Mamíferos

Los elefantes africanos también ponen nombre a las crías para llamarlas

Un estudio sugiere que los paquidermos utilizan un sonido específico para identificar a cada miembro de la manada y dirigirse a ella.

Una madre alejando a sus crías del peligro en el norte de Kenia.
G.G.G.
12/06/2024
4 min

BarcelonaLos humanos podríamos no ser los únicos que utilicemos nombres para diferenciarnos y presentarnos en sociedad. Según un estudio de la Universidad Estatal de Colorado (CSU, en inglés) publicado este lunes en la revista Nature Ecology & Evolution, los elefantes salvajes de la sabana africana (Loxodonta africana) también utilizan sonidos específicos para dirigirse a cada miembro de la manada. Por ejemplo, para llamar o amamantar a las crías o para saludarse o avisarse de potenciales peligros. Otras especies con habilidades comunicativas como los loros o los delfines utilizan el método de la imitación para comunicarse entre ellos. Pero el estudio firmado por Michael Pardo, estudiante de posgrado de la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos, plantea la posibilidad de que los paquidermos puedan tener la capacidad cognitiva para conectar un ruido con un individuo y que toda la manada asuma esa etiqueta simbólica. Es decir, que tienen "cierto grado de pensamiento simbólico".

Según el estudio, los elefantes se ponen nombre unos a otros y responden cuando los llaman. "Nuestros datos indican que los elefantes no se basan en la imitación de los llamamientos de los receptores para dirigirse unos a otros, sino que producen sonidos únicos para referirse a cada ejemplar, al igual que cuando los humanos se llaman unos a los demás", afirma Pardo. Desde hace casi 40 años, científicos de la CSU y la fundación Save The Elephants graban los ruidos que realizan las manadas de diversos parques y reservas nacionales. En concreto, Pardo y sus colegas han analizado 469 grabaciones de un centenar de crías de elefantes del Parque Nacional de Amboseli y de las Reservas Nacionales de Samburu y Buffalo Springs, todas ellas en Kenia.

Después de 14 meses de trabajo de campo intensivo y mediante métodos de aprendizaje automático, los investigadores confirmaron que, si reproducían con altavoces los sonidos delante de los elefantes, cada ejemplar reaccionaba al oír su "nombre" levantando la cabeza o incluso dirigiéndose hacia el altavoz o acercándose al elefante que "le había llamado". Sin embargo, cuando oían el nombre de otros elefantes no reaccionaban. La investigación ha permitido identificar que los elefantes, al igual que las personas, no siempre se llaman por su nombre mientras "conversan", sino que vocalizar el nombre es más frecuente cuando están a cierta distancia o cuando los ejemplares adultos hablan con sus crías.

“En mi opinión, es un estudio fascinante y una muestra más del reciente avance en nuestra comprensión de la comunicación en otras especies gracias al uso del aprendizaje automático, ya que nos permite destacar diferencias y semejanzas que , de lo contrario, nunca seríamos capaces de distinguir", afirma en declaraciones a Science Media Centre (SMC) Antonio J. Osuna Mascaró, investigador especialista en cognición animal de la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena, no vinculado al estudio. ~BK_SALTO_LINEA ~ Muchos interrogantes

Los elefantes y humanos evolucionaron hace decenas de millones de años, pero ambas especies comparten la complejidad social y las habilidades comunicativas a distintos niveles, según los investigadores de la CSU. Por ejemplo, los elefantes también se relacionan entre ellos a través de unidades familiares, grupos sociales y una estructura de clanes similar a los entornos sociales complejos en los que se manejan los humanos. Así, el desarrollo de interacciones sociales complejas fue, añaden, lo que pudo impulsar el desarrollo del etiquetado vocal arbitrario en otros individuos.

Varias investigaciones han evidenciado que los elefantes se transmiten todo tipo de información, como la identidad, la edad, el sexo o el estado emocional. Incluso llegan a coordinar movimientos enteros de una manada a lo largo de grandes distancias con vocalizaciones (desde las trompetas hasta los bajos retumbos de las cuerdas vocales) que abarcan un amplio espectro de frecuencias, incluidos sonidos infrasónicos por debajo del rango audible de la oreja humana.

Dos elefantes jóvenes saludándose.

El siguiente paso de la investigación será indagar si los elefantes de una misma familia llaman de igual forma a cada uno de los miembros de la familia o si cada uno puede llegar a tener varios nombres diferentes. También queda por descubrir qué otra información pueden contener estos mensajes, si pueden referirse a individuos que no están presentes y otros aspectos interesantes como el origen de estos nombres. O si los paquidermos ponen nombre a otras cosas con las que interactúan, como comida, agua o lugares.

Los nuevos conocimientos sobre la cognición y la comunicación de los elefantes revelados por el estudio refuerzan los argumentos a favor de su conservación, afirman los investigadores, ya que las poblaciones de estos paquidermos están en peligro de extinción debido a la caza furtiva por los colmillos de marfil y por la pérdida de hábitat. "La pérdida de estos animales significaría también la pérdida de oportunidades para entender mejor nuestra propia evolución y naturaleza como seres biológicos y culturales. Este estudio resalta la necesidad de preservar la diversidad biológica y promover la conservación de especies amenazadas", declara a SMC Miquel Llorente, director del máster en primatología en la Universidad de Girona, que no ha participado en el estudio.

La capacidad de los elefantes para aprender a producir sonidos nuevos e identificar cada ejemplar con unos sonidos únicos es "poco habitual en los animales no humanos", recuerdan los autores. Según los investigadores, esta habilidad para la comunicación arbitraria, en la que un sonido representa una idea pero no la imita, es considerada una capacidad cognitiva de alto nivel y abre la posibilidad de que los elefantes tengan pensamiento abstracto. Más crítico se muestra Robert Barton, biólogo evolutivo y profesor de antropología en la Universidad de Durham. "Inferir etiquetas o nombres [a los elefantes] es fantasioso. [...] Vemos la misma tendencia a sobreinterpretar los datos de cetáceos y otras especies carismáticas. Estaría bien comprobar si se pueden obtener resultados análogos en insectos sociales, como las abejas, y ver si todo el mundo está de acuerdo en que es relevante para la cognición y la evolución del lenguaje", añade a SMC.

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