El catalán, antifascista y luchador de artes marciales que rompe todos los estereotipos
Con 42 años, el luchador de MMA sigue demostrando que la edad es sólo un número a la hora de subir al octágono

BarcelonaEn un pequeño local de la Rambla de Prim, en el barrio de la Verneda de Barcelona, nos abre las puertas de su gimnasio Abner Lloveras (Barcelona, 1982). "Hace pocos meses que lo he abierto", dice el artista marcial catalán mientras barre el tatami. Cuando era un adolescente empezó a practicar kickboxing, y ahora, con 42 años, y una larga experiencia en combates de artes marciales mixtas (MMA por sus siglas en inglés), boxeo y jujitsu, ha decidido dar un paso adelante y crear su propio combate club.
Hace poco ha participado en el Dogfight Wild Tournament, un torneo de exhibición de artes marciales celebrado en el Pabellón Olímpico de Badalona. Más de 10.000 personas presenciaron la velada. Skullman –apodo con el que se le conoce en el mundo de las MMA– protagonizó la pelea más espectacular de la noche. En una lucha extrema de quince minutos ininterrumpidos sin guantes ante el brasileño Felipe Maia, el luchador catalán sólo necesitó nueve para ganar el combate por sumisión. "Mi físico me permite que las luchas de larga duración me vayan mejor, ya que tengo una muy buena resistencia. Felipe estaba fortísimo y pesaba 4 kilos más que yo, pero después de siete u ocho minutos luchando él ya no podía más", explica al ARA.
Una vez terminado el combate, Lloveras cogió el micrófono y se dirigió al público del Olímpic en catalán, su lengua: "¡Badalona, viva Cataluña! Gracias a todos los que habéis venido aquí, les quiero a todos". Aunque es una velada celebrada en tierras catalanas, el idioma utilizado por los presentadores era el castellano. Rápidamente, las redes sociales se llenaron de comentarios catalanófobos dirigidos a Lloveras, que siempre ha sido un fiel defensor de Catalunya.
"También es verdad que mucha gente me ha reconocido el hecho de que me atreva a dar la cara ya representar a Catalunya, pero siempre hay lo típico que siente Catalunya y te pone la cruz –lamenta–. Hace años leía los comentarios negativos de las redes sociales y me daban rabia, pero ahora ya me da igual", pero ahora me da igual.
No es la primera vez que el luchador, declarado antifascista e independentista, se posiciona a favor de Catalunya: "Mi padre era muy catalán y siempre ponía la bandera en el balcón por la Diada; por eso desde pequeño me he sentido más representado por Catalunya". En su debut en el Ultimate Fighting Championship (UFC) –el circuito profesional de MMA más importante del mundo–, Lloveras ya quiso dejar claro qué nación representaba: “Pedí llevar la bandera, pero no me la llevaron; entonces tuve que coger la bandera de España. nada en contra de España, porque también hay gente maravillosa, pero yo me siento catalán".
Antes de debutar en el UFC, Lloveras también coincidió con el irlandés Conor McGregor –uno de los luchadores más populares de la competición– en el The Ultimate Fighter, "una especie de reality show similar al de Gran Hermano, pero con luchadores". Años más tarde, Lloveras aún recuerda una conversación que tuvo con el irlandés: "El McGregor me vino una vez con una imagen de unos toreros y empezó a decirme «Spain, Spain». Cuando le dije que no me gustaban ni los toros ni España supo qué decir y se fue".
Abner Lloveras, 'King of the streets'
"Hacer MMA ya no me motiva", admite Lloveras. Por eso en los últimos años ha estado buscando nuevos retos. En diciembre del 2022 decidió dar un paso más en su carrera y se decantó por participar en King Of The Streets (KOTS), una competición de luchas clandestinas sin reglas ni normas. "Es peligroso y te puedes hacer mucho daño; el suelo, por ejemplo, es de cemento. Realmente, participar da miedo". Ya ha participado en tres ocasiones y no se cierra a una cuarta pelea, aunque de momento no le han vuelto a contactar desde la organización. "Disfruto más luchando en KOTS que cuando debuté en el UFC, ya que KOTS no me genera ninguna presión. La primera vez iba muy tranquilo porque no tenía que marcar ningún peso y tampoco tenía la necesidad de ganar como cuando debuté en el UFC".
"Me siento bien con 42 años, por eso sigo participando en peleas, aunque sé que no me quedan mucho más", admite Lloveras, que compagina las artes marciales y el gimnasio con la gran responsabilidad de ser padre. "A mi hija creo que no le gusta mucho que luche, pero sé que le sirvo como ejemplo en la vida porque me ha visto perder y luego ganar tres peleas seguidas –destaca–. Aunque el año pasado vio una pelea mía de MMA que perdí y lo pasó muy mal, y ya no las ve." Se espera a saber el resultado.