Hablan los protagonistas de las pruebas PISA: "Saco notables sin estudiar"
Conversamos con adolescentes de secundaria y bachillerato sobre las causas de los malos resultados en el informe PISA
Barcelona"Si fuera madre estaría preocupada por si mi hijo acabará siendo una persona con pocos conocimientos y poca capacidad crítica". "Los alumnos están controlados, monitorizados e hiperprotegidos". "Se ha caído en la mediocridad sobreprotegiendo a los alumnos, decidiendo que ya no suspenden, sino que les diremos que no avanzan". "Las desigualdades socioeconómicas tienen un efecto directo en los alumnos catalanes que sacan malas notas". "La formación inicial de los profesores es muy deficiente". Es sólo una pequeña recopilación de lo que han dicho expertos sobre los resultados de las pruebas PISA, la evaluación internacional que la OCDE hace a los estudiantes de 15 años de unos ochenta países. ¿Pero qué piensan los protagonistas? ¿Están de acuerdo? El Criaturas ha hablado con una decena de estudiantes de 4º de ESO -curso donde se hicieron las pruebas la pasada primavera- y de primero de bachillerato, que es el que estudian los alumnos que realizaron estos exámenes, de escuelas públicas y concertadas y con alumnado proveniente de familias de orígenes y estratos sociales diversos.
Marc, 4º de ESO: "Tienen razón cuando dicen que no nos esforzamos lo suficiente"
Estudia en una escuela concertada de Lleida
A Marc, que nunca ha oído hablar de las pruebas PISA, le han dado esta semana las notas del primer trimestre y está satisfecho con los resultados. "He sacado 7 y 8 sin estudiar", reconoce. Solo dos asignaturas le han supuesto "un poco" de esfuerzo: castellano, que ha aprobado con un 6, y matemáticas, que la ha suspendido. De hecho, esta última, materia que evalúa las pruebas PISA, se ha convertido en su asignatura hueso, puesto que desde primero de ESO es la que más le cuesta. "Tienen razón quienes dicen que nos esforzamos poco, yo no lo hago más porque mi aspiración no es sacar un diez, las notas que tengo ya me van bien y prefiero destinar mis fuerzas a las dos asignaturas que más me cuestan", relata. El suspenso de matemáticas tampoco le preocupa. "Haré la recuperación y espero aprobarla", matiza. Por qué le cuesta tanto esta asignatura también lo tiene claro: "Me han cambiado el profesor cada curso, el de ahora explica muy bien, el del curso pasado, no, y no tengo una buena base: 75 de los 120 alumnos que hacíamos tercero de ESO fuimos a recuperación, a lo que hay que sumar que me pongo muy nervioso y me equivoco con tonterías". En cuanto al castellano, confiesa directamente que no aprende nada: "Nadie hace caso a la profesora y ella tampoco le pone remedio".
Su centro está estructurado por asignaturas, algunas más memorísticas que otras. "En historia, por ejemplo, hacemos los exámenes con apuntes porque el objetivo no es saber cuándo ocurrió un evento concreto sino entender por qué ocurrió", concreta. Cuando se le pregunta si cuarto de ESO es complicado, tampoco duda: "Noté un gran cambio en primero a causa de la pandemia, y en tercero, pero en cuarto no: haciendo el mismo esfuerzo he sacado mejores notas", concluye.
Marycar y Tahlyl, 1º de Bachillerato: "En casa tengo muchos libros, pero no me interesan; prefiero el TikTok"
Estudian por proyectos en una escuela pública de Barcelona
Tahlyl y Marycar estudian primero de bachillerato en un instituto del barrio del Raval, en Barcelona. El año pasado cursaban 4º de ESO y realizaron las pruebas PISA. Él muestra el informe que lo acredita: sus resultados están por encima de la media catalana en todas las asignaturas, también en matemáticas. "Es un mito que en barrios más desfavorecidos o con rentas más bajas sacamos peores notas, porque los profesores y el sistema educativo son los mismos", dice Tahlyl. A Marycar, el examen le pareció "muy largo" -no tuvo tiempo de responder a todas las preguntas- pero "fácil". Las peores notas se han obtenido en matemáticas y comprensión lectora, y admite que ésta última es una habilidad costosa para la mayoría de jóvenes de su generación. Ella lo achaca a la "falta de lectura". "En casa tengo muchos libros, pero no me interesan. Intento leer y, aunque lo hago, prefiero estar con TikTok, pero me he obligado a desinstalarlo porque empezaba a ser adictivo", reconoce.
Los dos culpan a las pantallas de las dificultades de concentración y de la menor cultura del esfuerzo que se les atribuye. "Tenemos mucha información a nuestra disposición y no nos esforzamos demasiado", dice ella. El Tahlyl, cuando quiere estudiar, debe ponerse límites en el móvil, por lo que se ha desinstalado Twitter. Admite que en 3º de ESO estaba muy enganchado "al móvil, a las redes sociales y al portátil", y que gracias a la meditación ha conseguido moderar su uso.
También reconoce que el uso del portátil en clase a menudo es una distracción. "A veces estoy jugando en alguna página web -lo que tienen prohibido- y no me doy cuenta de que están dando clase hasta que el profesor me dice que deje el portátil". Sin embargo, no es partidario de que tengan que volver a hacerlo todo con lápiz y papel. "Porque también aprendemos a hacer informes y a redactar en ordenador".
Han estudiado por proyectos tanto en secundaria como en bachillerato y están satisfechos. "Nos saca de la zona de confort de las asignaturas tradicionales", dice Marycar. Ambos sacaban buenas notas, pero constatan que en bachillerato hay que esforzarse más "porque la diferencia con secundaria es muy grande y cuesta más sacar un notable". "En la ESO era más fácil aprobar aunque no estudiaras", reconoce ella. "Solo mirando un poco los contenidos o sin estudiar podías realizar perfectamente los exámenes y aprobar", añade él. Coinciden en que física es la asignatura más difícil. Cuentan que nunca hablan catalán fuera del aula. El catalán es para ellos una lengua estrictamente académica.
Bruno, 1º de bachillerato: "Las preguntas de las pruebas PISA no son adecuadas"
Estudia en una escuela concertada del Clot, en Barcelona
Bruno es muy crítico con las opiniones que se han generado a raíz de los resultados de las pruebas PISA: "No está bien que juzguen nuestros conocimientos porque la puntuación haya descendido durante los últimos años", lamenta. El joven recuerda que los malos resultados también se han repetido en muchos países europeos y apunta como motivo a que las pruebas no han evolucionado a la velocidad que lo está haciendo la forma de enseñar en el aula. "Las preguntas de los exámenes no son las más adecuadas y por eso baja la media, no porque nuestra generación no se esfuerce tanto". Aunque en primaria y secundaria en el centro donde estudia aprendían por proyectos, en bachillerato "ha vuelto a la forma de antes": la memorística. "Lo hacemos así por el examen de la selectividad, que esperamos que modifiquen ya".
Bruno, que ha ido superando bien todos los cursos y en primero de bachillerato ha incrementado mucho las horas de estudio, reconoce que hay asignaturas que son más fáciles que otros y coincide con Marcos en que matemáticas es la asignatura más complicada. "No es que nuestros profesores tengan que cambiar la forma en la que las enseñan, es que realmente en nuestra clase es la materia más difícil". Y añade: "En la escuela, si uno quiere aprender nunca perderá el tiempo, pero para ello debe poner de su parte".
Claudia, 4º de ESO: "La secundaria, en algunos casos, se regala"
Estudia por proyectos en un instituto público de nueva creación de Barcelona
Claudia estudia 4º de ESO en un instituto público de nueva creación de Barcelona que ya nació con metodología innovadora. Forma parte de la primera promoción que se va a graduar. "Estudiamos por proyectos. En primero de la ESO todo lo eran, pero ahora, poco a poco, incorporamos el aprendizaje más tradicional con materias como matemáticas y la parte de gramática de catalán y castellano", explica. Hacen conjuntamente gramática catalana y castellana y lo mismo con literatura catalana, castellana e inglesa. Sólo realizan exámenes de las materias instrumentales: catalán, castellano, inglés y matemáticas. ¿Le gusta estudiar así? "Depende de lo que quieras hacer: yo quiero hacer bachillerato, y estudiar así no me prepara para hacerlo porque habrá muchos exámenes y yo estoy poco acostumbrada a estas pruebas", argumenta.
En cuanto a los malos resultados de las pruebas PISA, argumenta que "faltan recursos en la escuela". "No es lo mismo dar clase con 15 personas que con 35, aprendemos más cuando somos menos. En mi centro las personas que necesitan más ayuda la tienen; ahora bien, las personas que podrían explotar más sus capacidades en algunos ámbitos no la reciben porque no hay recursos".
Como Bruno o Marc, también cree que los peores resultados en matemáticas se deben a que es la asignatura más difícil, pero el bajón en comprensión lectora cree que es una cuestión generacional. "Antes la gente estaba más acostumbrada a leer que ahora. Si estás aburrido en casa no coges un libro, coges antes el móvil". Como el resto de compañeros entrevistados, reconoce que el ordenador en clase es una distracción. Ella, que saca buenas notas, tiene la sensación de que en algunas asignaturas pierde "algo el tiempo" y se podría "exigir" más. Cree que es "fácil" aprobar y que, "en algunos casos", la secundaria "se regala". "Aunque suspendas te pasan de curso. Yo sé de gente que con seis de nueve asignaturas suspendidas pasa de curso".
Maria, 4º de ESO: "Estudias, haces el examen, y al cabo de dos o tres semanas te has olvidado de todo"
Estudia en una escuela concertada de Pallejà
A Maria le acaban de dar las notas y ha sacado notables y excelentes. Es buena estudiante, pero dice que en casa debe estudiar porque con lo que le explican en clase no le basta para aprobar. "Sin estudiar no apruebo, tengo que coger el libro, mis compañeros también tienen que estudiar". Está al caso de las pruebas PISA: "Son malos resultados. Si ahora estamos así, en unos años irá a peor".
En su escuela, donde está desde los 3 años, las clases son más bien tradicionales: "Nos explican la teoría y a partir de aquí hacemos ejercicios". "Y hay asignaturas, como sociales, que básicamente hay que memorizar. Estudias, haces el examen, y al cabo de dos o tres semanas te has olvidado de todo", admite. Se ha acostumbrado a esta forma de estudiar porque es lo que ha hecho "toda la vida", si bien agradecería, de vez en cuando, que las clases se impartieran "de otras maneras, no siempre cogiendo el libro, porque te acabas aburriendo, y quizás así no bajarían tanto los resultados", opina.
Muchos compañeros suyos han suspendido matemáticas: "No sé si es por la forma en que se enseñan". Pero dice que se puede pasar de curso con asignaturas suspendidas, puesto que "el examen de recuperación es más fácil y normalmente se aprueba". Física y Química considera que son las asignaturas más difíciles. Hay materias como inglés, que son 100% digitales, y otras, como matemáticas, que son mixtas. "Las hacemos en el ordenador para después pasarlo todo en la libreta, es una tontería hacerlo dos veces", asegura. Como la mayoría de los entrevistados, prefiere trabajar con ordenador: "El libro es más aburrido que la pantalla". Y reconoce que muchos compañeros juegan con el ordenador porque, aunque la escuela bloquea los juegos, los alumnos "se buscan la vida para encontrarlos".
Laura, 1º de bachillerato: "Por proyectos aprendía de forma camuflada"
Estudia en un instituto público de Palau-Solità y Plegamans
Laura también conoce las pruebas PISA y apunta que todo lo que se ha ido cuestionando a raíz de los resultados pierde credibilidad en función del perfil del alumno. "Si eres una persona perezosa y te da igual las notas que saques quizás no te esfuerzas, pero yo quiero las mejores notas posibles para hacer una buena selectividad y así poder estudiar medicina", relata. Es una estudiante de excelentes y fuera del instituto dedica a sus estudios una media de dos horas al día, cuando tiene exámenes más. Sin embargo, el inicio de primero de bachillerato no ha sido fácil para ella. Venía de estudiar primaria y ESO en un centro que no hace bachillerato y en el que todo se trabajaba por proyectos. "Antes tenía la sensación de no estudiar nada, aprendía de forma camuflada a base de trabajos en grupo y no de horas frente a un libro", recuerda. Ahora, en el nuevo instituto, el aprendizaje se basa en un profesor que explica la lección, haces "codos y codos" y después el examen. "Sí que veo que mis compañeros de ahora tienen dificultades, por ejemplo, para buscar información o trabajar en grupo,". Laura rompe el mito de que las matemáticas son la materia más difícil: le cuesta más la química, porque debe aplicar fórmulas que de nuevo se basan en la memorización.
Sofía y Gelwen, 4º de ESO: "Después del confinamiento tuvimos que empezar de cero"
Estudian por proyectos en un instituto público de Barcelona
Sofía y Gelwen estudian 4º de ESO en una escuela pública del Raval y atribuyen al confinamiento el descenso de nivel en las pruebas PISA. A ellos, la pandemia les enganchó cursando sexto de primaria. "No fue sólo el salto de primaria a secundaria, sino que después del confinamiento tuvimos que empezar de cero".
También atribuyen los malos resultados al abuso de las pantallas. "Distraen mucho y cuesta ponerse a hacer los deberes, porque siempre son 5 minutos más y acabas haciendo los deberes tarde y de forma precipitada. Si me esforzara más y no dedicara tanto tiempo a las pantallas, sacaría mejores notas" , reconoce Sofía. El Gelwen explica que para aprobar matemáticas "hay que practicar", pero que con castellano "estudiando diez minutos y repasando, ya lo tienes". Salvo catalán, todas las demás asignaturas se evalúan con exámenes. "Creo que se aprende más cuando hacemos trabajos prácticos", dice Gelwen.
El año que viene Sofía quiere hacer bachillerato y cree que si le dedica más horas, se lo puede quitar. "Ahora sé que no me estoy esforzando", admite. Gelwen reconoce que a veces "pierde el tiempo" en clase pero también apunta que está aprendiendo. En casa, el único libro que lee es la Biblia, y en la escuela, el rato de lectura obligatoria dice que "cuesta" porque es después del patio y están "cansados". Gelwen aún no sabe si hará un ciclo formativo o estudiará bachillerato, todo dependerá de si obtiene una beca.