El apoyo de Alemania a Ucrania, pendiente del resultado electoral
Kiiv y Bruselas temen la dificultad para formar un gobierno estable en Berlín

BerlínUna semana antes de las elecciones federales del 23 de febrero, Alemania acogerá la Conferencia de Seguridad de Múnich. El nuevo vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, y el nuevo secretario de Estado, Marco Rubio, participarán en el encuentro anual con un encargo claro de su jefe: poner fin a la guerra de Ucrania. Donald Trump quiere que Rusia y Ucrania lleguen a un acuerdo y que Europa trabaje para hacerlo posible. Alemania es el mayor donante europeo de Kiiv y ha aumentado la presión para que mueva ficha.
"El cambio en la Casa Blanca significa una ventana de oportunidad, tanto Rusia como Ucrania muestran signos de fatiga", aseguraba en un debate el analista de política exterior del Centro para el Análisis de Políticas Europeas (CEPA), Jessica Berlín. Para lograr un acuerdo justo para Ucrania, considera indispensable el soporte occidental. "Será el factor decisivo para presionar a Rusia: la pregunta es si llegarán a tiempo para conseguir que se respete la soberanía llena de Ucrania".
En Múnic, los enviados de Trump podrán hablar con el candidato mejor posicionado para convertirse en canciller, el conservador (CDU) Friedrich Merz. También estarán el todavía canciller y candidato socialdemócrata (SPD) Olaf Scholz y el vicecanciller de Els Verds, Robert Habeck. Con distintos matices, los tres son firmes defensores de Ucrania. Pero en estos momentos ninguna ha concretado qué respuesta dará a Trump y Zelenski ni qué rol quiere que Alemania juegue durante las negociaciones.
Con la nueva administración americana pulsando el acelerador, no podrán esquivar las preguntas durante mucho tiempo. La inmigración y la economía centran el debate electoral y la cuestión de la paz ha quedado en un segundo plano, pero el conflicto no ha dejado de ser un quebradero de cabeza para Berlín. El país ha acogido a más de un millón de refugiados ucranianos y la industria ha perdido competitividad por el encarecimiento de los precios de la energía a raíz de las sanciones que impiden la importación de gas ruso.
Crece el apoyo a partidos prorrusos
Quienes han sabido recoger la fatiga que causa el conflicto entre los alemanes son dos partidos de los extremos. La extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) se convertiría en la segunda fuerza en el Parlamento y un nuevo partido populista de izquierdas, la Alianza Sahra Wagenknecht, se quedaría a las puertas del Bundestag. Ambos hablan abiertamente de detener la ayuda en Ucrania y de hacer concesiones territoriales en Rusia a cambio de la paz. Pese a los vínculos históricos con el Kremlin, AfD se presenta ahora como una fuerza capaz de hacer de puente entre Washington y Moscú, sobre todo después de recibir el apoyo del multimillonario Elon Musk.
Al día siguiente de las elecciones hará apenas tres años que comenzó la guerra. Desde entonces, los partidos tradicionales han incorporado la inversión en defensa y la OTAN y la renovación del ejército como prioridades. Pero la mayoría de los líderes procuran no ser vistos como belicistas. Merz no ha aclarado si entregará misiles de largo alcance Taurus a Ucrania, como han hecho los demás socios europeos. Sólo los liberales del FDP llevan al programa "la entrega inmediata de Taurus". Scholz está totalmente en su contra.
En medio de la agitación a escala internacional, muchos quisieran que el resultado electoral otorgue un mandato claro a los partidos que apoyan a Ucrania. Querrían que el nuevo gobierno en Berlín contribuya a una estrategia que priorice sus intereses. Después de que la CDU aceptara los votos de la extrema derecha, el tono de la recta final de la campaña es agrio. La formación de gobierno no será fácil. En Kiiv y en Bruselas esperan que la campaña pase deprisa y no tarden mucho en ponerse de acuerdo.