Inmigración, impuestos y deuda: puntos de choque en la negociación para formar gobierno en Alemania
Conservadores y socialdemócratas deben ponerse de acuerdo para reeditar la Gran Coalición si quieren evitar un ejecutivo con la extrema derecha

Gobernar es, ante todo, pactar. Y más aún si ningún partido ha obtenido la mayoría de votos suficientes para gobernar en solitario, como ha pasado en las elecciones alemanas del pasado 23 de febrero. El vencedor de las elecciones y el candidato conservador, Friedrich Merz, se reunió este martes durante una hora y media en la Cancillería federal en Berlín con el canciller saliente, el socialdemócrata Olaf Scholz, para organizar la transición hacia el futuro gobierno. Conservadores y socialdemócratas tendrán que negociar en las próximas semanas un acuerdo para formar una gran coalición que les permita gobernar juntos Alemania en los próximos cuatro años.
La Unión –formada por Unión Demócrata cristiana (CDU) y su partido hermano, la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU)– ya descartó aliarse con el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) para gobernar. El partido ultraderechista ha sido el segundo partido más votado en estas elecciones, detrás de los conservadores y frente a los socialdemócratas, pero ningún partido quiere aliarse con la ultraderecha. La CDU-CSU y el SPD, que juntos suman 328 escaños de los 630 que hay en el Bundestag, no tienen más remedio que pactar, aunque sus programas electorales sean muy distintos y choquen en muchos puntos.
Merz está convencido de que puede negociar "un buen acuerdo" con los socialdemócratas y espera poder formar un gobierno de coalición antes de Semana Santa. El politólogo Wolfgang Schröder cree que "es perfectamente posible imaginar que se pueda llegar a un acuerdo con relativa rapidez". "La presión para llegar a un acuerdo es inmensa. No solo existe la presión geopolítica, no solo existe la situación desesperada de estos dos partidos, sino que, sobre todo, tienen AfD pisándoles los talones y el temor de que, si esta coalición no funciona, Alternativa para Alemania pueda seguir subiendo", explica este politólogo en una conversación. Este politólogo alemán, que es investigador en el Centro de Investigación Social de Berlín (WZB), considera que "sin embargo, el SPD no aceptará sin más todo lo que le presente la CDU".
El líder del SPD, Lars Klingbeil, ya ha advertido de que los socialdemócratas sólo formarán un gobierno de coalición con los conservadores si la mayoría de los militantes del partido lo aprueban previamente. Tras las elecciones a la alcaldía de Hamburgo del próximo domingo 2 de marzo podrían empezar las negociaciones de coalición propiamente dichas entre conservadores y socialdemócratas o al menos sondeos exploratorios.
Desacuerdo sobre el control de la frontera
Uno de los puntos en los que chocan socialdemócratas y conservadores está en inmigración, como ya se vio durante la campaña electoral. El SPD acusó a Merz de haber roto el cordón sanitario en la extrema derecha después de que el líder conservador lograra aprobar a finales de enero en el Bundestag, la cámara baja del Parlamento alemán, un plan de cinco puntos en materia de inmigración, con los votos de la ultraderecha.
Merz pretendía así mostrar a los votantes el cambio de rumbo de su partido en materia migratoria y la ruptura con la política de puertas abiertas a los demandantes de asilo de la excancillera conservadora Angela Merkel, en un intento de frenar la sangría de votos hacia AfD. Merkel abrió sus puertas a más de un millón de refugiados, la mayoría sirios, en plena crisis migratoria europea. Sin embargo, la estrategia de Merz no funcionó. Más de un millón de antiguos votantes de la CDU-CSU hicieron esta vez la papeleta de la extrema derecha en la urna.
La votación en el Bundestag junto a la AfD también afectó a la relación con el SPD, prácticamente el único socio de coalición posible de los democristianos. El líder conservador abogó durante la campaña por el control permanente de las fronteras Schengen, la detención de los migrantes con orden de expulsión y el rechazo a la frontera alemana de los solicitantes de asilo procedentes de otros países de la UE. Los socialdemócratas, en cambio, están en contra de los cierres de fronteras y los rechazos generalizados en las fronteras interiores.
Por otro lado, mientras que la CDU-CSU prometía a la campaña reducir el impuesto de sociedades del 30 al 25% para aliviar la carga de las empresas, el SPD está en contra. Los socialdemócratas proponen una prima "Made in Germany" (Fabricado en Alemania) para recompensar a quienes inviertan en Alemania.
La política social es otro de los ámbitos en los que existen grandes diferencias entre los conservadores de la CDU-CSU y los socialdemócratas, en cuestiones como el subsidio básico, las pensiones y el salario mínimo. También los futuros socios de coalición deberían decidir si reforman el freno de la deuda alemana, anclado a la Ley Fundamental (la Constitución alemana) y que limita estrictamente el endeudamiento público. Merz rechaza una rápida reforma del freno de la deuda. El SPD, en cambio, está a favor de la reforma para poder tener más fondos para, por ejemplo, la modernización de infraestructuras y la defensa.