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EDITORIAL

La dependencia energética de Cataluña

Parque eólico en Pradell de la Teixeta, en el Priorat. En Cataluña existen 1.257 MW eólicos en servicio y 636,46 MW eólicos autorizados.
30/03/2025
2 min
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En pleno debate sobre la autonomía estratégica europea, resulta que Cataluña es un país fuertemente dependiente en materia energética. Según los datos de un informe de PwC de 2024, Cataluña generó 37,4 TWh de electricidad y consumió 44,1 TWh, es decir, un 15% más. Y la tendencia es que ese déficit se vaya agravando con el tiempo. ¿Por qué? Pues por dos grandes motivos. Lo primero es que, por mucho que Catalunya haya aumentado en los últimos años su capacidad de producción con renovables, no es suficiente para seguir el ritmo de la electrificación de la economía catalana. Y, en segundo lugar, porque la mayor parte de la producción eléctrica catalana proviene de unas centrales nucleares que según las previsiones deberían cerrarse entre 2030 y 2035.

Dejando a un lado el debate sobre si habrá que alargar o no la vida de las nucleares un tiempo más, es evidente que Catalunya seguirá siendo deficitaria y tendrá que continuar importante energía en el futuro. Para poder dar respuesta a la demanda de una sociedad industrializada y con un fuerte sector turístico como la catalana sólo existen dos soluciones: o bien se multiplica por mucho la capacidad de las renovables, con el impacto ambiental y paisajístico que esto puede tener, o bien se lleva la electricidad de otros lugares, como Aragón, que últimamente se ha especializado en la producción eólica y solar. Esta segunda opción comporta la construcción de líneas de alta tensión para transportar la energía (con el consiguiente impacto) y también de infraestructuras que permitan su almacenamiento, una asignatura pendiente en Cataluña.

La apuesta por las renovables debe mantenerse e incluso aumentar, al menos hasta llegar a medias de producción similares a las de otros territorios españoles, pero por ahora parece imposible pensar en una Catalunya que se autoabastezca completamente con energía limpia. Los expertos incluso advierten que con el cierre de las nucleares quizás sea necesario utilizar durante un tiempo las centrales de ciclo combinado, que consumen gas y son contaminantes (al contrario que las nucleares).

Esta doble dependencia, de la energía nuclear por un lado y de la electricidad producida fuera de otro, es el escenario sobre el que debe trabajarse de cara al futuro. Como ya ha comentado el profesor Andreu Mas-Colell, no pasa nada por hacer de Aragón nuestro proveedor de electricidad si es que consideramos que ésta es la mejor opción disponible. Pero al menos debería haber un debate y una campaña pedagógica a la ciudadanía para explicarle de dónde viene la electricidad con la que enciende sus interruptores todos los días, que si ahora viene de las nucleares de Vandellòs y Ascó, en el futuro vendrá de los campos eólicos o solares de los Monegros.

Ahora bien, lo que no puede pasar es que, por un error en la planificación, se ponga en peligro el desarrollo económico de Cataluña. Corresponde a las autoridades decidir cómo debe ser el mix catalán dentro de 10 años, ya sin las nucleares, y realizar las infraestructuras necesarias para que no haya problemas de abastecimiento. Porque nada hace pensar que en el futuro consumiremos menos, al contrario.

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