Italia

El aborto divide a un G-7 que culmina la legitimación de Meloni

La primera ministra de Italia logra que la palabra 'aborto' desaparezca de la declaración final de la cumbre que se celebra en su país

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La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y el papa Francisco en la reunión del G-7.

RomaLa primera ministra italiana, Giorgia Meloni, que tantas sospechas despertó en las cancillerías europeas tras su victoria en las urnas hace casi dos años, ha aprovechado la debilidad de sus socios para imponer la agenda italiana en la cumbre del G-7 y, de paso, reivindicarse como una líder de derechas conservadora, ajena a la extrema derecha ya los discursos ultra que la levantaron en el poder, pero sin olvidar sus raíces.

La cumbre del G-7, que reúne a los líderes de los siete países más industrializados del mundo –excepto China y Rusia–, es siempre una oportunidad de oro para que el país anfitrión pueda demostrar su capacidad de organización y mediación entre las grandes potencias del mundo en asuntos clave. En esta ocasión, Meloni llegaba a la cita este jueves en la región de Apulia reforzada después del triunfo en las elecciones europeas, que han marcado el auge de la extrema derecha, mientras que frente a la mesa se sentaban unos socios en horas bajas.

Italia ha presionado hasta conseguir que una referencia explícita a proteger el derecho al aborto no aparezca en la declaración final, aunque sí aparecía en los primeros borradores. Un texto que las delegaciones de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Japón y Reino Unido negociaron hasta última hora de ayer.

La declaración final mantiene el compromiso de un "acceso universal a los servicios sanitarios adecuados, asequibles y de calidad para las mujeres", que los líderes del G-7 asumieron en la reunión de Hiroshima el pasado año, bajo la presidencia de turno de Japón, pero cancela la referencia específica a la importancia del "acceso al aborto seguro y legal ya la atención postparto", que aparecía en el comunicado de 2023.

A excepción de la anfitriona, prácticamente todos sus invitados –los mandatarios de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Japón y Reino Unido– tenían poco que celebrar. El presidente francés, Emmanuel Macron, aterrizó en Italia poco después de convocar elecciones anticipadas tras el triunfo abrumador de la extrema derecha francesa en las europeas celebradas la semana anterior. Su histórico aliado, el canciller Olaf Scholz, no ha convocado elecciones, pero se encuentra igualmente muy debilitado tras la victoria en las urnas de la ultraderecha alemana.

El premier británico, Rishi Sunak, por su parte, podría despedirse del número 10 de Downing Street si se confirman las encuestas que dan a su partido el tercer puesto en las elecciones del 4 de julio, mientras que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se enfrentará en los próximos meses a un Donald Trump más aguerrido que nunca.

Enfrentamiento con Macron

La cuestión del aborto ha provocado una disputa diplomática entre Francia e Italia, con Meloni acusando a Macron de intentar hacer campaña electoral antes de las elecciones anticipadas que podrían levantar al poder el partido de Marine Le Pen en su país.

"Francia tiene una visión de la igualdad entre mujeres y hombres, pero no es una visión compartida por todo el espectro político", declaró Macron a los periodistas, y lamentó no haber sido posible convencer a la delegación italiana pese a los esfuerzos diplomáticos. "No hay motivo para discutir sobre temas en los que hemos estado de acuerdo durante mucho tiempo", ha dicho Meloni. "Creo que es un gran error, en tiempos difíciles como estos, hacer campaña utilizando un foro precioso como el G-7", ha señalado.

La primera ministra, líder del partido posfascista Hermanos de Italia, lidera en Roma un gobierno de coalición ultraconservador con la Liga de Matteo Salvini y Fuerza Italia, el partido fundado por Silvio Berlusconi, ahora en manos de Antonio Tajani. Defensora a ultranza de la familia tradicional, desde que llegó al poder en el 2022, Meloni ha impulsado diversas medidas dirigidas a entorpecer el aborto a las mujeres en Italia y financiar con dinero público a las asociaciones provida, a las que ha permitido entrar en las clínicas para "asesorar" a las mujeres.

El papa, contra la IA

Su relación con el Vaticano, en cambio, no es tan cercana como puede parecer. Sin embargo, Meloni ha invitado al papa Francisco a participar este viernes en los debates que han abordado los desafíos de la inteligencia artificial.

Francisco ha sido el primer papa en participar en un encuentro del G-7. Una oportunidad que ha aprovechado para denunciar que la IA, una tecnología que ha calificado de "instrumento fascinante y terrible a la vez", pone en riesgo "la misma dignidad humana". El pontífice, como suele ser habitual en sus discursos, no se ha limitado a la agenda y ha aprovechado su intervención para reivindicar la "sana política", introducir la ética en los algoritmos y exigir la prohibición de las "armas autónomas letales ".

La cumbre italiana, que se ha celebrado en medio de fuertes turbulencias internacionales, con la guerra de Ucrania y en la franja de Gaza, ha concluido este viernes con una advertencia contra las entidades financieras chinas que ayudan a Rusia a obtener armas en la su guerra contra Kiiv, y el G-7 ha prometido abordar en el futuro lo que considera prácticas comerciales incorrectas de Pekín, que perjudican a la industria europea y de Estados Unidos.

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