Hoy hablamos de

En Cataluña ganamos más, pero no vivimos mejor

Una moneda de un euro en una imagen de archivo.
01/03/2025
3 min
Regala este articulo

Como cada año se ha publicado la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV), un estudio que nos da una fotografía bastante fiel de cómo viven las personas en Cataluña y en el resto del Estado. La imagen inicial parece bastante buena. La pobreza sigue bajando en Catalunya, como lo hace desde el 2020. Hoy un 17% de la población catalana vive por debajo del umbral de pobreza, que significa ingresar menos de 1.000 euros al mes. En España esta tasa lleva estancada desde hace tres años.

Y no sólo eso. Somos también una sociedad cada vez más igualitaria. Esto lo medimos con el coeficiente de Gini, que cuanto más cercano está a 0, más igualdad de la renta indica. Ahora mismo, en Catalunya, tiene un valor de 29, después de no haber dejado de bajar desde el estallido de la pandemia. Somos más igualitarios, de hecho, que la media europea y países vecinos, como Francia y Portugal.

Con una tasa de paro que no veíamos desde justo antes del inicio de la crisis financiera de 2008 y la implantación de medidas de protección social como los ERTO durante la covid, la creación de el ingreso mínimo vital (IMV) o los aumentos del salario mínimo interprofesional (SMI), parece que los datos en Cataluña nos muestran que la recuperación económica ha venido acompañada de mayor prosperidad social. Esto es bueno y no tan habitual. Pero no todos los indicadores son tan esperanzadores.

En primer lugar, tenemos la situación de casi 380.000 niños, niñas y adolescentes en Cataluña, que viven debajo del umbral de la pobreza. La pobreza infantil es del 28%, diez puntos por encima de la total de la población catalana. Y lo que es más preocupante es que a diferencia de lo que ocurre con los adultos, la pobreza infantil está creciendo. Las soluciones no llegan. El año pasado se aprobó la Estrategia de Lucha contra la Pobreza Infantil, que quedó en el aire con las elecciones y el cambio de gobierno. Y Barcelona trabaja también en el diseño de su estrategia. Pero el reto sigue pendiente, y queda mucho por hacer. Para empezar, entender por qué las ayudas disponibles no llegan a los hogares de los niños y niñas que más las necesitan.

En segundo lugar, hay indicadores que nos muestran no cuánto gana la ciudadanía, sino cómo vive. En particular, si la gente en nuestro país puede llegar a fin de mes, cambiar los electrodomésticos cuando se estropean o hacer frente a algún gasto inesperado. Y aquí vemos que la población que vive con privaciones materiales y sociales severas no ha vuelto a valores previos a la pandemia, y la cifra se ha estancado en cerca del 9% de la población catalana (ligeramente por encima de la tasa para España). Es muy caro vivir en Cataluña. Y propuestas como las presentadas por Junts, de un salario mínimo por regiones, vienen a recoger esta realidad que muestra la Encuesta de Condiciones de Vida. Éste es, pues, el contradictorio panorama de la economía de las familias catalanas. Pese a ganar más, y tener menos pobreza monetaria, no vivimos mejor. De poco sirve tener los bolsillos más llenos si no podemos llenar más el frigorífico.

stats