Salud

Ignorar los riñones de las mujeres, el sesgo científico que ha perjudicado la salud de los hombres

Un investigador catalán constata que las células renales femeninas tienen más elementos protectores que las masculinas

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Imagen de archivo de una angiografía frontal de riñón derecho, donde también se ve el sistema vascular y la arteria Renal

BarcelonaLas desigualdades de género también afectan a la investigación científica. Al estudiarse más los hombres que las mujeres en los ensayos clínicos, los resultados que se obtienen acaban dirigiéndose a obtener terapias que favorecen más al sexo masculino que al femenino. Por lo que respecta a los estudios celulares, el sexo del donante directamente ha sido siempre una variable ignorada. Ahora, un estudio liderado por el investigador catalán Sergi Clotet Freixas, jefe del Grupo de Investigación en Ciencia de Sexo y Género de la McMaster University de Toronto y la investigadora Ana Konvalinka, profundiza en las diferencias entre hombres y mujeres en el metabolismo de las células de los riñones. Este análisis pionero ha permitido constatar que estos órganos no asimilan los nutrientes por igual en función del sexo biológico y explicaría por qué la nefropatía diabética, causa principal de una disfunción irreversible en los riñones conocida como enfermedad renal crónica, progresa más rápidamente en hombres, que también son los que tienen mayor riesgo de sufrirla.

el investigador catalán y jefe del grupo de investigación en Ciencia de Sexo y Género de la McMaster University de Toronto, Sergi Clotet Freixas,

Estas conclusiones, publicadas en la revista Science Translational Medicine, sugieren que investigar los riñones femeninos, hasta ahora menos estudiados por la comunidad científica, puede sentar las bases para conseguir un tratamiento que frene, prevenga o cure esta patología que acaba siendo muy limitante; requiere vivir conectado a una máquina de diálisis o tener que recibir un trasplante. Además posibilitaría que las terapias puedan ser específicas para cada sexo. ¿Cómo? "Hay que ver cómo podemos hacer que los riñones de hombre se parezcan a los de mujer", resume Clotet en el ARA.

Las células tubulares son las más abundantes y energéticas del riñón. Entre el 70 y el 90% del órgano está formado por estas células, que absorben la glucosa y otros nutrientes esenciales para el cuerpo humano. Los investigadores han analizado su metabolismo, es decir, la forma en que "se alimentan" para continuar vivas y desarrollar correctamente sus funciones, tanto en hombres como en mujeres, y han encontrado mecanismos diferentes en función del sexo.

Dentro de estas células hay un ejército de moléculas encargadas de obtener comida: cogen azúcares, ácidos grasos y aminoácidos, entre otros, que rompen en pedazos pequeños para que las células puedan digerirlos y convertirlos en energía. Continuando con el símil bélico, este ejército tiene tropas diversas y existe un escuadrón de metabolitos conocidos como los del ciclo TCA, que los hombres tienen en niveles más altos. Clotet aclara que "es bueno" que estos metabolitos trabajen, pero advierte que en hombres diabéticos se pueden estresar cuando se exponen a cantidades elevadas de glucosa y hacen más trabajo de lo que les corresponde, lo que acaba desembocando en la muerte de las células renales y una fibrosis de los tejidos del órgano. Todo ello conduce hacia la insuficiencia renal. Cuando llegan a esta fase, los pacientes deben realizar diálisis o recibir un trasplante, que supone "una pérdida de calidad de vida y un aumento del gasto sanitario", añade el investigador.

Los riñones de las mujeres, en cambio, no tienen unos niveles tan elevados de estos metabolitos. Además, el ejército de moléculas que alimenta las células renales femeninas cuenta con un soldado que hace la función opuesta: es un metabolito llamado piruvato, mucho más presente en los riñones de las mujeres que en los de los hombres. Los autores de la investigación han comprobado que, a niveles más elevados de piruvato, mayor prevención ante el desarrollo de la enfermedad renal diabética. Según Clotet, este elemento actúa como un antioxidante: "Se engancha y bloquea las moléculas que generan estrés". Las mujeres que pierden presencia de piruvato también tienen mayor riesgo de desarrollar la enfermedad, lo que abre la puerta a buscar estrategias que favorecen la acumulación de piruvato tanto en hombres como en mujeres, a la vez que eviten la actividad excesiva del ciclo del TCA. Estos extremos aún deben investigarse de forma específica por sexo, así como intensificar el estudio de mecanismos para prevenir la enfermedad renal diabética.

El doble de mortalidad en hombres

Una vez que los pacientes llegan a fases avanzadas de enfermedad renal crónica, la mortalidad en un período de cinco años es de aproximadamente un 10%. La diabetes es la principal causa de esta patología, que afecta a un 14% de la población adulta en el mundo. El objetivo de estos investigadores, por tanto, es entender mejor los mecanismos responsables de la nefropatía diabética y sus diferencias según el sexo.

Las primeras conclusiones las extrajeron con células de laboratorio, pero para validar el hallazgo utilizaron datos de dos cohortes de personas de diferentes edades, con y sin diabetes. En concreto, la cohorte GenoDiabMar del Hospital del Mar, en colaboración con las investigadoras Clara Barrios y Marta Riera, que incluye a 650 pacientes con diabetes tipo 2 y diferentes grados de nefropatía diabética, y otra de Alemania con registros de unas 5.400 personas. De este segundo grupo, Clotet explica que los investigadores alemanes pudieron observar que "la mortalidad de los varones era el doble que la de las mujeres".

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