Astronomía

Marina Martínez: "Soy la única de España con acceso a muestras lunares de la NASA pero se me obliga a volver a irme por falta de recursos"

Científica planetaria

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La científica planetaria Marina Martínez.

Marina Martínez es experta en meteoritos y en el análisis de material extraterrestre. En 2021 se doctoró en ciencias planetarias en la Universidad de Nuevo México (EE.UU.) gracias a las becas de la NASA que ganó su supervisor. Ha sido becada por la Meteoritical Society con el patrocinio de la Agencia Aeroespacial de Exploración Japonesa (JAXA) y reconocida con el Wiley Award en la 82ª conferencia de la Meteoritical Society, celebrada en 2019 en Japón. Actualmente, investiga con una beca posdoctoral Margarita Salas en el departamento de geología de la Universidad Autónoma de Barcelona y es la única investigadora de España con acceso a las muestras lunares que la misión Artemis III de la NASA –la primera misión tripulada en la Luna desde el Apolo 17 de 1972– llevará a la Tierra en el 2025. Sin embargo, no tiene claro que pueda continuar con su carrera investigadora en Barcelona.

¿Cómo llegas a las muestras del Artemis III?

— En la Universidad de Nuevo México colaboré con un investigador que tiene una trayectoria científica muy importante en ciencia lunar y marciana. Cuando volví, en el 2021, me resultaba muy difícil seguir investigando en las líneas de mi tesis porque tener acceso a material extraterrestre es complicado. Alguien te lo tiene que facilitar. Entonces, el año pasado este profesor me propuso formar parte de su equipo para un proyecto del SSERVI [Solar System Exploration Research Virtual Center], de la NASA, para investigar las muestras que llegarán de la Luna de la misión Artemis III. De esta forma, las muestras podrían llegar hasta mí –fue una forma de ayudarme a seguirme desarrollando en ciencias planetarias–. Y esta investigación yo no quiero hacerla sola, quiero un equipo y colaborar con otros investigadores. Soy la única persona en España con acceso a estas muestras extraordinarias; ahora bien, me encuentro con que aquí es muy difícil investigar, y que seguramente tendré que volver a irme.

¿Por qué?

— Porque en un año se me acaba el contrato de investigación. Obtuve una beca Margarita Salas, pero las siguientes becas que puedo pedir requieren un currículum muy amplio que yo todavía no tengo. ¿Y qué hago? Pues seguramente tendré que irme. Y por eso estoy enfadada. Ha habido mucho alboroto porque soy la primera investigadora de España con acceso a estas muestras pero no tengo oportunidades para quedarme. Esto es mi casa y yo quiero quedarme, pero me lo ponen muy difícil. En las becas que he pedido he obtenido la máxima puntuación en la memoria del proyecto que quiero desarrollar, pero no tengo suficiente currículum, porque, por ejemplo, necesitas haber sido investigador principal, dirigir tesis doctorales, haber dado muchas horas de clases, etc., y eso yo aún no lo tengo. He hecho el doctorado en Estados Unidos y tengo una carrera lo suficientemente buena como para poderme establecer aquí, ya soy una científica independiente, ya sé diseñar y dirigir proyectos. ¿Por qué tengo que irme? Se aprovechará otro país y aquí nos vamos empobreciendo. Hay que entender que invertir en investigación es invertir en el país. Todo el mundo me dice: "Es normal que tengas que volver a irte, a todo el mundo le ha pasado". Pero no debería ser normal. En otros países no ocurre.

Volviendo a los objetivos científicos, ¿por qué es tan importante la misión Artemis III?

— Porque llevará humanos a la Luna, y no es lo mismo investigar la Luna con sensores remotos que con expertos sobre el terreno, sobre todo geólogos. Además, irá al polo sur, que es donde se cree que está el agua. Por otra parte, durante las misiones Apolo empezó a ponerse en duda lo que se sabía de la Luna, sobre todo a medida que la investigación iba avanzando. En su momento, el estudio de las muestras recogidas en estas misiones hizo que tuvieran que revisarse los modelos de formación de los planetas. La Luna es un cuerpo más y entenderla es entender el resto de planetas, también el nuestro.

¿Qué espera encontrar en el polo sur de la Luna?

— El polo sur es una región donde nunca toca el sol y esto hace que haya elementos volátiles que normalmente se vaporizan, como el agua, el azufre, el carbono, el cloro o el flúor. Estos elementos son importantes porque, entre otras cosas, condicionan el transporte de magmas, si las erupciones volcánicas serán potentes o tranquilas y si se puede formar una atmósfera. Condicionan lo que ocurre dentro de un planeta y, por tanto, cómo evolucionará. Antes se pensaba que en la Luna no había agua, pero las evidencias indican que sí. La misión Artemis III irá al punto donde se cree que hay más.

¿También se investigará si hay recursos que permitan instalar una base?

— Es uno de los objetivos del proyecto, porque ahora mismo no se sabe si existen. Hasta ahora, todo lo que se sabe se ha obtenido con observaciones remotas, pero estos recursos no se han visto en ninguna muestra física. La misión permitirá saber si están o no. Si existe, lo más probable es que se construya una base permanentemente habitada.

¿Cuáles son los recursos más importantes?

— El hidrógeno (o grupo hidroxilo) y el agua.

También has trabajado en meteoritos. No nos caerá ninguno encima, ¿verdad?

— Es muy poco probable. Es más probable tener un accidente de tráfico que que te caiga un meteorito en la cabeza. Ahora bien, que caiga un meteorito y provoque la extinción de la humanidad... podría ser, pero seguramente antes nos extinguiremos solitos con el cambio climático.

Pero hay sistemas de control y defensa contra asteroides, ¿no?

— Se han hecho pruebas para desviar asteroides con un proyectil y diseños para destruirlos de modo que en lugar de caer una gran roca caigan pequeñas piedras, y han funcionado bastante bien.

¿Se pueden detectar con tiempo suficiente?

— Los que vienen de la zona externa del Sistema Solar, es decir, de las órbitas de Marte, Júpiter, etc., se pueden detectar, pero los que vienen de las órbitas internas, de la dirección donde se encuentra el Sol, no se pueden detectar. El problema sería que viniera uno muy grande de esta dirección. Es una posibilidad, pero la mayoría vienen del otro lado.

Este verano ha recibido mucha atención mediática el astrofísico de la Universidad Harvard Avi Loeb, que ha analizado los restos de un meteorito (IM1) que cayó en el mar en 2014 y ha encontrado unas pequeñas esferas ricas en berilio, uranio y lantano. Asegura que están fuera del Sistema Solar y especula que podrían ser restos tecnológicos de una civilización alienígena.

— No he seguido mucho el tema, pero en realidad hay muchos meteoritos que tienen partículas de fuera del Sistema Solar, no es algo extraordinario. Existen las llamadas partículas presolares, que se formaron en sistemas solares anteriores y en cierto momento fueron inyectadas en el nuestro. Además, todos los meteoritos condríticos contienen esférulas. Cuando se solidifica un gas y existe un calentamiento muy rápido con rayos gamma producido por el Sol que se conoce como flash-heating, se forma una esfera. Así se forman los componentes de todos los meteoritos primitivos. Aparte de eso, este meteorito recuperado del fondo del mar estará alteradísimo. Yo no digo que no haya vida alienígena, pero que tengamos muestras aquí, eso ya no lo veo tan claro.

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