Finlandia esterilizó a las mujeres sordas durante más de 35 años
Una investigación reivindica reconocer y explicar la marginación de la comunidad sorda
BarcelonaEste 2024 Finlandia encabeza por séptimo año consecutivo el ranking mundial de la felicidad y, según las encuestas, es uno de los países europeos donde los ciudadanos gozan de mayor libertad y bienestar. Sin embargo, también tiene capítulos oscuros. "¿De qué bienestar estamos hablando y de la felicidad de quién? ¿La versión que darían las personas sordas sería bastante diferente", asegura Hisayo Katsui, profesora de estudios de la discapacidad de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Helsinki, que va hablar sobre la esterilización forzada y el aborto de personas sordas durante el siglo XX en Finlandia en las jornadas Memorias Subalternas. Personas con discapacidad, hacia la inclusión, que organizó el Observatorio Europeo de Memorias (Eurom) de la Fundación Solidaridad de la Universidad de Barcelona (UB).
A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, las personas sordas finlandesas tenían el derecho a aprender la lengua de signos y surgieron muchas asociaciones que defendían sus derechos. Por ejemplo, en 1905 se creó la Asociación Finlandesa de Personas Sordas y en 1915 se inauguró el Museo de los Sordos con una donación de los discípulos de Carl Oscar Malm, el fundador de la educación con lengua de signos en Finlandia. Pero todo cambió con tan sólo diez años, a raíz del auge del fascismo en Europa.
Todos los derechos que habían ganado las personas sordas a finales del siglo XIX y principios del XX se perdieron. En 1929 se prohibió a las personas sordas casarse y, seis años más tarde, otra ley defendía la esterilización forzada de las mujeres sordas y el aborto en Finlandia. La esterilización de las mujeres sordas continuó hasta 1970. "Yo soy japonesa, y en Japón las leyes eugenésicas continuaron hasta 1996. Por tanto, si lo comparamos, Finlandia se dio cuenta mucho antes de que esterilizar a las mujeres para prevenir el nacimiento de niños sordos era una violación de los derechos humanos", afirma Katsui. En el contexto de los años 30, Finlandia no era una excepción. La primera ley europea sobre la esterilización forzosa de los enfermos mentales se aprobó en la esquina de Vaud, en Suiza, en 1928. Noruega y Suecia aprobaron leyes de esterilización obligatoria en 1934, y un año después Dinamarca y Finlandia siguieron ejemplo.
Un estigma transmitido de generación en generación
"Cuando se hicieron estas leyes entre 1928 y 1935 fue un duro golpe porque las personas sordas se sentían parte de la sociedad y utilizaban el lengua de signos. Supusieron un cambio radical, sobre todo porque no podían casarse y en ese momento el matrimonio era muy importante socialmente. Si tenías hijos sin estar casado, estabas condenado al ostracismo", destaca Katsui. En la educación todo empeoró mucho. "Hasta entonces, había profesores de lengua de signos, pero con toda la legislación de los años 20 y 30 se prohibió. Por tanto, se forzó a aprender matemáticas o ciencias de forma oral, y eso era una gran desventaja. Las personas sordas difícilmente podían acceder a buenas profesiones, y la mayoría terminaban trabajando en las fábricas", dice Katsui. La profesora de estudios de discapacidad explica cómo muchos de los testigos a los que ha entrevistado para su investigación afirman que si alguna vez intentaban utilizar el lengua de signos en la escuela, los pegaban.
La genética eugenésica ha tenido un gran impacto en diferentes generaciones de personas sordas. "Muchos ni siquiera son conscientes de que fueron víctimas de una violación de los derechos humanos. Algunos no quieren hablar de ellos porque se sienten avergonzados de ser sordos o de utilizar la lengua de signos. Es un sentimiento que se ha transmitido de generación en generación. Tienen una imagen muy negativa de sí mismos”, lamenta Katsui.
A partir de los años 70 hubo un potente movimiento que defendía los derechos de las personas sordas y gracias a su activismo empezó a cambiar la ley. "Ahora estamos hablando de cómo compensar a todas las personas que fueron víctimas de violaciones de los derechos humanos a través de un proceso similar al que se hizo en Suráfrica", detalla Katsui. Un instrumento clave para gestionar la transición sudafricana fue la creación de una institución oficial independiente creada por ley: la Comisión de la Verdad y la Reconciliación. En la comisión comparecieron más de 22.000 víctimas y 7.100 potenciales responsables de ofensas, a los que hay que sumar los participantes en las vistas sectoriales y de eventos específicos. En conjunto, la investigación abarcó aproximadamente unos 50.000 individuos. "Aún queda mucho camino por recorrer para que haya también una transformación social", asegura Katsui, que reivindica cambios en los libros de texto y en los libros de historia para que se explique cómo se marginó y reprimió la comunidad sorda.