Barcelona 2010-2025: las 10 grandes transformaciones
En los últimos 15 años se han impulsado proyectos clave para la capital catalana
BarcelonaA punto de tocar techo, la Sagrada Família no es sólo uno de los monumentos más emblemáticos de Barcelona. Es también un símbolo involuntario de los grandes proyectos de la ciudad, abocados a procesos larguísimos entre que se diseñan, se tramitan y se estrenan. Como muestra, un botón. El 28 de noviembre de 2010, la compra inminente del Teatro Arnau por parte del Ayuntamiento protagonizó la primera noticia sobre Barcelona que se publicó en el ARA. Apenas el pasado mes de mayo empezaron las obras. Los tiempos de la administración, se sabe, no siempre son rápidos. Sin embargo, en este ya dilatado período, en el que hasta cinco alcaldes diferentes han ocupado el cargo y se ha atravesado la resaca de una crisis financiera y una pandemia, la capital catalana se ha transformado decididamente. La ciudad de hoy no es, ni mucho menos, la que era entonces.
Nuevos barrios para difuminar fronteras
Que Barcelona no es una ciudad acabada y está en constante renovación lo demuestra que todavía hoy se levantan nuevos barrios. En estos 15 años hemos visto avanzar proyectos como la transformación de la Marina del Prat Rojo —con capacidad para 28.000 vecinos—, el ecodistrito de la Mercedes en el Bon Pastor —con 5.000 nuevas viviendas— o los nuevos barrios que deben levantarse gracias a la remodelación de la Feria de Montjuïc y la urbanización de los entornos de la futura estación de la Sagrera. Todos ellos, con una alta proporción de vivienda asequible y con el objetivo, también, de desdibujar fronteras existentes ahora entre barrios o entre la propia Barcelona y sus ciudades vecinas.
La Sagrera y Sants, la revolución ferroviaria
La futura estación de la Sagrera es, de hecho, otro de los proyectos todavía inacabados, pero que han llenado páginas y páginas de este diario. Ahora ya sí en la recta final, su apertura debe revolucionar el acceso a la ciudad, mejorar la conectividad de la capital catalana con el resto del país y ayudar a descongestionar a otras estaciones como Sants, que también está en proceso de remodelación. En la conexión ferroviaria de la ciudad con su entorno jugará un papel clave también la línea L8 de Ferrocarriles de la Generalidad de Cataluña (FGC), que debe unir las estaciones de Plaza España y Gràcia en menos de 10 minutos. Unas obras de ciudad pero con espíritu metropolitano, ya que también conectarán el llamado Metro del Vallès con el Baix Llobregat.
El metro, con retraso
Hasta la nueva estación de la Sagrera deberá llegar también la prolongación de la Línea 4 de metro, un proyecto que después de mucho tiempo en un cajón se ha acelerado en el último año. El crecimiento de la red de metro es uno de los deberes pendientes que se arrastran desde la crisis financiera, aunque últimamente han reavivado algunos proyectos. Por ejemplo, la L9, que después de años de retraso y un sobrecoste de casi 6.000 millones de euros, ahora todavía una nueva fase y el Govern prevé abrir el tramo entre la Sagrera y Hospital de Sant Pau ya en el 2027. También se han reiniciado los trabajos para que la L2 perfore Montjuïc dando servicio a la montaña de la ciudad y conectando a la ciudad.
Redibujar el centro
Otra de las grandes operaciones urbanísticas que se están llevando a cabo tiene que ver, de hecho, con algunas de las principales vías de su centro. En la operación por renovar la Rambla —justo ahora a la mitad de las obras— hay que sumarle la remodelación de la Vía Layetana -inaugurada recientemente después de tres años de trabajos- o la pacificación de parte de la ronda de Sant Antoni, también estrenada en los últimos meses. Todo ello, con el objetivo de que los barceloneses vuelvan a una zona de la ciudad cuya presión turística les había alejado en los últimos años.
El estallido de los ejes verdes
La pérdida progresiva de protagonismo del vehículo privado dentro de la ciudad es otro de los cambios que ha caracterizado a Barcelona en los últimos tres lustros, con las supermanzanas como exponente más emblemático de esta política. Las pacificaciones ensayadas en el 22@ y en Sant Antoni llegaron al corazón de la ciudad con el eje verde de Consell de Cent, que sacó los coches de una calle del Eixample para priorizar a los peatones, los árboles y el verde. Tan premiado internacionalmente como discutido internamente, el debate en torno a este proyecto ha llegado, incluso, a tribunales.
Glòries: de plaza a parque
Otro de los grandes ejemplos de la transformación física de la ciudad en estos 15 años es Glorias. Desde 2010 hasta ahora, la ciudad ha dicho adiós al anillo vial que atravesaba la plaza y que ha dado lugar a uno de los principales espacios verdes de la capital catalana. El cambio ha sido tal, que ahora se debate si todavía puede considerarse una plaza o hay que referirse a ella como parque. Los peatones y el transporte público –en particular el tranvía– han conquistado un espacio hasta hace poco monopolizado por el vehículo privado, que ahora circula por el subsuelo.
Un tranvía por la Diagonal
Precisamente la apuesta por el tranvía es otra de las grandes transformaciones que ha vivido la ciudad en estos años. Tras un tortuoso camino, en noviembre del 2024 se puso en marcha el servicio entre Glòries y Verdaguer con tres nuevas paradas. Completado con éxito este tramo, todas las miradas están puestas ya en el próximo paso: el enlace del TramBesòs con el TramBaix. La unión de Verdaguer con la plaza Francesc Macià es un proyecto asumido ya por todas las administraciones, pero que ahora es necesario concretar.
El futuro Clínic, ya en marcha
En el extremo sur de esta avenida Diagonal se está cociendo otro de los proyectos clave de Barcelona: el futuro Campus de Salud del Hospital Clínic. El proyecto –solemnizado hace dos años en un convenio firmado por la Generalitat, el Consorcio Hospital Clínico de Barcelona, la Universidad de Barcelona (UB), los ayuntamientos de Barcelona, Hospitalet de Llobregat y Esplugues de Llobregat y la Diputación de Barcelona– está en marcha con el objetivo de poder inaugurar el nuevo campus en el año 2035. el acceso a la ciudad por la Diagonal.
La Ciudadela del Conocimiento
La apuesta por la investigación es otro de los vectores sobre los que ha girado la transformación de la ciudad en estos años. En este campo, uno de los proyectos clave que también lleva años trabajando y que ahora ha entrado en su fase final es el de la Ciudadela del Conocimiento, que debe convertir el entorno del parque en un polo de investigación. El proyecto, que supone la restauración de equipamientos emblemáticos como el Invernadero, el Castillo de los Tres Dragones y el Umbracle, incluye también la construcción del macrocomplejo científico del antiguo Mercado del Pescado, el Polo de Biociencia del CSIC y la Biblioteca del Estado.
La fachada marítima
Dentro de la investigación, uno de los campos en los que Barcelona se ha puesto como objetivo ser líder es el de la economía azul. En esta batalla debe jugar un papel clave la renovación del Frente Marítimo. Se ha completado la transformación del Puerto Olímpico -culminada antes de la celebración de la Copa América de vela- y está en marcha la reurbanización del paseo Marítimo entre el Fòrum y el Complejo Deportivo de la Mar Bella. En proceso está también la creación de tres nuevos equipamientos como el Parque de Tecnología Marítima de Barcelona (PTMB) —un laboratorio marítimo tecnológico y empresarial—, el hub de innovación Blue Tech Port y el centro Barcelona Mar de Ciencia, que tiene como objetivo divulgar la cultura oceánica.