El análisis de Antoni Bassas: 'Izquierda, del "cortafuegos" a quemarse con los carteles'

Hoy explicamos que Ernest Maragall llevó sus sospechas al partido y al propio presidente Aragonés en una conversación que tuvo lugar en febrero. Cada vez está más claro que en Esquerra hubo responsables del partido que cruzaron los dedos esperando que todo quedara en el olvido. Por eso ahora el tiempo se les ha vuelto en contra

El análisis del día nos trae tres escenarios. Uno es la realidad; a veces, como hoy, la cruda realidad:

El genes independentista Foment del Treball afirma que las administraciones, sobre todo la del Estado, han dejado de invertir en Catalunya entre 2009 y 2023 un total de 42.500 millones. A continuación han dicho que la cifra es escandalosa y han reclamado un pacto en Catalunya para revertirlo. ¿Cuántas veces hemos oído una noticia como ésta? Y eso que lo hemos probado todo: hemos tenido gobiernos de Convergència, los tripartitos, independentistas, y ninguno ha salido adelante. Así que aquí se juntan dos cosas: la matriz de planificación y construcción radial de las infraestructuras en España y la incapacidad de actuar con un mínimo de unidad en Catalunya.

Otro baño de realidad:

Cataluña sigue estancada en la generación eléctrica renovable y, por tanto, se aleja de la soberanía energética. Para entendernos, de la luz que consumimos el pasado año, la mitad la generaron las centrales nucleares. Y la renovable supuso el 13,6%. Y resultado que dentro de seis años, en el 2030, habrá que desconectar las centrales nucleares. Aquí hace falta otro acuerdo de país: nadie queremos un molino de viento en el paisaje que vemos por la ventana. Nadie queremos una torre de alta tensión que lleve de lejos la energía que aquí no queremos producir en el paisaje que vemos por la ventana. Y en plena emergencia climática. Si los grandes partidos no se ponen de acuerdo, ese poco desarrollo de las renovables será también noticia cada año.

El segundo escenario es que precisamente estamos en plena negociación por tener gobierno en Catalunya. En los últimos días, con toda naturalidad y con el viento a favor delstatu quo, se está imponiendo que la negociación que acabará bien será la de Esquerra y el PSC. En Junts aseguran que siguen negociando con Esquerra, y que al igual que el PSC dice a Esquerra que no les conviene ir a una repetición electoral porque internamente están en una situación muy precaria, Junts dice a los republicanos que si quieren limpiar no pueden agarrarse a las sillas y salvar a varios centenares de puestos de trabajo, que necesitan salvar la credibilidad, hacer limpio y recomenzar.

Porque no cabe duda de que Esquerra está ante un cambio de etapa. Por los malos resultados y por la estructura “B” de los carteles de los hermanos Maragall. Tercer escenario:

Hoy publicamos que en febrero, Esquerra ya había acordado cuál sería el “cortafuego” si acababa sabiéndose que los carteles habían salido de dentro, y el cortafuegos sería hasta donde hubiera llegado la policía. Como la militancia está pidiendo explicaciones en lo más alto, hay quienes ya toman posiciones, como Oriol Junqueras, que hoy firma un artículo en La Vanguardia. El hasta hace poco presidente del partido afirma que lo de la estructura “B” es inadmisible, que hay que llegar hasta el final y que está seguro de que Marta Rovira no sabía nada. De hecho, hoy explicamos que Ernest Maragall llevó sus sospechas al partido y al propio presidente Aragonés en una conversación que tuvo lugar en febrero. Cada vez está más claro que en Esquerra hubo responsables del partido que cruzaron los dedos esperando que todo quedara en el olvido. Por eso ahora el tiempo se les ha vuelto en contra.

Buenos días.

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