Cuerpo y mente

"Si tienes ganas de llorar, llora donde sea y cuando sea"

Hablamos con la ilustradora y artista visual Josefina Guarracino, 'alter ego' de Pepita Sandwich, sobre su nuevo ensayo ilustrado 'El arte de llorar'

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'Cuerpo y mente'.

BarcelonaDesde pequeña, la ilustradora y artista visual Pepita Sandwich siempre ha llorado. Por cualquier cosa: una vez, una caída, una discusión, una película. A la mínima, las lágrimas le brotan por los ojos sin control. Un día, cuando se muda de Argentina a Nueva York y se encuentra sola en un apartamento vacío, decide empezar un diario para escribir y dibujar cada vez que llore. Lo que empieza siendo su “diario de lágrimas” con el tiempo acaba convirtiéndose en todo un ensayo ilustrado sobre la historia del llanto: El arte de llorar. El poder sanador de las lágrimas (Lumen, 2024).

“Descubrir que los humanos somos la única especie que llora por sus emociones fue el principal disparador del libro”, explica Josefina Guarracino, alter ego de Pepita Sandwich, que durante meses investigó sobre cómo llorar ha tenido diferentes interpretaciones a lo largo de la historia.

De hecho, el origen de las lágrimas ha sido estudiado durante mucho tiempo y se han realizado una gran variedad de teorías sobre por qué lloramos y qué sentimientos nos pueden llevar a tener esta reacción. Pero no sólo eso: se sabe que, durante siglos, el llanto fue símbolo de admiración y formó parte de muchos rituales y religiones.

Según la mitología egipcia, cuando Ra, el dios del sol, lloraba, sus lágrimas se transformaban en abejas al tocar el suelo, un insecto que era muy sagrado en aquella época. En la cultura azteca se practicaba el “lloro ritual” para dar las gracias cuando ocurría algo especial y también se solían ofrecer las lágrimas de los niños al dios Tlàloc para invocar la lluvia. Los griegos consideraban que el llanto era erótico, y en la antigua China se hacían actuaciones de llanto y lamentos para calmar a los espíritus. Unos espectáculos que, a su vez, eran muy apreciados por sus atributos estéticos y como entretenimiento. Por otra parte, en la Edad Media se consideraba que las lágrimas tenían propiedades curativas contra las infecciones y, con el tiempo, se creó la figura de las carrizales, que eran personas que se contrataban a los funerales para que lloraran.

Llanto como vulnerabilidad

Toda esta imagen del llanto como elemento sagrado y venerado se ha ido deteriorando a través de las generaciones, hasta llegar a la actualidad, en la que llorar se ha convertido en un símbolo de debilidad y que a menudo incomoda a quienes lo presencian. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

“Ha sido un proceso muy largo en la historia. Quizás uno de los puntos determinantes es en el siglo XVIII, cuando se popularizan novelas sentimentales que apelaban a que los lectores lloraran con facilidad”, opina la autora. Es decir, el llorar empieza a verse como un símbolo de vulnerabilidad asociado al mundo femenino. “Mientras que a las mujeres se les enseñaba a mostrar sus emociones y conectar con las lágrimas, en ningún caso se animaba a llorar en otras situaciones o ambientes considerados más serios, como en el trabajo”, continúa.

Para Pepita Sandwich, llorar es mucho más que una reacción involuntaria cuando nos sentimos tristes: es más bien una fuente de poder y una de las formas más bonitas con las que nos podemos expresar. Es a través de las lágrimas que podemos desarrollar mejor y curar nuestras heridas emocionales. “Hay personas que, a raíz del libro, me han dicho que ellas nunca lloran, y no pasa nada. Pero creo que es importante escucharnos y ver cómo nos sentimos. Si lloramos, ver qué hay detrás de esas lágrimas, porque quizás hay algo que nos quiere decir el cerebro y no le estamos haciendo caso”, continúa la ilustradora.

Las lágrimas son nuestras maestras, gracias a ellas podemos conectar con nuestro interior y también nos ayudan a conectar con los demás ya tener más empatía. “Si tienes ganas de llorar, llora donde sea y cuando sea”, aconseja la autora, quien asegura que su lugar preferido para llorar son los museos: “Son lugares que me calman y donde puedo conectar con las obras de arte y mis deseos más profundos. El arte es una conexión con la historia, el pasado, presente y futuro”, reflexiona. Pero al final cada uno puede encontrar su lugar particular donde poder llorar a gusto y sentirse más humano.

Los beneficios de llorar, según Pepita Sandwich

  • Tiene efectos calmantes.
  • Es una manera de solicitar ayuda y obtener apoyo de los demás, sin siquiera pedirlo.
  • Libera estrés y toxinas.
  • Tiene efectos para mejorar el sueño.
  • Mantiene los ojos limpios.
  • Puede darle un impulso a tu estado de ánimo.
  • Ayuda a recuperarse del luto.
  • Restablece el equilibrio emocional.
  • Puede expresar un amor profundo.
  • Te puede ayudar a conectarte con el arte.
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