El compromiso de Salvador Illa

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Salvador Isla durante el discurso.

Consciente del problema de credibilidad que tiene ante el electorado soberanista por su pasado, Salvador Illa quiso lanzar este sábado un mensaje inequívoco: "Mi compromiso es cumplir íntegramente los acuerdos", dijo en referencia a los pactos suscritos con ERC y Comuns . Isla, que ya ha comunicado al presidente del Parlament que dispone de los votos necesarios para ser investido, es consciente, además, de que no será fácil llevar a cabo lo suscrito con ERC, sobre todo el capítulo dedicado a la financiación singular, que ha provocado malestar en las baronías del PSOE. Por eso también ha querido remarcar que el acuerdo "no va contra nadie" y que tampoco nadie ha pedido al PSC que se renuncie a la "solidaridad".

En su primera aparición pública desde que se hizo público el acuerdo, y tras la ajustada votación de las bases de ERC, Illa también quiso agradecer el trabajo a los equipos negociadores de los tres partidos, expresó respeto por las formaciones que le apoyarán y alabó que se trata de un ejemplo de "buena política". Cierto que el acuerdo parecía muy lejano hace sólo unos días y que todo el mundo ha tenido que hacer cesiones, el primero el propio PSC. Por eso ahora habrá que coger la palabra a Salvador Illa para que cumpla lo acordado. Antes le tocará, como ya consta que está haciendo, limar las reticencias del PSOE y trabajar también para que los aparatos del Estado, y en concreto la Agencia Tributaria, no torpedeen el acuerdo.

La otra gran noticia del día es el anuncio del expresidente y líder de Junts Carles Puigdemont, en el sentido de que prepara un retorno inminente para asistir a la investidura de Isla, que podría ser este mismo miércoles, a pesar de el riesgo real de detención. Hay que decir de entrada que la detención sería ilegal, ya que existe una ley de amnistía en vigor, pero ya sabemos que el Tribunal Supremo español no tiene ninguna intención de cumplirla, al menos hasta que no la obliguen el TC y la justicia europea. La detención, justifica Puigdemont, serviría para denunciar esta situación, pero también es cierto que pondría fin a la lucha del exilio de la forma más triste, con el independentismo habiendo perdido la mayoría en el Parlament y sin una ganancia política evidente más allá del impacto internacional, que nunca será el de 2017. Es por eso que no todo el mundo en Junts ve claro este paso, que dejaría la formación con el liderazgo encarcelado y con un margen de maniobra muy reducido, al igual que le ocurrió a ERC el año 2017.

Este hecho, si se produce, tendría un profundo efecto desestabilizador sobre la política catalana y española que también debería calibrarse, ya que el escenario de un Puigdemont encarcelado combinado con un gobierno del PP y Vox es ciertamente estremecedor. La política es el arte de saber aprovechar las oportunidades y coyunturas en beneficio del bien común. Y la realidad es la que es y no la que quisiéramos que fuera. Bajo estos parámetros, todo el mundo debe pensar muy bien los pasos que se deben dar.

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