UE

¿Von der Leyen contra quién? Éste es el motivo por el que los partidos eligen a grandes desconocidos como candidatos a las europeas

Los partidos no confían en el proceso de selección del presidente de la Comisión Europea y presentan nombres de perfil bajo para no desperdiciar sus mejores cartas

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El debate de los candidatos a presidir la Comisión Europea de este jueves.

BruselasLa actual presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, es la dirigente de la Unión Europea más conocida entre los ciudadanos europeos y ha logrado incrementar de forma notable la visibilidad del ejecutivo comunitario. Ahora bien, más allá de la conservadora alemana, que el Partido Popular Europeo (PPE) presenta para revalidar su mandato en los comicios del próximo 9 de junio, el resto de candidatos que aspiran al trono de Bruselas son grandes desconocidos para el público general.

¿Por qué? Ni los mismos partidos de ámbito europeo acaban de creerse el sistema de elección del presidente de la Comisión Europea que hace dos citas electorales ellos mismos acordaron con el objetivo de hacer el proceso más transparente y democrático. La intención era que algunos de los cabezas de lista que se presentaban acabaran liderando al ejecutivo comunitario y, de este modo, hacer que el ciudadano escogiera más directamente el nombre del próximo líder de Bruselas.

Ahora bien, este sistema sólo funcionó en las primeras elecciones después de que se consensuara implementarlo, las del 2014, y ya fracasó en las posteriores, las del 2019, cuando Von der Leyen se convirtió en presidenta de la Comisión Europea , aún no iba a listas ni era la candidata de ningún partido. Así, pese a que el PPE ganó las elecciones y lideró la gran coalición con los socialdemócratas y los liberales, su candidato, Manfred Weber, se quedó con la miel en los labios.

Sin embargo, ni Weber ni ninguno de los candidatos que habían presentado el resto de partidos convencían a los Estados miembros. Por eso, ante la falta de acuerdos, el presidente francés, Emmanuel Macron, acabó apuntalando a la conservadora alemana, pese a la eterna división del eje franco-germánico y que él forma parte familia liberal europea. Es decir, fracasó el intento de democratizar la elección de los altos cargos de la UE y volvió a primar los intereses de los jefes de estado y gobierno, y no la que presentaban las fuerzas políticas.

Cabe recordar que legalmente el Parlamento Europeo sólo puede ratificar o tumbar la propuesta de presidente de la Comisión Europea que hagan los estados miembros, pero la cámara comunitaria no puede poner ningún nombre sobre la mesa. Y, precisamente, aunque no quedara recogido en los tratados, el consenso entre todos los grupos europarlamentarios para proponer a un líder quería dar un mayor papel a la Eurocámara en el proceso de selección.

Sea como fuere, el Parlamento Europeo tuvo que contentarse sencillamente con dar el visto bueno a la elección de Von der Leyen. Ahora bien, le dio luz verde con sólo un margen de nueve votos a pesar de que teóricamente estaba apoyada por la gran coalición que forman conservadores, socialdemócratas y verdes. Por tanto, muchos eurodiputados rompieron con la disciplina de voto en gran parte porque una vez más no se les había tenido en cuenta y se les impuso la conservadora alemana. "El nombre de Von der Leyen se negoció en la oscuridad y cayó en la UE con paracaídas", critica la investigadora del think tank europeo CEPS Sofía Russack.

Esta vez se prevé que la votación vuelva a ser muy ajustada y, por este motivo, Von der Leyen ya ha abierto la puerta a aceptar los apoyos de una parte de la extrema derecha, que se prevé que saque a los mejores resultados de su historia. Eso sí, pone como condición que sean favorables a la OTAN, mantengan el apoyo inequívoco en Ucrania y sean contrarios al régimen de Vladimir Putin, como es el partido de la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni (Hermanos de Italia) .

Draghi: el único nombre que hace sombra a Von der Leyen y tampoco va a las listas

Tras la forma en que se escogió Von der Leyen, los grupos parlamentarios evitan presentar sus mejores nombres como candidatos a presidir la Comisión Europea para no quemarlos en vano, sobre todo si ya prevén que no tendrán opciones de liderar Bruselas . De este modo, aparte del PPE, el resto de partidos llevan personalidades de más bien perfil bajo y que, como mucho, se prevé que asuman alguna cartera en el ejecutivo comunitario, como logró el socialdemócrata Frans Timmermans, que dirigió Transición Verde, o la liberal Margrethe Vestager, que se quedó con Competencia.

Este año, los socialdemócratas todavía presentan un nombre más desconocido que el del 2019, el del actual comisario de Trabajo y Derechos Sociales, el luxemburgués Nicolas Schmit. Los liberales presentan tres: la alemana Marie-Agnes Strack-Zimmermann, el italiano Sandro Gozi y la francesa Valérie Hayer. Y los verdes y la Izquierda llevan al neerlandés Bas Eickhout y al austríaco Walter Baier, respectivamente. En cuanto al grupo de extrema derecha al que está adscrito Vox, Conservadores y Reformistas Europeos, directamente no presenta a ningún candidato porque no encuentra su utilidad.

En este sentido, la investigadora sobre las instituciones europeas Sofía Russack lamenta que los candidatos sean "desconocidos" y que la selección de los partidos sea "tan ambigua" y "poco atractiva". Russack reprocha a los liberales que, por ejemplo, presenten tres nombres para un cargo y "debiliten" aún más ese proceso de selección del presidente de la Comisión Europea. Incluso pone en duda que este sistema siga funcionando en las próximas elecciones europeas.

De hecho, sin embargo toda esta corrua de candidatos, el único que en estos momentos hace sombra en Von der Leyen es el expresidente del Banco Central Europeo (BCE) y ex primer ministro italiano Mario Draghi. No es el candidato oficial de nadie ni va a las listas, pero es una figura de gran consenso en la UE. Y Macron, con la intención de arañar contrapartidas, ya ha empezado a mover hilos para situarlo en las quinielas a presidir la próxima Comisión Europea, tal y como hizo hace cinco años con Von der Leyen.

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