La legislatura catalana

Los tres primeros frentes abiertos entre Borràs y ERC

El sector más institucional de Junts se ve fuerte después del congreso para mantener vivo el Govern

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El vicepresidente, Pere Aragonès, y la presidenta del Parlamento , Laura Borràs.

BarcelonaCon todo el sigilo posible, el relevo en el liderazgo de Junts se ha seguido con interés desde la Plaça Sant Jaume y desde la calle Calàbria de Barcelona. ERC considera que del cómo se concrete el aterrizaje de Laura Borràs y Jordi Turull al frente de JxCat depende buena parte de la estabilidad de la legislatura. El estreno de la nueva dirección al congreso de este sábado a Argelers, lleno de críticas a la estrategia negociadora de los republicanos, ya no ha gustado a ERC, que este domingo ha reclamado a su socio de gobierno que "no se equivoque de adversario". "¿Ya se lo habéis pedido al portavoz Rufián? Porque no lo hemos leído en ninguna parte", se ha vuelto en Twitter Josep Rius, vicepresidente de Junts. Reproches cruzados al margen, en el horizonte hay tres temas candentes que marcarán la relación entre los dos partidos del ejecutivo.

Cambios en el ejecutivo

Borràs mantiene la incógnita sobre el relevo de consejeros

Cuando el 12 de mayo Junts se descolgó del acuerdo a cuatro bandas para reformar la ley de política lingüística –un consenso que se acabaría rehaciendo–, desde ERC se interpretó como el primer gesto de Borràs para empezar a imprimir su sello como nueva líder del partido. Dos días antes se había concretado que tomaría las riendas de la formación. "En Junts les pesa más el partido que el país", disparó entonces la secretaria general adjunta de ERC, Marta Vilalta. Ahora los republicanos están a la expectativa de si la presidenta del Parlament querrá hacer cambios en el Govern para evidenciar el cambio de etapa en el partido. La ley dice que solo el president de la Generalitat puede nombrar y cesar consellers, pero el pacto no escrito entre ERC y Junts dice que cada cual decide por su cuenta sus miembros en el ejecutivo.

Borràs, hoy por hoy, no se ha pronunciado. El día que presentó en sociedad a la nueva dirección del partido dijo que, ante todo, había que hacer "evaluaciones para saber dónde nos encontramos". Pero el sábado, en el congreso del partido en el que tomó el liderazgo, sí que lanzó un aviso: hace falta que el Govern sea "nacionalmente más ambicioso", puesto que la "finalidad", dijo, es conseguir un país "soberano". Ahora bien, el resultado de las votaciones de la nueva dirección –Borràs quedó por detrás de Turull– es un mensaje a la presidenta del Parlament del sector de Juntos más proclive a la gobernabilidad: internamente ya no tiene el mismo apoyo que cuando se presentó a las primarias para ser candidata a la Generalitat el 14 de febrero del 2021. Fuentes de este sector también advierten que Borràs no puede empezar su mandato cambiando consellers, puesto que sería interpretado como una declaración de guerra interna.

La auditoría de JxCat

El partido evaluará el funcionamiento de la coalición

¿De dónde saldrá esta evaluación? Esta es la segunda carpeta candente. Junts quiere realizar una "auditoría" de cómo ha funcionado el pacto de gobierno con ERC que ahora ha cumplido un año. Los republicanos dan por hecho que se cuestionará la estrategia del diálogo del president Aragonès –es una evidencia que por ahora la mesa no ha funcionado–, pero lo que les preocupa realmente es si dentro de Junts empieza a tomar fuerza la idea de que deben salirse del Govern. Dentro de la nueva dirección están representadas las dos pulsiones: la más institucional y la que, próxima a Borràs, a veces flirtea con romper el ejecutivo. Habrá que ver cómo evoluciona la dinámica dentro de la ejecutiva, pero después del resultado del sábado el sector más institucional de Junts se ve fuerte internamente para defender mantenerse dentro del Govern y acabar la legislatura. Tanto el secretario general saliente, Jordi Sànchez, como el nuevo secretario general, Jordi Turull, abogaron en Argelers por el "trabajo institucional" y para mantener a Junts como un partido de "gobierno".

Este debate, en todo caso, no es nuevo. En las largas negociaciones para desencallar la legislatura de la primavera del 2021 ya había una parte de Junts que no veía con malos ojos pasar a la oposición para poder marcar más perfil. Este viernes la consellera Laura Vilagrà (ERC) demostraba ser consciente de cuál es el contexto: "Si quieren salir será decisión suya, pero dentro del Govern se está trabajando bien. Nos sentimos cómodos". ERC admite que las relaciones son "complicades", pero no quiere oír a hablar de una rotura. Este mismo domingo, de hecho, Vilalta reclamaba a los socios que apuesten por la "estabilidad" y la "lealtad" al Govern. El relato de los republicanos es que los problemas no están tanto en el Consell Executiu, sino entre partidos. "Tienen las líneas políticas poco claras", critica una voz republicana. La aspiración de Esquerra es intentar agotar la legislatura, sobre todo después de dar por extinguido el compromiso con la CUP para que Aragonés se sometiera a una cuestión de confianza a medio mandato. Pero ERC sabe que con Junts fuera del Govern difícilmente habría una alternativa a las urnas.

El caso de la ILC

El desenlace judicial será un test de estrés para el Govern

La gran carpeta que lo marcará todo, sin embargo, es el caso judicial al cual se enfrenta Borràs por su gestión al frente de la Institució de les Lletres Catalanes (ILC). ERC rechaza que se trate de un caso de represión, y esto ya suscita una severa discrepancia con Junts. Siempre que sale el tema acaba con un desencuentro. Hace menos de un mes la secretaria general de ERC, Marta Rovira, dijo a la ACN que el caso es de presunta "mala gestión o corrupción" y que Borràs no podía "exigir apoyo a ciegas en nombre de la represión". Borràs no tardó en defenderse: "No exijo ningún apoyo a ciegas. Exijo respeto a la presunción de inocencia", dijo a Catalunya Ràdio. Pero este domingo Vilalta ha lanzado un nuevo dardo velado: ha recordado que hay personas que se enfrentan a la justicia por "mala praxis" y ha exigido a Junts un "firme compromiso" contra la corrupción.

No se prevé ningún desenlace al menos hasta el otoño, pero todas las partes tienen asumido que, cuando llegue, se producirá la gran prueba de fuego sobre la cohesión del Govern. De hecho, también dentro de Junts. La ejecutiva que hasta ahora pilotaba Jordi Sànchez se decantaba por mantenerse dentro del ejecutivo incluso si los republicanos se alineaban con la oposición en una eventual suspensión de Borràs como diputada. Con la nueva correlación de fuerzas dentro del partido, habrá que ver hacia donde se inclina la balanza.

Todas estas carpetas estarán presentes en los órganos de coordinación de la coalición de ERC y Junts, que con el cambio de dirección de JxCat también se renovará. Se retirará a Jordi Sànchez y aterrizarán Turull y Borràs, que según fuentes conocedoras consultadas por el ARA ya “se han ido incorporando” a las últimas reuniones. El cambio de ciclo está garantizado, la incógnita es cómo lo digerirán las dos partes.

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