de las tradicionales baldosas), evitar poner el horno o el lavaplatos o pasar la aspiradora en las horas de más calor (tan importante es evitar que entre de fuera como generarlo dentro) y sustituir las bombillas incandescentes por leds, puesto que irradían mucho menos calor.

Cuando paseamos o hacemos una excursión conviene evitar las horas centrales del día (consejo también válido para cuando salimos a hacer deporte o viajamos en coche sin aire acondicionado) y andar por la sombra y protegernos con una gorra y crema solar. También es importante beber mucha agua, tanto en casa como en la calle, así que si salimos puede sernos de utilidad llevar alguna botella de agua encima. Hace falta que los niños se hidraten bien, y Baró remarca que, si tapamos el carrito para que no le dé el sol directo, hay que asegurarnos de que entra aire y está ventilado. No podemos dejar nunca a los niños solos en el coche, así como tampoco a los animales domésticos. También explica que es conveniente vestirse con ropa ligera, de tejidos naturales como el algodón (o el lino), de colores claros y que no sea ajustada.

Elegir bien los ingredientes de nuestras comidas también nos ayuda a frenar el calor. En verano siempre nos dicen que hay que beber más agua para estar bien hidratados, en especial cuando las temperaturas suben por encima de los 30 grados, pero la vicesecretaria del Co·llegi de Dietistes-Nutricionistes de Catalunya (Codinucat), Roser Martí, recomienda que el agua esté a temperatura ambiente, porque la fría hace que el cuerpo se tenga que esforzar para equiparar la temperatura del agua a la corporal. “El agua fría da la impresión opuesta. Nos hace tener más calor porque el cuerpo tiene que trabajar más”, dice, y añade que no hay que esperar a tener sed para beber, puesto que si tenemos sed significa que la deshidratación ha empezado. Esto es especialmente relevante para los niños, las personas mayores y las embarazadas, porque tienen la sensación de sed disminuida.

Esto no quiere decir que no podamos tomar algo frío. Eso sí, Martí recomienda evitar el alcohol, los refrescos y la cafeína, porque ayudan a la deshidratación, así como el azúcar. Como alternativa, podemos hacer refrescos caseros. Podemos añadir al agua frutas, hierbas aromáticas, zumo de limón o incluso verduras (como el pepino), jengibre o cúrcuma y hielo picado o algún cubito. Se le puede dar un punto divertido si hacemos el hielo con una fresa dentro, mientras que la menta es muy refrescante. Para dar un toque de dulce, se puede incorporar agua de coco o leche de coco (o también coco rayado), anís estrellado, cacao en polvo, canela, dátils, orejones, pasas, fruta deshidratada en polvo o vainilla. Si se infusiona en caliente y se añade una pequeña dosis se potencia el gusto del refresco. También podemos refrescarnos haciendo helados con yogur o con fruta.

Cuando nos sentamos a la mesa es recomendable comer alimentos crudos como ensaladas, gazpachos, carpaccios (no hay solo de ternera, sino que pueden ser vegetales de tomate, calabacín o champiñones), cremas y purés fríos (y quizás más líquidos que en invierno para beberlos) y frutas y verduras de proximidad y de temporada, como la sandía, el melón y las fresas, que contienen mucha agua, así como la papaya. Además, las moras y las frambuesas tienen un efecto antinflamatorio que reduce la presión y ayuda a disminuir la temperatura a través de la circulación. También se tendrían que evitar los alimentos picantes, así como los que sean muy salados (como conservas, embutidos y patatas chips).

Trucos caseros
  • 1. Dúchate con agua fría o tibia Un clásico para reducir la temperatura corporal. Si te da pereza la ducha rápida puedes poner los pies en agua fría, que también funciona.
  • 2. Botella de agua congelada a la cama La versión veraniega de la bolsa de agua caliente del invierno. Ponla una rato antes de ir a dormir para que enfríe la cama.
  • 3. Ventilador y cubo con hielo Este 'kit' de supervivencia veraniega puede bajar hasta 3 ºC la temperatura de la sala. El ventilador empuja la frialdad de los cubitos hacia ti. Cuando se hayan derretido ya te habrás dormido.
  • 4. Sábanas casi congeladas Mete las sábanas dentro de una bolsa y ponlas en el congelador antes de ir a dormir. Con 10 o 15 minutos es suficiente para que se enfríen. La frescura te da tregua para que concilies el sueño.
  • 5. Quítale el sitio al perro Fíjate que las mascotas siempre están en el lugar más fresco de la casa, donde pasa un soplo de aire.
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