¿Es realista una estrategia covid cero en Catalunya?

Europa opta por allanar la curva y salvar el sistema sanitario pero no elimina el virus

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Sanitàries vacunando gente mayor con dependencia en el hotel Europa Plaza de l'Hospitalet de Llobregat.

BarcelonaEspaña la llamó “nueva normalidad” y Catalunya "la represa" (“la reanudación”) pero, nomenclaturas aparte, el mensaje que las autoridades enviaron a la salida del confinamiento, en junio, fue el mismo: el virus no desaparecerá y la población tendrá que aprender a convivir con él. Y para contener la curva, las autoridades van a golpe de restricciones yoyó: cuando se controla la propagación, se relajan las medidas, y cuando repuntan los indicadores, se endurecen de nuevo.

Esta ha sido la estrategia seguida por Europa y los Estados Unidos a lo largo de los siete meses de pandemia. Pero no es la única y, de hecho, tampoco es la más efectiva en términos de contagios, mortalidad e impacto económico. Algunos países asiáticos como Corea del Sur, Taiwán o China, pero también Australia y Nueva Zelanda, han implementado un plan mucho más drástico pero eficaz: aplicar restricciones muy duras en un periodo de tiempo breve y bajar los casos a niveles residuales para lograr la eliminación del virus durante 28 días, dos periodos de incubación. Parece quimérico, pero no es imposible. Todos estos países siguen una estrategia covid cero.

El covid cero se basa en una actuación preventiva de vigilancia epidemiológica básica: la búsqueda de casos sospechosos, el testeo masivo, el trazado de cadenas e identificación de los contactos, y el aislamiento acompañado de un gran gasto en ayudas sociales. Los confinamientos solo se usan cuando hay pocos casos para poder recuperar la gestión de los brotes y siempre de forma dirigida. 

“El covid cero es epidemiología clásica: pones el foco en la transmisión para reducir los daños de una enfermedad que es prevenible”, resume la epidemióloga del Hospital Clínic e investigadora del Institut de Salut Global de Barcelona (ISGlobal) Anna Llupià. Una actuación opuesta a la europea, que solo plantea los confinamientos una vez la epidemia se ha descontrolado . 

Pero ¿cómo funciona la estrategia covid cero? Y, sobre todo, ¿es realista desplegar este plan en Catalunya?

Contención vs eliminación

El covid cero es una estrategia radicalmente diferente de la que se sigue en Catalunya y España, pero también en el resto de Europa. “Se ve el contagio como una cosa inevitable y se toman medidas de contención, que no de eliminación. El objetivo no es hacer desaparecer el virus sino allanar la curva para evitar sobrecargar los hospitales”, explica Llupià. 

Los países europeos cronifican así la transmisión y quedan atrapados en un círculo de escalada y desescalada de restricciones que tendrían que ser excepcionales, como el toque de queda y la prohibición de salir del municipio o comarca en el caso catalán. “Con esta actuación se infravaloren las fases de transmisión baja y hay que volver a actuar con contundencia, generando más daños socioeconómicos, porque el contagio se descontrola”, argumenta el estudio del ISGlobal Què és una estratègia de Covid-0 i com pot ajudar-nos a minimitzar l’impacte de la pandèmia?  ("¿Qué es una estratégia de Covid-0 y cómo puede ayudarnos a minimizar el impacto de la pandemia?")

Los efectos de la estrategia imperante en Europa son graves: se mantiene un goteo elevado de mortalidad, la ocupación en las UCI se dispara y no hay tiempo material para reducirla antes de una nueva oleada. Y cuanto más circula el virus más muta y más riesgo hay que nazcan nuevas variantes. Además, en el caso de Catalunya y España, no se dan suficientes ayudas económicas ni se garantiza a todo el mundo una baja laboral en caso de positivo o contacto, lo que amplifica las desigualdades sociales y perpetúa la crisis.

“Lo que tendríamos que entender todos es que los hospitales se llenan cuando fracasan los verdaderos frenos de la pandemia: una salud pública potente y una atención primaria muy dotada”, explica el investigador del Instituto de Salud Carlos III y coportavoz de la asociación madrileña de salud pública Fernando García. 

Los países que despliegan el covid cero, eminentemente asiáticos, ya tenían experiencias previas con otras epidemias y han tenido siempre presente la importancia de reducir a cero las infecciones para evitar todo este agravio. ¿Cómo? A través de un seguimiento de casos y contactos exhaustivo. “El resultado es sorprendente: la tasa de mortalidad media en Europa y los Estados Unidos es de 618 casos por millón de habitantes, y en los países con covid cero de 11”, destaca García, que también remarca que la caída del PIB es casi cuatro veces superior en Occidente. 

Compromiso político

“Hay países que lo han hecho mejor y les tenemos que mirar para aprender”, afirma Llupià, en relación con Australia o China, donde los ciudadanos pueden hacer una vida prácticamente prepandémica. Tanto Llupià como García creen que si algunos países han podido desplegar un covid cero, España y Catalunya también podrían. “Es sin duda la estrategia óptima”, afirma García. “Hay países como Vietnam o Uruguay que hacen máxima supresión sin tantos recursos económicos. ¿No somos lo bastante ricos? Las economías más fuertes también lo son porque se protegen más”, defiende Llupià, que añade que hay mucha resistencia al cambio: dentro de los gobiernos y en los sectores afectados por las restricciones. 

Los expertos defienden que hay una alternativa al modelo de gestión que se sigue en Europa, y Alemania es el ejemplo: la canciller Angela Merkel abraza un plan covid cero, a pesar de que algo menos ambicioso (quiere reducir a 35 los casos por cada 100.000 habitantes). Ahora bien, los epidemiólogos alertan que una estrategia así requiere un compromiso político firme para garantizar el apoyo económico a los afectados por las medidas y por las cuarentenas, y un sistema de vigilancia sólido, con un ejército de rastreadores. Ni en Catalunya ni en España se dan suficientes ayudas ni hay todavía una estructura de Salud Pública formada en vigilancia y que conozca la comunidad. Pero el cambio es imperativo. El covid es la primera pandemia del siglo, sin embargo, avisan, no será la última y hay que estar preparados.

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