Una calle del centro histórico de Palma Llena de turistas.
09/06/2025
Escritora
3 min

El próximo domingo se ha convocado en Palma una manifestación con el lema "Menos turismo, más vida", que empezará en la plaza de Espanya y acabará en el parque del Mar. La movilización se organiza de forma coordinada con otros territorios del sur de Europa que sufren la turistificación como Lisboa, Nápoles y Barcelona.

Precisamente he visitado Mallorca hace pocos días para participar en la Feria del Libro y he podido constatar en primera persona que, recién estrenado el mes de junio, en Ciutat, y me imagino que en el resto de la isla, la vida cotidiana se hace casi insoportable.

Charlando con los taxistas, o con los libreros o con cualquier otra persona, basta una pequeña conversación superficial para darte cuenta de que si hay algo ahora mismo que une a los mallorquines es el clamor contra una situación que se ha vuelto invivible.

Uno de los problemas más graves, claro, es el de la vivienda. Al tiempo que la alianza entre el Partido Popular y Vox promueve una nueva ola de destrucción territorial, el encarecimiento de la vivienda pone las cosas muy difíciles a los locales que quieren alquilar o comprar un piso o una casa. Los precios infladísimos también se aplican a la restauración y al cesto de la compra.

"Tengo que trabajar como un animal para poder permitirme alquilar un pisito donde vivir", decía un joven taxista mallorquín. "Y esto no es vida", añadía, con una contundencia tristísima.

Por no hablar de los horarios del sector, que se han adecuado totalmente a los hábitos del turismo europeo, por lo que es imposible hacer algo tan sencillo como sentarse en una terraza a las siete de la tarde para tomar una cerveza o un refresco. "Solo para cenar", te contestan, en inglés, alemán o francés.

En muchos establecimientos –restaurantes, bares y tiendas– había rótulos pidiendo personal. Pero claro: ¿quién puede pagar un alquiler en Palma con el sueldo de un trabajador de la hostelería o de una dependienta?

El Instituto Nacional de Estadística acaba de publicar que el turismo creció en los primeros cuatro meses del año –temporada baja– un 7,1% respecto al año anterior. Baleares, con unos 5.000 km², recibe el mismo número de turistas que Andalucía, que tiene más de 87.000.

La semana pasada un informe publicado por Nomad eSIM situaba a Barcelona como la ciudad turística más masificada del mundo. Según el estudio, que tiene en cuenta los datos de afluencia y densidad de visitantes y la percepción local, en la capital catalana habría más de 200.000 turistas por kilómetro cuadrado.

Estas cifras dejan bien claro que esta progresión es insostenible, no ya para preservar el medio ambiente, la lengua y las costumbres del país, sino para asegurar una calidad de vida digna a los habitantes locales.

Así que, vistas estas informaciones, el lema de la manifestación de este domingo en Mallorca me parece ajustadísimo a la realidad: "Menos turismo, más vida". Se trata de una cuestión de supervivencia y creo que, finalmente, esta idea ha penetrado incluso en los sectores que más se han ganado la vida con el turismo en las últimas décadas. Nunca hasta ahora había tenido tanto sentido la expresión "morir de éxito".

¿Qué haremos de ser más ricos si no nos queda país para vivir ya no digo mejor sino dignamente? ¿No es esto, vivir dignamente, el mayor éxito al que podemos aspirar?

stats