Un aula en una imagen de archivo.
13/05/2024
3 min

Empiezo con dos justificaciones que creo obligadas sobre la oportunidad y el contenido del artículo. La primera es que muchos pueden pensar con razón que la gran cantidad de noticias importantes y de problemas políticos y sociales que estamos viviendo estos días pedirían hablar de otros temas más actuales y muy calientes. Pero yo creo que sería muy malo de cara al futuro que quedaran relegados a un segundo plano las preocupaciones y los debates de hace unos meses sobre los malos resultados del informe PISA sobre la educación en Catalunya. Creo, por el contrario, que es necesario aprovechar la oportunidad de las elecciones que acaban de celebrarse para reforzar este debate. En relación con el contenido, no escondo que mi condición de vicepresidente de la Fundación Bofill (FB) hace que muchas de las consideraciones que hago estén influidas por los conocimientos recibidos en los debates que hemos tenido con gente muy experta sobre el tema.

1. Sorpresa, reacción, fatalismo y oportunidad.Desde la publicación del informe PISA hemos vivido ya cuatro etapas distintas. En primer lugar, sorprendida por el hecho de que un grupo de competencias básicas de los alumnos en Cataluña fueran más bajas y siguieran bajando más no sólo que en el resto de los países de la OCDE sino que en el resto de España; y también que sigan creciendo las diferencias entre el alumnado vulnerable, por origen o por pobreza, y el resto. Fue una sorpresa para el conjunto de la población, pero era conocido, e incluso denunciado, por la comunidad educativa y otras entidades sociales que trabajamos para el sector de la educación.

El impacto y la reacción de la conselleria fueron importantes. Se creó un grupo de expertos que elaboró ​​y presentó un informe proponiendo una serie de 52 actuaciones, de las que 18 se consideraban urgentes. En Bofill nos satisfizo mucho ver que, modestamente, muchas estaban alineadas con la agenda de la Fundación. Fruto de este informe, la consellera puso en marcha un conjunto de medidas necesarias, aunque quizás insuficientes en algunos aspectos, para la mejora de la equidad educativa del país. También se anunciaron otras que podrían ser aplicadas a medio plazo y necesitaban aumentos de los presupuestos dedicados a este sector. Sin poder decir que estaba entusiasmado, creo que había que ver que se estaba poniendo en marcha un proceso de mejora que era necesario valorar e intensificar con más contenidos y más urgencia.

El fatalismo nace del hecho de que, por razones que nada tienen que ver con el tema de la educación, fue imposible aprobar los presupuestos catalanes para el 2024 y nos hemos quedado con unos presupuestos prolongados que no incluyen suficientes recursos para muchas de las actuaciones anunciadas, y por tanto no se puede pensar que podamos hacer frente al problema con éxito.

Las elecciones de ayer en nuestro país, aparte de otras muchas consecuencias, nos permiten pensar en las posibles actuaciones de un futuro gobierno, prioritarias para la mejora de la educación. Sin el informe PISA y sin el cambio inesperado de legislatura no habríamos tenido ahora la evidencia de las necesidades del sector y la posibilidad de aumentar los recursos para hacerle frente. De ahí mi sentimiento de oportunidad.

2. La mejora de la educación.La FB ha editado y distribuido un pequeño informe subtitulado Retos y propuestas para mejorar la equidad educativa que pretende generar conciencia de que éste debería ser uno de los puntos de preferencia y debate y, al mismo tiempo, decir que es necesario enfocar la atención en la necesidad de mejorar la equidad educativa. Resumo con pocas palabras algunos de los ocho retos que considero fundamentales y que se exponen en el informe, y menciono algunas de las medidas que esperaría ver anunciadas, financiadas y aplicadas.

a) Dar prioridad al plan de choque –aprobado por el Parlamento– contra el abandono escolar prematuro (que actualmente se sitúa en un 14% y que debería reducirse al 9% antes del final de la década).

b) Aumentar la atención a los centros socialmente desfavorecidos de alta y muy alta complejidad, que son aproximadamente unos 600 en Cataluña y que carecen de los recursos personales ni económicos suficientes.

c) Consolidar e intensificar las políticas previstas en el pacto contra la segregación escolar haciéndolas sostenibles en el tiempo para reducir la segregación del 34% actual al 18% en los próximos cuatro años.

d) Impulsar un plan de choque para el bienestar digital garantizando una digitalización educativa que sea fuente de oportunidades personales futuras y que a su vez evite los riesgos de una excesiva o inadecuada utilización de aparatos o pantallas.

e) Dignificar, valorar más, retribuir mejor y aumentar la capacidad personal de aquellas personas que eligen la profesión de docentes.

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