¿Cómo se explica que se vote a Trump o Ayuso después de la pandemia?


BarcelonaLa Comunidad de Madrid fue uno de los territorios europeos con mayor número de muertos durante la pandemia y donde más se redujo la esperanza de vida. Lo explica unas páginas más adelante el epidemiólogo Fernando García López. Y eso para no hablar de las 7.291 personas a las que se denegó el traslado al hospital y murieron en residencias. O que la entonces directora general de Salud, Yolanda Fuertes, dimitió porque no estaba de acuerdo con la política de apertura que impuso la presidenta Isabel Díaz Ayuso... Y sin embargo, en las elecciones autonómicas del 2023 Ayuso sacó mayoría absoluta y cerca de un 50% de los votos.
En Estados Unidos, un presidente que sugirió en una comparecencia en la Casa Blanca que el covid podía combatirse con "inyecciones de desinfectante" o con "rayos ultravioleta" fue reelegido para el cargo cuatro años más tarde. El miedo a una revancha contra los científicos que se atrevieron a plantarle cara hizo que Joe Biden firmara un indulto preventivo contra el reputado Anthony Fauci antes de abandonar la Casa Blanca.
En el otro extremo, en Gran Bretaña el desastre de gestión de Boris Johnson sí tuvo consecuencias, y hoy en día gobiernan los laboristas con mayoría absoluta. También en Brasil hubo cambio de gobierno y Lula sustituyó al negacionista Jair Bolsonaro, pero por poco.
Un ejemplo de buena gestión fue el de la neozelandesa Jacinda Ardern, que impuso unas restricciones muy duras y llegó a cancelar su propia boda por el riesgo de contagio. Su frase "sean fuertes, sean amables" se convirtió en una suerte de lema nacional y se logró reducir las muertes a la mínima expresión. Se ganó la reelección, pero lejos de quererse perpetuar en el cargo, después dimitió porque dijo estar "agotada".
La amenaza "comunista"
En un primer momento de la pandemia pareció haber un consenso muy amplio en torno al confinamiento y las vacunas, pero la realidad es que también proliferaron las teorías de la conspiración y los grupos antivacunas. La extrema derecha no tardó en denunciar las medidas que restringían la movilidad como un tipo de "comunismo encubierto" o la victoria del "Gran Hermano". En Madrid Vox llegó a convocar una manifestación en coche (!) y, tras apoyar el primer estado de emergencia, después lo llevó al TC, que en una sentencia de lo más estrambótica lo declaró inconstitucional y dijo que debería haberse aprobado el estado de excepción. En paralelo, por los grupos de WhatsApp corrían vídeos que cuestionaban las vacunas o con un discurso de Gadafi del 2009 en el que hablaba de "virus inventados". Fue una época dorada de las fake news, que, como una corriente subterránea, iba creciendo más y más al margen de los medios tradicionales.
La mezcla de una defensa demagógica y mal entendida del concepto de "libertad" más el conspiracionismo, el negacionismo y el descrédito general de la clase política nos ha llevado a un escenario en el que Trump puede arrasar en las elecciones estadounidenses y Ayuso ser una política extremadamente popular en Madrid. Parece que nadie recuerda el éxito científico que supuso la creación de las vacunas en tiempo récord y el reto logístico que supuso su suministro. Cinco años después, entre los escombros provocados por la DANA en Paiporta no es extraño ver pegatinas donde se denuncia que las estelas de los aviones, los chemtrails, son la prueba de que alguien nos está fumigando con agentes químicos para tenernos controlados.