Bienestar

¿Es mejor hacer deporte solos o en compañía?

Ambas opciones tienen ventajas y desventajas y es importante conocerlas antes de tomar una decisión

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Un grupo de personas con zapatillas listas para hacer ejercicio en una imagen de recurso.

BarcelonaSabemos a ciencia cierta que practicar actividad física es una de las piezas del rompecabezas que nos ayuda a tener una vida saludable en todos los sentidos. Se puede llevar a cabo de muchas formas: practicando diferentes deportes, sean organizados, con clases dirigidas o espontáneos y en total libertad; en entornos distintos, en el interior o al aire libre; en compañía o solos. Entrenarse en soledad tiene una serie de ventaja e inconvenientes, al igual que con otras personas. Hay quien elige una opción u otra de forma voluntaria, mientras que a otros no les queda más remedio. "Practicar deporte acompañado puede convertirse en una buena forma de conciliar espacios sociales, de pareja, familiares, para compartir con nuestro entorno. Estableciendo una sinergia entre buenos hábitos, ocio y vida personal, familiar y social", explica Meritxell Bellatriu, psicóloga deportiva.

Los profesionales del sector insisten en que una de las ventajas de la práctica en compañía es que la actividad se convierte, por norma general, en más distraída y más motivante y es un aliciente para las personas a las que les cuesta activar se o no saben cómo dar el primer paso y, posteriormente, para conseguir más adherencia. “Empecé a salir a andar porque quería adelgazar y lo hice con una amiga. Me habría costado mucho hacerlo sola”, explica Susana Moreno, una mujer en la cuarentena que pasó de un estilo de vida sedentario, hace siete años, a empezar andando y, actualmente, corre, sigue unas pautas de entrenamiento y participa en pruebas.

Por otra parte, el compromiso que adquirimos cuando hacemos actividad en compañía es más elevado “tanto si hablamos del compromiso para ejecutar la misma actividad y no abandonar, por el mero hecho de que hemos quedado con una o más personas, como para realizarlo la empleando más esfuerzo de lo que quizá haríamos solos”, asegura Bellatriz.

"Las personas que habitualmente no hacen actividad física, que no lo tienen como un hábito o que no están nada motivadas, les puede ayudar a hacerlo acompañados de un amigo, un familiar, un instructor o un grupo social por compartir con personas que sí que ya tienen el hábito para poder guiarles con más garantías”, apunta Jaume Palau, que se dedica profesionalmente al acompañamiento de personas en la práctica deportiva desde hace más de tres décadas. Pero es cierto que el hecho de practicar deporte en compañía siempre nos hará estar supeditados a unos horarios, a unos ritmos ya unas responsabilidades a los que debemos estar dispuestos a asumir y adaptarnos.” Hay que tener en cuenta diferentes variables cuando hacemos actividad física con otras personas: el objetivo de la actividad, el nivel de los distintos participantes, el tipo de actividad, el entorno donde se realiza. Siempre será diferente si esta actividad se hace simplemente para disfrutarla, si se hace para mejorar el rendimiento, para mejorar la técnica, para conocer nuevos sitios; si está al aire libre o en un espacio cerrado; si el grupo de edad es homogéneo o muy diverso, entre otras consideraciones”, especifica Palau.

Una de las cosas que deberemos tener en cuenta en el momento de elegir una actividad física en compañía es la afinidad entre los participantes, ya sea porque compartimos intereses, gustos, valores y objetivos o simplemente, si coincidimos en horarios o ya nos conocíamos previamente. "Si tenemos en cuenta este último aspecto, también podemos sumar un nuevo incentivo que es el hecho de conocer gente nueva, que nos aporte cosas positivas", añade el experto.

Desconectar de todo y todo el mundo

Y, si nos centramos en la práctica en solitario, aquí también encontramos muchos puntos y efectos positivos en diferentes aspectos, tal y como explica Bellatriz: “En el ámbito psicológico, si nos fijamos en la diferencia de hacerlo solos o acompañados, encontramos que la individualidad nos permite un espacio único, libre; nos facilita centrarnos en nosotros mismos, en nuestros pensamientos, en nuestras emociones. Fomenta la autorreflexión y también la desconexión de cualquier preocupación. Nos aporta estar en silencio, con la opción de meditar o centrarnos únicamente en el disfrute de hacer algo que nos gusta. Precisamente, poder focalizarnos en nosotros mismos, conectar con nuestro cuerpo y desconectar del resto del mundo”. Todos estos aspectos son de un alto valor cualitativo teniendo en cuenta que actualmente es muy complicado encontrar momentos que propicien este estadio tan necesario de poder estar con uno mismo y reflexionar o, sencillamente, desconectar de todo lo demás.

De todos modos, para hacer deporte sólo debemos tener presente que, para ser constantes, necesitaremos un alto grado de motivación y, tanto el compromiso que adquirimos con nosotros mismos como las ganas que tengamos, jugarán un papel clave para no abandonar, adherirnos al hábito y seguir avanzando. “Normalmente, las personas que suelen realizar una actividad física en solitario son las que se automotivan, que tienen unos objetivos muy claros o que ya tienen la actividad física como un hábito. Esta actividad, tanto puede ser por ocio, por salud, por cambio de hábitos, por rendimiento, etc., pero está claro que aquellas personas que lo hacen, saben que es por un beneficio personal”, explica Palau.

Y, evidentemente, uno de los aspectos más valorados de la práctica en solitario es la libertad absoluta en cuanto al horario, lugar, exigencia, intensidad o ritmo. “Hay personas que no necesitan a nadie para hacerla, que les gusta disfrutar de su tiempo, de su espacio, de estar solas”, añade el experto. Una afirmación que comparte Susana Moreno: "Me gusta salir sola, de vez en cuando, ya que decido el ritmo que llevo, cuando quiero parar o seguir corriendo y me aporta sensación de libertad". Otro aspecto a tener en cuenta es que toda aquella gente que tiene poco tiempo o está supeditada a unos horarios muy distintos al resto, el hecho de no tener que depender de nadie les facilitará la práctica deportiva.

Encontrar la mejor fórmula

Pero, como en todos los ámbitos que nos ocupan a lo largo de la vida, no todo debe ser blanco o negro, sino que hay un promedio o momentos en los que preferimos o nos sentimos más cómodos haciéndolo de una forma o de otra o, por qué no, combinando ambas formas. “A mí me gusta combinarlo. A veces, salir sola se me hace muy aburrido, sobre todo en días grises; pero, en cambio, otras veces poder hacer salidas a mi aire me da mucha paz y disfruto mucho”, afirma.

Y, como conclusión final, los expertos coinciden en que “puede depender de cada persona y de la necesidad o prioridad de cada momento. Hay quien ve la práctica deportiva como un espacio social y prefiere a la compañía y, en cambio, encontramos a otras personas que declinan esta opción para ir a su aire ya su ritmo. Más que pensar en cuál es la opción ideal, vale la pena centrarnos en nosotros mismos, saber nuestras necesidades y encontrar la mejor fórmula”, concluye la psicóloga deportiva Meritxell Bellatriu.

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