Más dimisiones en Vox: ¿qué ocurre en la extrema derecha?
Dimite el líder del partido en Castilla y León por "discrepancias con la dirección nacional"

Madrid / BarcelonaVuelve la crisis a Vox, ahora en Castilla y León. El exvicepresidente de la Junta de la región y hasta ahora líder de la formación de extrema derecha en esta comunidad, Juan García-Gallardo, ha dimitido este lunes por "discrepancias con la dirección nacional". Así lo recoge una carta en la que explica que deja la política y todas sus responsabilidades en el partido, entre ellas el cargo de portavoz en las Cortes de esta comunidad. "Entré en un proyecto unido, pero amplio, en el que existían y cabían pluralidad de liderazgos y carismas. Esta situación ha cambiado. La dirección del partido ha ido ocupando cada vez más espacios en detrimento de los demás", explica el texto hecho público en a través de X. Unas quejas que no son nuevas y que han recibido el apoyo de la vicealcaldesa de Toledo, Inés Cañizares, que ha pedido "más democracia interna" y ha recordado que Abascal dejó al PP por falta de pluralidad. Hace dos días hubo otra dimisión en Castilla La Mancha, en Ciudad Real, de la vicepresidenta de la Diputación Provincial, Milagros Calahorra. Y las dimisiones en la cúpula han estado a la orden del día en los últimos años.
Hay tres momentos clave en la guerra interna en Vox, que hasta ahora siempre ha acabado con Abascal imponiendo su criterio como líder del partido: cuando en agosto del 2023 toma de lleno el control del partido espoleado por Jorge Buxadé y pliega Iván Espinosa de los Monteros, exportavoz y representante del sector ultraliberal; cuando en julio de 2024 rompe todos los pactos con los gobiernos autonómicos del PP, y la crisis actual, que se produce a las puertas de convertir a Madrid en punto de encuentro de la extrema derecha internacional los días 7 y 8 de febrero. ¿Qué está pasando en Vox? ¿Es sólo en Castilla y León?
Más allá de crisis locales, el movimiento de García-Gallardo ha hecho daño a la formación: es una persona conocida en la región y de postulados radicales españolistas y antiabortistas, que hasta la fecha formaba parte del comité ejecutivo estatal. La renuncia responde a la falta de aceptación de pareceres diferentes dentro del partido. Espinosa de los Monteros ya dimitió hace dos años, un año después de que hiciera el propio Macarena Olona, y también hubo tensiones con Javier Ortega Smith, que perdió poder interno pasando de la secretaría general a ser vocal raso –aunque que ha continuado liderando el partido en el Ayuntamiento de Madrid. El control era el que estaba en juego y ha habido limpieza: hoy en día no hay ni Olona ni Espinosa, ni tampoco el histórico diputado ultra Víctor Sánchez del Real, pero tampoco el ex diputado y médico Juan Luis Steegman, quien ha cargado contra la "deriva falangista" de Vox. El partido está en manos del liderazgo indiscutible de Abascal y de Ignacio Garriga como secretario general y vicepresidente, pero con el peso relevante de Jorge Buxadé, que pese a ser eurodiputado tiene una incidencia destacada en el corpus ideológico y en el funcionamiento a la hora de imponer la disciplina interna.
En todo caso, la dimisión de Gallardo es en cierto modo sorprendente, porque él fue uno de los participantes de la jornada interparlamentaria que Vox celebró en Barcelona el pasado martes, en concreto en el Parlament, con los diecisiete portavoces regionales y los vicesecretarios del partido. Una ocasión que Garriga aprovechó para vender una imagen de "fortaleza" y "unidad" que se ha agrietado de lleno este lunes.
La batalla
En el caso de Castilla y León existe un elemento que cuece: las alianzas internacionales. El partido ha dejado de lado a la primera ministra italiana Giorgia Meloni –de los Conservadores y Reformistas Europeos– y ha apostado por Patriotas de Europa, con el primer ministro húngaro Viktor Orbán. Este próximo fin de semana, Vox hará de anfitrión de una cumbre dePatriotas, que preside el propio Abascal, con presencia de la francesa Marine Le Pen y también de Orbán, entre otros. En cualquier caso, las discrepancias, según el comunicado de García-Gallardo, nada tienen que ver con la forma de selección de los candidatos, ni con el posicionamiento del partido dentro del Parlamento Europeo, sino que la decisión es "personal e independiente". El ya exdirigente castellanoleonés dice haber sido leal a Abascal, ya su entorno cercano, pero siente que esa lealtad no ha sido recíproca. "El conformismo no cabe en la exigencia de una conducta ética a quienes integran las oligarquías que gobiernan los partidos políticos, en nuestro caso, Vox", ha remarcado García-Gallardo, quien añade que intentar acabar con la "ley de hierro " interna es "una quimera".
La decisión de García-Gallardo llega después de que la cúpula de Vox haya expulsado a dos procuradores de Castilla y León –diputados autonómicos– que este fin de semana pidieron volver a formar parte del grupo de Meloni, y abandonar el grupo de Orbán. García-Gallardo no estaba de acuerdo con esta expulsión, según reconoció el portavoz del partido, José Antonio Fúster, en rueda de prensa este lunes al mediodía. Los dos expulsados del grupo ultra son Ana Rosa Hernando Ruiz y Javier Teira Lafuente. Ambos tendrán a partir de ahora la condición de procuradores no adscritos y Vox, de hecho, ya les ha pedido que dejen su escaño. A partir de ahora, el partido de Abascal pasará de tener 13 escaños a 11 en las cortes de Castilla y León.
El anuncio también llega después de que, en julio, Vox rompiera con el PP y abandonara los gobiernos autonómicos de Castilla y León, Comunidad Valenciana, Aragón, Murcia y Extremadura, en una decisión que provocó malestar en varias autonomías e incluso hicieron perder capital político: el consejero de Agricultura extremeño de Vox, Ignacio Higuero, decidió continuar en el gobierno de la popular María Guardiola.