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Reducir la ciencia a bachillerato y las leyes fundamentales de la estupidez humana

Una joven mirando por un microscopio en un laboratorio, en una imagen de archivo
11/01/2025
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BarcelonaA Carlo M. Cipolla, uno de los historiadores de la economía más destacados del siglo XX, le gustaba entretener a sus amigos con pequeños ensayos inteligentes y humorísticos. Dos terminaron publicándose juntos bajo el título Allegro ma non troppo (en catalán ha sido publicado por La Segunda Periferia, con traducción de Ton Vilalta y dibujos magníficos de Julio César Pérez): el primer ensayo es El papel de las especias (y de la pimienta en particular) en el desarrollo económico de la Edad Media, en el que analiza, en clave irónica, cómo el comercio de especies tuvo un papel central en el desarrollo económico de la Europa medieval y en la globalización. El segundo, probablemente el más conocido, desarrolla Las leyes fundamentales de la estupidez humana y es un ensayo especialmente relevante para entender cómo las acciones aparentemente estúpidas o irracionales pueden tener consecuencias muy serias a gran escala, como decisiones políticas, educativas o sociales. Lo veremos a continuación con un ejemplo práctico de la actualidad del país, como ha sido la polémica decisión del departamento de Educación de la Generalitat de Catalunya de reducir de dieciséis a seis las horas semanales de ciencias a bachillerato:

  1. Primera ley: Siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de estúpidos que hay en circulación. La decisión de reducir las horas de ciencias ignora por completo el impacto a largo plazo en la formación de alumnos que deben estar preparados para afrontar los retos globales.
  2. Segunda ley: La probabilidad de que una determinada persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la persona. reducción de horas de ciencias indica una clara carencia de comprensión del valor de la ciencia para el país, la sociedad y el mundo.
  3. Tercera (y áurea) ley: Una persona estúpida es una persona que causa un daño a otra persona, o grupo de personas, sin conseguir ninguna ventaja o, incluso, sufriendo una pérdida. Menos horas de ciencias implican menor capacidad para desarrollar pensamiento crítico, resolver problemas complejos o fomentar vocaciones científicas, esenciales en un mundo cada vez más tecnológico y científico. Esta decisión, sin embargo, también perjudica a los propios responsables, con el alud de críticas públicas y pérdida de confianza.
  4. Cuarta ley: Las personas no estúpidas siempre subestiman el potencial nocivo de las personas estúpidas. En particular, los no estúpidos olvidan constantemente que, en cualquier momento y lugar y en cualquier circunstancia, tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se demuestra infaliblemente un error carísimo. Esta decisión puede tener consecuencias devastadoras a largo plazo, como una disminución de la competitividad internacional, una sociedad menos informada y más manipulable y una pérdida de oportunidades para los estudiantes.
  5. Quinta ley: La persona estúpida es el tipo de persona más peligroso que existe. El estúpido es más peligroso que los niños. La decisión de reducir las horas de ciencias no tiene ninguna lógica, pero sus implicaciones podrían derrumbar ámbitos como la educación superior, la investigación científica y el desarrollo tecnológico del país.

El editor en catalán Miquel Adam dice que éste es un libro que, si lo leyera todo el mundo, se arreglaría el mundo. Quizás empiecen los responsables de esta propuesta, a ver si deciden pasarla, de una vez y por todas, por la destructora de papel (máquina que, por cierto, fue inventada por Adolf Ehinger, un fabricante alemán que va poner sus conocimientos científicos y tecnológicos al servicio de este invento, para poder destruir documentación contra el régimen nazi para que la Gestapo no le detuviera. semana, ¡ya habría bebido aceite!).

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