Máxima división en la ANC, que tumba la candidatura de Lluís Llach
El cantautor no logra recibir el apoyo de la mayoría de secretarios y se aplaza la elección de la nueva dirección
La ANC sigue dividida. El paseo triunfal que auguraban los reformistas con la candidatura de Lluís Llach a la presidencia ha resultado mucho más empinado de lo esperado. Tanto, que el activista no ha logrado alcanzar la cima. El cantautor no ha podido ser escogido ni en cinco votaciones, en una situación que nunca se había producido en la historia de la entidad. Su proximidad con Junts es el motivo principal del rechazo de la dirección actual a su elección. Ante el bloqueo, la mesa ha decidido aplazar la votación el próximo sábado. En una atención posterior a los medios, Llach ha avisado de que no renuncia "de ninguna manera" a la presidencia tras remarcar que ha ganado "cada vez" pero que ha habido "un blog que lo ha obstruido".
Según ha avanzado el ARA, dos candidatos se han presentado para la presidencia, y Llach, la apuesta de los críticos por pasar página a la lista cívica, ha sido uno. Ahora bien, el sector que abandera a la dirección ha presentado un candidato inesperado: Josep Punga. Un joven economista de 27 años, hijo de padre exiliado de Angola y madre congoleña que en su discurso ha llamado a la regeneración y la renovación de liderazgos apostando por la unilateralidad y la independencia hacia los partidos. Ésta es la bandera de la actual cúpula y la liderada por Elisenda Paluzie, que sigue teniendo una gran ascendencia en este sector, partidario de preservar la independencia de la entidad respecto a la formación de Carles Puigdemont.
Ninguno de los dos candidatos, sin embargo, ha recibido el apoyo de los dos tercios necesarios (48 de los 72 secretarios) requeridos para escoger al nuevo presidente y los otros tres cargos orgánicos. Llach, que fue el candidato más votado por los socios hace una semana, ha recibido el aval de 43 secretarios, mientras que Punga ha recibido el de 27, y un secretario ha votado en blanco. Tras una segunda votación con el mismo resultado, la dirección actual ha propuesto que Llach fuera el presidente y Punga el vicepresidente, pero los reformistas, que quieren limpiar, lo han rechazado. No quieren que se vuelva a repetir la situación de hace dos años, cuando cedieron la presidencia a Dolors Feliu aunque Jordi Pesarrodona fue el más votado. El bloqueo se mantuvo hasta el final, once horas después de iniciarse el pleno.
La tensión, en la reanudación de la reunión por la tarde, ha ido aumentando por la negativa de los críticos a ceder la vicepresidencia. En una tercera votación, Llach ha sumado 42 votos y Punga 23. En la cuarta votación, Punga ha retirado su candidatura, pero ni así ha sido posible la elección de Llach. El cantautor ha recibido 43 votos a favor, pero 22 secretarios del sector oficialista han votado en blanco, con dos votos nulos, y no ha sumado los dos tercios requeridos. Ante la desavenencia, el escritor Julià de Jòdar, el tercer secretario que recibió más votos de los socios, se ha propuesto como candidato de consenso, pero no se ha aceptado porque no ha querido someterse a votación. En la quinta votación, el resultado permitía a Llach ser elegido presidente con 45 votos favorables, 21 blancos y 1 nulo, pero el recuento se había hecho mal porque no se había contado una abstención, que hacía que no se llegara por los pelos en los dos tercios necesarios.
Quien se ha descolgado de la carrera para presidir la entidad es Josep Costa, que, como avanzó el ARA, se presentó a las elecciones al secretariado. El exvicepresidente de la mesa del Parlament, el segundo candidato más votado por las bases y que también contaba con el apoyo de la dirección actual por sus críticas al diálogo de las fuerzas independentistas con el Estado, ha declinado dar el paso.
La lista cívica, después de ser rechazada por la mínima, ya no es lo que está en juego. Los reformistas reclaman la necesidad de reponer puentes con todos los actores independentistas después de que la Asamblea se haya ido distanciando por la parálisis del Proceso. El sector oficialista, que abanderan a los secretarios de la actual dirección que han vuelto a ser escogidos, advierte que la Asamblea puede convertirse en "la sectorial de movilizaciones de Junts" por el apoyo de muchos de los nuevos secretarios, sobre todo primeras espadas, en Juntos.
Acercamiento a Junts
El primero de estos secretarios cercanos a Junts es Llach. Tras haber votado a la CUP en las últimas elecciones al Parlament, el activista, muy beligerante con ERC, mostró su apoyo a Carles Puigdemont el 12-M y también a Toni Comín en las elecciones europeas, en una decisión inédita en un aspirante a la presidencia de la entidad, que en principio debe mantener la independencia. El activista anunció que dejaba al Consejo por la República un mes antes del inicio de las votaciones sobre la lista cívica y, en plena consulta, se propuso como presidenciable. Llach justificó su salida por la incomodidad que le generaba que Puigdemont fuera el líder del Consell y el negociador de Junts en la investidura española, pero alabó su figura.
De hecho, Puigdemont felicitó a Llach cuando fue el candidato más votado por los socios. "Rehacemos unidades, reforzamos puentes, compartimos estrategias, por la independencia", escribió en X, en la que hablaba de abrir una "nueva etapa". Que Julià de Jòdar o Toni Strubell también suscribieran el manifiesto de apoyo al expresidente inquieta a este sector de la Asamblea, que quiere preservar la independencia de una organización que siempre ha sido codiciada por las formaciones políticas.