¿Puede Cataluña competir en el mundo en las áreas de investigación de mayor impacto?

La investigación científica que se realiza en un país es uno de los indicadores de su grado de madurez, de su liderazgo internacional y de su capacidad de enfrentarse a los múltiples retos globales. Cataluña ha hecho en los últimos 40 años un esfuerzo colosal por recuperar el retraso que había acumulado. Aún así, nuestro esfuerzo en I+D todavía está por debajo de lo que recomienda la Unión Europea. Debemos, pues, encarar cómo mejorar el futuro.
Lo primero que debemos hacer es analizar la investigación realizada: ver cómo ha evolucionado su intensidad, el número de publicaciones y qué impacto han tenido. El número de publicaciones de investigación realizadas en Cataluña creció de forma extraordinaria, en un factor 8, entre 1984 y 2004 con las contribuciones de las universidades, los hospitales y los centros CSIC en Cataluña (CSIC-CAT), y en un factor alrededor del 3 en los últimos 20 años, incluyendo ya los centros CERCA. Es decir, un factor 22 en total. Hemos conseguido estar en una posición líder después de crecer a un ritmo entre 3 y 10 veces superior que la mayoría de países del mundo.
En las universidades con largo recorrido se creció en factores entre 12 y 18, y el CSIC-CAT y las universidades más novelas entre 27 y 35. Para el caso del CSIC-CAT (21 centros en Cataluña) la transformación ha sido completa, ya que se han creado centros nuevos en áreas estratégicas y se ha atraído a personal científico joven y valioso sin herencia.
Los centros CERCA implementados a partir de 2000 son coautores de un 48% de las publicaciones de Cataluña. Además, han contribuido a crear sinergia con universidades, centros de investigación y hospitales preexistentes, sea confederándose o creando dobles afiliaciones. Sin embargo, la producción global de Cataluña muestra una tendencia hacia la estabilización, dado que ya nos acercamos a los estándares de los países más avanzados del mundo. Debemos, pues, reflexionar sobre cómo maximizar nuestra eficiencia para poder competir internacionalmente en las áreas estratégicas de mayor impacto.
Es necesario diversificar la investigación
Un indicador que ayuda a profundizar en el análisis de cualquier sistema de investigación es la distribución del peso relativo de las áreas de conocimiento. Esto nos permite evaluar qué áreas es potenciar. Los datos globales indican que Cataluña lidera internacionalmente en las áreas de las biociencias (55% de los artículos). Por el contrario, se reduce comparativamente nuestra contribución en las áreas científicas más ligadas a las tecnologías duras (ingeniería, física, química, materiales, medio ambiente). Este indicador confirma uno de los puntos débiles de nuestra economía, el peso demasiado bajo de la industria, un reto pendiente desde hace muchos años.
La especialización en áreas de alto valor estratégico es un rasgo generalizado. Por ejemplo, la Universidad Politécnica de Cataluña es la primera institución del país en ingeniería, contribuyendo en un 10% del total de las publicaciones. Sin embargo, es menos conocido que el CSIC-CAT es la primera o la segunda institución de Cataluña en diversas ciencias duras (marinas, ambientales, materiales, física aplicada, nanociencia, química, geociencias, microelectrónica, astrofísica). En estas áreas, el CSIC-CAT aporta entre el 25% y el 50% de las publicaciones realizadas en Cataluña y también destaca en inteligencia artificial y robótica. Sin embargo, la contribución global del CSIC-CAT a las publicaciones de Cataluña es actualmente del 7,5%. Desgraciadamente, a menudo, el peso relevante del CSIC-CAT es poco reconocido. A veces parecería que no toda la "ciencia hecha en Cataluña" es considerada como "ciencia de Cataluña". Todos los científicos de Cataluña contribuimos a aumentar el esfuerzo en I+D a partir de los propios organismos públicos financiadores estatales y europeos. No parece justificado, pues, recibir un trato diferenciado en función de cuál de los tres Parlamentos de los que dependemos aprueba los presupuestos correspondientes.
Es una prioridad de la sociedad catalana aumentar el peso de la industria como fuente de actividad económica y de bienestar, compatibilizándolo con la lucha contra el cambio climático y la sostenibilidad. El sistema catalán de investigación debe aprovechar de forma eficiente y coordinada las capacidades de todas sus instituciones. Aún tenemos margen de mejora para conseguir aumentar el impacto en los retos planteados. Los excelentes ejemplos de centros de investigación que suman las voluntades de la administración estatal y catalana (sincrotrón ALBA, Barcelona Supercomputing Center, institutos CSIC-CAT con fórmulas mixtas) muestran que ambas saben encontrar fórmulas exitosas para este fin.
La carrera de la excelencia
Los centros CERCA han implementado un sistema de gobernanza que ha demostrado su eficiencia y una probada capacidad de promover la excelencia. Desgraciadamente, hasta ahora no ha sido posible generalizarlo en otros centros de investigación y universidades, aunque el progreso a la hora de implementar la excelencia ha sido remarcable. De hecho, todos los análisis y evaluaciones serias disponibles muestran que en Cataluña existen núcleos de investigación de mucha calidad que han logrado un impacto internacional ampliamente reconocido en sus respectivos campos. Por ejemplo, 9 de los centros de investigación reconocidos con los sellos de excelencia Severo Ochoa y Maria de Maeztu son propios o participados por el CSIC-CAT.
La historia nos ha dejado un sistema de investigación en Cataluña muy competitivo pero todavía con puntos débiles. Tener múltiples instituciones ejecutoras y organismos financiadores coexistiendo podría ser una ventaja si están bien coordinados y crean sinergia. Los retos a los que nos enfrentamos no nos permiten desperdiciar puntos fuertes de nuestro sistema de I+D.