Y después del rey talismán, la princesa que sabía conducir

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No hay tregua, ni en verano. Bueno, no hay tregua especialmente en verano. Ayer consignaba el extraño titular de La Razón que calificaba a Felipe VI de “talismán” por haber asistido a la final disputada por la selección femenina de baloncesto 3x3 –¡que perdió!– como si el monarca tuviera algún tipo de ascendencia divina. Hoy toca hablar de la táctica contraria y complementaria, retratar a la familia real como mundana: la famosa campechanía del abuelo mientras amasaba su fortuna particularísima. La foto de portada de El Mundo de hoy muestra un utilitario con cuatro pasajeros a bordo: la emérita Sofía, Letizia, la infanta Sofía y la princesa Leonor, que es quien lo conduce. El titular es este: “La princesa Leonor se suelta al volante en Mallorca”. Por un momento he alimentado la esperanza de que la noticia fuera que la heredera ha sido pillada haciendo trompos y quemando rueda en algún descampado isleño. No es el caso: solo se consigna que es la primera vez que se la retrata como conductora de un coche, después de sacarse el carnet en marzo. También en La Razón consideran que el asunto merece aparecer en la primera página: “Doña Leonor ofreció ayer su primera imagen al volante, en una tarde de compras”. Apasionante.

La princesa Leonor en una imagen de archivo.

Supongo que el mensaje de fondo es que si la futurible reina ha demostrado poder manejar un vehículo de cuatro ruedas, el siguiente paso natural es que tome las riendas del país y lo conduzca a la prosperidad y la alegría nacional perpetua. Con solo que el 10% de todos los recursos periodísticos dedicados a la consignación de reales chorradas se destinaran a fiscalizar la institución y a promover un debate sobre la conveniencia de esta particular forma de gobierno, yo ya sería un hombre feliz. En su lugar, tenemos saturación de estampitas.

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