El 80% de los docentes admiten dificultades con la educación inclusiva

Nueve de cada diez profesores se sienten responsables del rendimiento de los niños, según una macroencuesta del Govern

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Una profesora trabajando con un alumno en una escuela inclusiva de Barcelona.

BarcelonaLa primera macroencuesta a todo el personal docente y a las direcciones de los centros educativos de Catalunya evidencia el margen de mejora que hay en educación inclusiva. Casi el 80% de los docentes admiten que siempre, a menudo o a veces tienen dificultades para adaptar las clases a los alumnos con necesidades educativas específicas, porque tienen alguna discapacidad, trastornos de conducta, dificultades de aprendizaje o provienen de entornos muy vulnerables. Además, para casi la mitad de los equipos directivos -un 44,5%-, la gestión de la atención a la diversidad es el área más importante para su desarrollo profesional. Así lo han constatado los resultados de los cuestionarios que la consejería envió en junio, justo cuando Josep Gonzàlez-Cambray accedió al cargo de conseller, y que han acabado respondiendo 41.435 docentes -casi el 40% de la plantilla- y 5.052 miembros de los equipos directivos -el 53% del total-. En Catalunya, hay 73.598 alumnos de primaria y 60.329 de secundaria que necesitan algún apoyo educativo específico (lo que se conoce como alumnos NESE). Esto quiere decir que el 15,3% de los alumnos catalanes de primaria y el 18% de la ESO requieren alguna atención educativa diferente de la ordinaria.

La escuela inclusiva es, de hecho, una asignatura pendiente desde hace años en materia de educación. A pesar de los adelantos que ha supuesto el decreto aprobado en 2017, que tenía que garantizar la escolarización en un centro ordinario a los alumnos con necesidades educativas especiales, la carencia de una memoria económica ha dificultado que se llevara a la práctica. En este sentido, el Parlament aprobó hace unos días, con 122 votos a favor y 11 en contra (los de Vox), la creación de una comisión de estudio sobre el despliegue de un sistema educativo inclusivo en Catalunya. "Hace falta mejorar la capacidad de las escuelas para acoger a todo el alumnado de su entorno, sea cual sea su condición, y siguen faltando recursos para poder dar una atención adecuada al alumnado con necesidades educativas especiales", decían los parlamentarios, que también reconocían que hay que apoyar "la tarea pedagógica que realizan los y las docentes, que tienen que afrontar en su día a día una complejidad creciente en las aulas”.

En los nuevos presupuestos del Govern para 2022, se prevén 32 millones más para la escuela inclusiva, que servirán para incorporar 278 nuevos profesionales en centros públicos y concertados. Aún así, sindicatos y oposición critican que es insuficiente. En el escrito parlamentario para crear la comisión se recogía que durante diez años se han duplicado los diagnósticos de necesidades educativas específicas, mientras que la plantilla de profesionales de los equipos de atención psicopedagógica que dan servicio a las escuelas "solo se había incrementado en 20 personas”.

Maestros ahogados en la burocracia

Los resultados de la macroencuesta revelan también que la inmensa mayoría de maestras y profesores (un 90%) se sienten "responsables del rendimiento escolar del alumno" pero a la vez, también nueve de cada diez avisan que están ahogados por un "exceso de trabajo administrativo". Es la cara y la cruz de los resultados de los cuestionarios: según la secretaria general del departamento, Patrícia Gomà, queda demostrado que los profesionales educativos tienen un "alto grado de compromiso" con su trabajo, pero también que hace falta que la administración "se desburocratice" para que el trabajo de los docentes sea más fácil.

De media, los maestros y profesores están satisfechos con el sueldo que reciben por su trabajo, hasta el punto de que una gran mayoría (3,5 sobre 4) escogerían ser docentes si volvieran a elegir profesión. Aún así, se revelan algunas carencias, sobre todo en formación: dos tercios de los encuestados nunca han asistido a clases de otros compañeros, cerca de la mitad no han participado nunca o solo lo han hecho una vez al año en formaciones en el centro y solo la mitad consideran que el claustro tiene la necesidad de hacer cambios metodológicos y está abierto al cambio. En esta línea, es muy destacable el 40% de miembros de los equipos directivos que han accedido al cargo sin ninguna formación previa.

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