El mundo interior de los niños y el juego
BanyolesCada niño habita un paisaje interno hecho de imágenes, recuerdos, miedos y deseos. No siempre se puede contar con palabras; se insinúa y se manifiesta en el juego, en la forma de ordenar piezas, en la forma de chutar una pelota o de cuidar a una muñeca. El pediatra y psicoanalista Donald W. Winnicott, a quien quizá conozca por el concepto de "objeto transicional", lo describió como "el espacio potencial".
Es el espacio intermedio que aparece entre el mundo real (lo que pasa fuera) y la fantasía del niño (lo que imagina dentro). No es ni lo uno ni lo otro, sino un terreno de juego donde puede mezclar ambas cosas con libertad.
Cómo se ve en la práctica
- Cuando hace una casita con una manta y dice que es un castillo: utiliza objetos reales, pero los llena de fantasía y significado propio.
- Cuando un peluche "cura" a otro: el real (el peluche) y el imaginario (que hace de médico) conviven.
- Cuando dibuja algo que le ha pasado y lo transforma para que "acabe bien".
¿Cuándo aparece?
Cuando los niños tienen la capacidad de imaginar y transformar objetos y la de crear imágenes en su cabeza sin soportes físicos. Necesitan un entorno seguro, con un adulto disponible que no invada, tiempo sin prisa y materiales poco definidos que permitan jugar, crear símbolos y elaborar emociones.
¿Por qué es importante?
En este espacio el niño explora quién es, pone palabras y gestos a lo que siente, practica soluciones y le llena de creatividad. Es un laboratorio íntimo y valioso, donde se mezclan realidad y fantasía.
Sin fantasía no hay realidad
Se cita a menudo Einstein: "Si quieres que tu hijo sea inteligente, léale cuentos; si quieres que sea más inteligente, léele más cuentos". Nosotros añadimos: existen más de una inteligencia y muchas de las que sostienen la vida cotidiana, como la emocional, la intrapersonal y la interpersonal, ganan profundidad cuando la infancia ha sido alimentada y vivida con una buena dosis de fantasía.
El valor de lo que no se ve
Que un niño no comparta todo lo que piensa no es desconfianza. Según Winnicott, "está en el juego, y sólo jugando, donde el niño se siente libre para ser creativo y encontrarse consigo mismo". Sea como sea su juego, nuestra tarea es respetar ese territorio íntimo, estar disponibles y observar con curiosidad, respeto y sin juicio.
La observación es cuidadosa y es la mejor manera de decir: "Puedes ser quien eres: éste es un lugar seguro, esa es tu base, el puerto donde anclarte." Los adultos no podemos olvidar que nos hicimos a nosotros mismos jugando, en ese espacio donde mezclamos lo que llevábamos dentro y el mundo que compartíamos con los demás.
*Winnicott (1896–1971), pediatra y psicoanalista, miembro de la British Psychoanalytical Society. Formuló los conceptos de objeto transicional y espacio/área transicional, popularizando la idea de madre/padre bastante buenos: una presencia que sostiene sin invadir. En Playing and Reality situó el juego como eje de la creatividad y de la construcción de sí mismo.