¿Por qué vacunan a una maestra de 29 años antes que a su abuela de 80?

Los expertos justifican el cambio de estrategia por la falta de dosis y denuncian el límite de edad a AstraZeneca que ha fijado el Estado

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Una enfermera prepara una dosis de la vacuna contra el covid .

Barcelona“El viernes tengo hora para vacunarme, pero la ilusión se mezcla con tristeza, puesto que mis abuelos de más de 80 años todavía no tienen fecha”, lamenta Laia, una maestra de 29 años. El suyo no es un caso aislado: el personal docente y los colectivos esenciales como bomberos o policías se están vacunando del covid antes que la población con más riesgo de enfermar por el virus, la gente mayor. Inicialmente, sin embargo, después de inmunizar a los ancianos que viven en residencias y los profesionales sanitarios y sociosanitarios, llegaba el turno de la población de más de 80 años. Este aparente cambio de estrategia ha suscitado críticas contra las autoridades sanitarias. Ahora bien, ¿por qué se está avanzando la vacunación de una población joven y sana antes que las personas de edad avanzada, que tienen más riesgo de sufrir complicaciones e, incluso, morir?

Los expertos consultados por el ARA aseguran que no se trata de una priorización como tal, sino de una mera cuestión logística. Los retrasos en la llegada de las dosis consideradas adecuadas para las personas de edad avanzada (especialmente Pfizer) y la prohibición de uso de la vacuna de AstraZeneca entre los mayores de 55 años han trastocado los planes del Govern, que desde hace dos semanas vacuna a los colectivos esenciales “en paralelo” a los ancianos y trabajadores de residencias y los sanitarios. “El Estado hizo un primer documento de priorización basado en la situación ideal. Pero esta pretensión se tiene que compaginar y adaptar a la disponibilidad real de las vacunas. Lo que no podemos hacer es quedarnos estancados”, explica la immunòloga Carlota Dobaño.

De momento, la vacunación de los ancianos que no viven en geriátricos está al comienzo, pero ya se ha empezado a administrar la vacuna a las personas de más de 80 años que tienen algún grado de dependencia o discapacidad. Desde finales de la semana pasada, la atención primaria está llamando directamente a los ancianos en casa para preguntarles si se quieren vacunar y, así, darles día y hora. Así, aseguran, se podrán organizar las rutas para vacunar a domicilio y empezar a citar en los CAPs a la gente mayor que se puede desplazar.

El recorte de vacunas que llegan al país de Pfizer y Moderna, las únicas que se pueden administrar a la gente mayor, se contrarresta con la cadencia más fluida de dosis que envía AstraZeneca. Dobaño recuerda que a principios de enero solo llegaban dosis de Pfizer y un mes después recortó su producción a la mitad, cosa que generó un cuello de botella con semanas de retrasos. En paralelo, el 29 de enero, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) aprobó la vacuna de AstraZeneca. "Entonces había que tomar una decisión: ¿esperábamos más dosis de Pfizer o continuábamos vacunando aprovechando las dosis de AstraZeneca?", plantea la también investigadora del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal).

"No podemos frenar la maquinaria"

Segons los expertos, sin embargo, el verdadero obstáculo a la vacunación de la gente mayor es que en España la vacuna de AstraZeneca no se puede administrar a personas de más de 55 años. "Esto nos obliga a poner la vacuna a aquellos grupos que Sanidad autoriza y, entre estos, se tienen que priorizar los que más lo pueden transmitir por exposición porque los necesitamos para continuar funcionando como sociedad", explica la epidemióloga Sílvia de Sanjosé. "España está pecando de prudencia cuando habría que pulsar el acelerador vacunando a población frágil", denuncia el médico e investigador de la Universidad de Leicester Salvador Macip, que defiende que la alteración de grupos a vacunar que ha efectuado la Generalitat "es lógica", dado que "no se pueden guardar o lanzar las dosis".

Sanjosé subraya que con más dosis de ARN mensajero, es decir, de Pfizer y Moderna, "se vacunaría a la gente mayor, los dependientes y los enfermos de riesgo" por patologías cardiovasculares o pulmonares, por ejemplo. "Lo más importante es vacunar y no frenar la maquinaria. Y si AstraZeneca no tuviera límite de edad o se pudiera poner hasta los 65 años, vacunaríamos mucho más porque tenemos la capacidad para hacerlo", destaca la epidemióloga. La falta de ensayos clínicos en personas de más de 55 años hizo que cada gobierno decidiera a qué franja de edad la ponía: mientras que España solo lo administra en personas de hasta 55 años, Italia la inyecta hasta los 65 y el Reino Unido a todo el mundo, independientemente de la edad.

De hecho, Macip justifica el posicionamiento británico y asegura que es el mismo que defienden la EMA y la Organización Mundial de la Salud (OMS): "Faltan datos, claro, pero nada hace pensar que no pueda funcionar igual de bien". El investigador denuncia que se dediquen las vacunas a personas jóvenes y sanas, aunque sea para blindar segundas dosis. "Los estudios en Israel demuestran que con una sola dosis ya se obtiene una protección del 85% y esto permite espaciar las segundas dosis sin comprometer su efecto protector", insiste. Macip señala una "motivación política y económica" detrás de la decisión de Europa de limitar tanto la administración de AstraZeneca, cuando será "la más importante del mundo porque es barata, rápida de fabricar y la que más dosis puede producir".

El plan original elaborado entre Sanidad y las comunidades autónomas, que son las que lo materializan, organiza la vacunación alrededor de quince grupos diferentes. Las residencias y los centros sanitarios son los primeros entornos que hay que proteger por vulnerabilidad y exposición al virus, respectivamente, y después se extiende la campaña a los mayores de 65 años, incluidas las persones dependientes y con especial atención a las de más de 80 años. Progresivamente, se irá ampliando el foco.

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